Me arranqué el suero y me levanté de la camilla.
—No puedes hacer eso, no estás en condiciones.—A mi tú no me digas lo que tengo o no que hacer, Jefferson.—No te puedo dejar salir de aquí y menos en ese estado.—No te atrevas a meterte en mi camino.—No te atrevas a salir de aquí. Como tu amigo te pido que te calmes.—Como mi amigo te pido que te salgas de mi maldito camino, si no quieres que te lleve por delante.—No te dejaré ir, Akira. ¿Piensas dejar a lisa aquí?—O te mueves y me llevas a donde está Keita, o se me va a olvidar el lazo que tienes conmigo.—Eres terco, Akira. Tu terquedad te va a llevar a la tumba.—Luego que mate a ese hijo de puta, que me lleve el mismo diablo si quiere. Ahora llévame a donde Keita—¿Por qué no lo cortamos en rebanadas? No tardaría mucho de igual manera— reí y acerqué la cuchilla, cortando lentamente pedazo por pedazo —. Debe sentirse muy bien para que hagas esa expresión, Keita. ¿Cómo algo como esto pudo soñar en grande? — corté otro pedazo de sus genitales.Lágrimas bajaban por sus mejillas y continuaba retorciéndose en la silla.—Mataría a cualquier hijo de puta que tenga pensamientos con mi mujer, y más si la tocan— terminé de cortar el último pedazo —. Aquí pondré un torniquete porque aún no te me puedes morir. Debes experimentar los peores dolores y sufrimientos que nadie jamás ha tenido. Te arrepentirás de traicionarme y de haber abusado de mi mujer— ajusté el torniquete—. Jefferson, llévalo a esa mesa.
LisaAl ver llegar a Akira, me pude sentir un poco tranquila.—No vuelvas a hacer esto, por favor.—Estoy bien, no te preocupes, corderito— me besó antes de que pudiera investigarlo.—Akira, ¿ya llegaste de tu paseo? —preguntó el doctor.—Sí, ¿Por qué no me hace un chequeo, doctor? — preguntó sarcásticamente.—Eres un imprudente, Akira. Si sigues con estas cosas, no podré seguir vigilando tu salud—Akira ignoró su comentario y me haló del brazo a la habitación.—Akira, estás sangrando. ¿Te lastimaste la herida? Tenemos que quitarte esta ropa— lo llevé al baño.—¿Por qué no nos bañamos juntos? — preguntó.—¿Vas a seguir con es
Pasó un mes y medio para que a Akira le dieran de alta en la clínica. Su terquedad y su actitud de niño malcriado, provocó que el doctor no quisiera seguir su recuperación de cerca. Cuando dice ser así, no hay quien le quite su mal humor.Akira compró una casa nueva y mandó a Jefferson a vender todas las que tenía, ya que no podíamos volver a allá. Ha estado queriendo desarreglarse en todos los sentidos. He tenido que estar luchando para que controle sus hormonas, ya que desde ese día que estuvimos haciendo eso en el baño, ha estado queriendo más.Se le ha ocurrido la estúpida idea de volver a su negocio, aún sin estar completamente recuperado. Es muy terco. Me ha pedido que sea su asistente en esta nueva empresa, aunque no quiere que tenga contacto directo con ninguno de sus empleados. Desde que pasó el suceso de Keita, no ha querido que n
Por todo el camino Akira ha estado serio, sin dirigirme ni una sola palabra. No veo el momento de llegar a la casa y poder huir de su lado. No sé qué pueda estar tramando y me preocupa lo que intente hacer ahora. El tiempo parecía eterno, mientras que miraba a través de la ventana esperando ver la casa. Al llegar, abrí la puerta del auto y caminé rápidamente a la habitación y me encerré, esperando que Akira no entrara a la habitación, por lo menos no mientras se le pasa su mal humor. Es muy impulsivo y no sé lo que pretenda hacer cuando me vea. Escuché que forzaron la puerta y ese sonido me dio escalofrío.—Akira, será mejor que hablemos el tema mañana, no creo que estés en condiciones de discutir sobre eso hoy. Ve a dormir, me quedaré en esta habitación—le dije a través de la puerta, pero la puerta la abrió.
A la mañana siguiente me tocaba ir al trabajo con él o eso pensé. Al salir de la casa, me di cuenta de que había un chófer esperándome. Supongo que Akira no quiere dar la cara después de todo y fue lo mejor. Anoche estaba convertido en otra persona y fue capaz de abusar de mi otra vez. Cuando creo que ha cambiado un poco, vuelve a ser el mismo ser despreciable de siempre. Es inusual que permita que alguien me lleve, supuse que debía estar muy molesto. Al llegar a la empresa me dirigí a mi área. No lo he visto llegar, quiero asumir que no ha llegado todavía. No quise dar la ronda por la empresa, porque lo más seguro se moleste si lo hago. Estaría demás arrepentirme de lo que hice y dije, pero creo que sí me siento un poco culpable. No toda la culpa la tengo yo, su actitud también está fuera de lugar. Al estar pensando en todo esto, una mujer alta, pelo teñido
Llegué a la casa y me encerré en la habitación para poder descargar lo que sentía. Después de todo realmente es capaz de esto. ¡Lo odio!Después de estar un rato en la habitación, comencé a preparar mi maleta. Quiero irme de aquí. Quizá si voy a la casa de Mr. Jefferson, me pueda quedar un tiempo allá. Será lo mejor, no quiero aguantar un instante más a su lado. Necesito alejarme de todo esto que me causa daño. Preparé la maleta rápidamente, pero al bajar las escaleras, para mi sorpresa, me encontré con Akira.—¿A dónde crees que vas? — su mirada, por más seria o molesta que estuviera, ya no me intimidaba.—Me voy con mi mamá por un tiempo, espero no te opongas— pasé por su lado con la maleta, pero él me la arrebató.—¿T&uac
A la mañana siguiente amanecí junto a Akira, pero a pesar de lo que pasó la noche anterior, aún me siento molesta. Que no piense que así de fácil olvidaré lo que hizo. Me levanté de puntillas de la cama y fui al baño; al salir Akira ya estaba despierto esperando a que saliera. Tal parece que ya tiene medido todos mis movimientos.—¿A dónde vas? ¿No piensas hablarme, corderito? — preguntó el mismo tono sarcástico de siempre.—No tengo que hacerlo. El que me hayas obligado a estar contigo anoche, no implica que cambiarán las cosas.—Tal parece que no fue suficiente lo de anoche, entonces te quedarás conmigo hasta que te haga entender de una maldita vez, que esa actitud conmigo no va — me haló del brazo a la cama.—Siempre tan impulsivo como siempre. ¿Piensas obligarme otra v
Llegó el día más esperado; hoy será mi primera cita para saber cómo va mi embarazo. Estaba muy nerviosa. Akira quiso acompañarme y canceló todas las reuniones para la tarde con tal de venir. Cada minuto que transcurría, más aumentaban mis nervios. Akira se veía bastante inquieto también, no paraba de caminar y dar vueltas por el lugar. Cuando llamaron mi nombre para la oficina del médico, Akira me ayudó a levantarme de la silla y caminamos juntos. Al llegar nos atendió un médico que se veía muy amable.—Buenos días, señora. ¿Es su primera vez aquí? ¿Cómo se siente?—Bien, doctor.—Veo en su expediente que está embarazada. ¿Cuánto tiempo tiene?—Aproximadamente 3 meses, creo.—¿Es su primer embarazo, seño