A la mañana siguiente me tocaba ir al trabajo con él o eso pensé. Al salir de la casa, me di cuenta de que había un chófer esperándome. Supongo que Akira no quiere dar la cara después de todo y fue lo mejor. Anoche estaba convertido en otra persona y fue capaz de abusar de mi otra vez. Cuando creo que ha cambiado un poco, vuelve a ser el mismo ser despreciable de siempre. Es inusual que permita que alguien me lleve, supuse que debía estar muy molesto. Al llegar a la empresa me dirigí a mi área. No lo he visto llegar, quiero asumir que no ha llegado todavía. No quise dar la ronda por la empresa, porque lo más seguro se moleste si lo hago. Estaría demás arrepentirme de lo que hice y dije, pero creo que sí me siento un poco culpable. No toda la culpa la tengo yo, su actitud también está fuera de lugar. Al estar pensando en todo esto, una mujer alta, pelo teñido
Llegué a la casa y me encerré en la habitación para poder descargar lo que sentía. Después de todo realmente es capaz de esto. ¡Lo odio!Después de estar un rato en la habitación, comencé a preparar mi maleta. Quiero irme de aquí. Quizá si voy a la casa de Mr. Jefferson, me pueda quedar un tiempo allá. Será lo mejor, no quiero aguantar un instante más a su lado. Necesito alejarme de todo esto que me causa daño. Preparé la maleta rápidamente, pero al bajar las escaleras, para mi sorpresa, me encontré con Akira.—¿A dónde crees que vas? — su mirada, por más seria o molesta que estuviera, ya no me intimidaba.—Me voy con mi mamá por un tiempo, espero no te opongas— pasé por su lado con la maleta, pero él me la arrebató.—¿T&uac
A la mañana siguiente amanecí junto a Akira, pero a pesar de lo que pasó la noche anterior, aún me siento molesta. Que no piense que así de fácil olvidaré lo que hizo. Me levanté de puntillas de la cama y fui al baño; al salir Akira ya estaba despierto esperando a que saliera. Tal parece que ya tiene medido todos mis movimientos.—¿A dónde vas? ¿No piensas hablarme, corderito? — preguntó el mismo tono sarcástico de siempre.—No tengo que hacerlo. El que me hayas obligado a estar contigo anoche, no implica que cambiarán las cosas.—Tal parece que no fue suficiente lo de anoche, entonces te quedarás conmigo hasta que te haga entender de una maldita vez, que esa actitud conmigo no va — me haló del brazo a la cama.—Siempre tan impulsivo como siempre. ¿Piensas obligarme otra v
Llegó el día más esperado; hoy será mi primera cita para saber cómo va mi embarazo. Estaba muy nerviosa. Akira quiso acompañarme y canceló todas las reuniones para la tarde con tal de venir. Cada minuto que transcurría, más aumentaban mis nervios. Akira se veía bastante inquieto también, no paraba de caminar y dar vueltas por el lugar. Cuando llamaron mi nombre para la oficina del médico, Akira me ayudó a levantarme de la silla y caminamos juntos. Al llegar nos atendió un médico que se veía muy amable.—Buenos días, señora. ¿Es su primera vez aquí? ¿Cómo se siente?—Bien, doctor.—Veo en su expediente que está embarazada. ¿Cuánto tiempo tiene?—Aproximadamente 3 meses, creo.—¿Es su primer embarazo, seño
A la semana me llamó Jefferson para decirme algo importante. Mañana es el cumpleaños de Akira, aún no sé qué pueda regalarle. Pensándolo bien, aún no conozco mucho sobre él. Estamos casados y él conoce más de mí, que lo que yo sé de él. Claro, ignorando la calentura. Quisiera poder preguntarle, pero siempre evade el tema. Jefferson quiere hacerle una fiesta sorpresa, aun sabiendo que a Akira no le gustan las sorpresas. No sé si tome a mal que me quede en silencio sobre eso. Hemos estado en buenos términos, pero es alguien que se molesta de cualquier cosa. Debo buscar una forma de que vaya mañana a la fiesta. Él ha estado toda la mañana en la empresa, quisiera ir para estar un rato con él. Realmente la casa se siente sola cuando no está. Siento necesidad de él. Supongo que no está demás que de vez en cuando lo visite,
Al día siguiente pasé toda la noche pensando en qué podría regalarle. Él tiene dinero para comprarse lo que quiera. No sé qué podría hacerle falta. Tengo que buscar una manera de poder salir de la casa y comprar su regalo, pero no ha salido ni a la oficina. Pensé en una buena excusa, pero lo más seguro quiera acompañarme y si lo hace no podré hacer lo que quiero.—Akira, ¿Puedo ir con mi mamá?—¿Por qué no vamos luego?—Es que mi madre necesita comprar unas cosas y quiere que le acompañe— intenté no mostrar mis nervios.—¿Por qué no ha ido ella con Jefferson? — tengo que pensar en algo pronto.—Porque son cosas de mujeres— puedo asegurar que no me creyó ni una sola palabra.—Te acompañaré a la c
Akira nos miró sorprendido y no sabía distinguir si estaba feliz, o estaba molesto.Por un mínimo segundo su rostro se vio afligido, pero lo cambio rápido. No sé si fui la única que lo pudo notar. Akira comenzó a reír.—¿Así que este era el secreto que tenían guardado? Son pésimos para mentir. Debieron ver sus caras —Supongo que después de todo no se molestó, pero ¿Qué fue esa expresión que hizo hace un momento? No quiero pensar en eso. Me acerqué a Akira para que pidiera un deseo antes de apagar las velas. Akira no paraba de mirarme, su mirada me hacía sentir un poco avergonzada. Cerró sus ojos y pidió un deseo, para luego soplar las velas. Me pregunto ¿qué habrá pedido?—¿Por qué no lo servimos? — sugirió mi madre.
Estuvimos jugando con el gatito por un rato, Akira estuvo más tranquilo. Nos quedamos pensando en un nombre y decidimos que sería Aoi. Se veía muy contento el gatito con ese nombre.—Ya está decidido, será Aoi—dijo Akira acariciándolo.—Es un hermoso nombre— es más compatible por su color de ojos, son igual de azules a los de Akira.—¿Por qué no te arreglas muy hermosa para esta noche?—Está bien. Ya mismo regreso—subí a la habitación.Busqué un traje negro que nunca lo había usado. Ya que es una cena, no creo que tenga que ir como si fuera para una gala. El traje no era tan sencillo, pero tampoco tan cargado. Considero que era perfecto para la ocasión. Me bañé y me maquillé. Akira no había subido a la habitación, supongo que debe estar en
—¿Sabes qué es lo peor? Que todo este tiempo, aún luego de lo que pasó, sigo siendo egoísta. No quiero hacerte daño ni obligarte a estar a mi lado, pero al imaginarte lejos, hace que quiera amarrarte y no dejarte ir. Una parte de mi quiere tu felicidad, pero la otra quiere destruirte. He querido ser alguien diferente, pero mi maldito deseo me consume y ha podido muchas veces más que yo. Ese día que te conocí, me sentí bien atraído por tu cuerpo y tu actitud. Mis ganas de verte arrodillada ante mí eran muchas. Pude ver ese día en ti, la actitud que a mí me faltaba. Quería hacerte sufrir, sentía la necesidad de torturarte. Mis intenciones jamás fueron buenas en ese momento. Las ganas de tenerte, así fuera a la fuerza, podían más que yo. Aun sabiendo que estaba mal, que no debía hacerlo, lo hice. Luego de haberte hecho eso, me sent&iac