CAPÍTULO VEINTE
Nos dirigimos hacia la puerta del hostal para reencontrarnos con Jack y Rhonda. En mitad del pasillo nos cruzamos con una pareja joven muy similar a nosotros. Saludamos educadamente y doblamos la esquina hacia la escalera. El Hostal acaba de cerrar. Vemos a la Sra. Coleman colocando el cartel de cerrado sobre el mostrador y como se dirige hacia la puerta para cerrarla. Jack y Rhonda ya están fuera.
— Buenas noches Sra. Coleman. — Sonríe Jasper.
— Que lo paséis bien. — Nos mira. — Rhonda tiene las llaves para que entréis más tarde. — Nos hacia una seña con su mano para que cruzáramos la puerta dónde los dos hermanos nos estaban esperando a pocos metros, y acto seguido, la cierra.
— ¿Qué tal, muchachos? — Nos saluda de
CAPÍTULO VEINTIUNO Corrí detrás de Jack sin importarme Jasper lo más mínimo.— ¡Jack! ¡Jack! — Jack se detiene y se da la vuelta. — ¡Lo siento! No me imaginé que era eso lo que iba a decir.— Mi hermana es demasiado buena. — Niega con la cabeza.Me puse triste.— Y que lo digas... Me siento fatal.— No es tu culpa. Ven conmigo. — Me indica con su cabeza. — Sé dónde está Rhonda.Le seguí.Llegamos de nuevo hasta el Hostal, pero no entramos por la puerta principal, si no que rodeamos la casa hasta llegar a unas escaleras de metal que había en la parte de atrás.<
CAPÍTULO VEINTIDOS Salimos corriendo de la habitación y fuimos a la entrada, Rhonda abrió la puerta y su abuela estaba encendiendo las luces.— ¿Qué ha sido eso, chicos? — Dijo. — ¿Estáis bien?— Tranquila, abuela. Vuelve a la cama. Nosotros vamos a echar un ojo. — Dijo Rhonda mientras la agarraba suavemente y la acompañaba de nuevo a su habitación.Jack y yo subimos las escaleras y vimos una puerta del pasillo abierta. Estaba a pocos metros de mi habitación con Jasper.Fuimos corriendo hacia allí y cuando entramos, vimos a Jasper metido en la bañera, fumando, un rastro de sangre iba desde su posición hasta la cama, dónde vimos el cuerpo de un joven desangrado en la cama. Rápidamente visualizamos a una chica, atada de manos y pie
CAPÍTULO VEINTITRÉSCuatro de Octubre de 2018Quedamos profundamente dormidos tras la intensidad de nuestro momento íntimo. Esa mañana de domingo yo me desperté feliz. No sabría decir muy bien por qué. Retiré las sábanas a un lado y me senté al borde de la cama. Aparté mi pelo despeinado ya con necesidad urgente de ser lavado, y agarré mi teléfono que estaba encima de una de las mesitas. Llamé a mi madre.— ¡Hija! ¿Dónde estás? ¿Cómo te encuentras?— Estoy bien mamá. — Tragué saliva. — Siento mucho haber desaparecido así sin decir nada.— ¿Estás con ese chico, verdad? - Podía notar la preocupación en su voz.— ¿Cómo
CAPÍTULO VEINTICUATROLlegamos al coche, nos montamos, salimos a la carretera y Jasper conduce sin apartar la vista. Solo se mueve para poner la radio. Yo seguía un poco en shock, no sabía a dónde íbamos ni que íbamos a hacer. Pero le pedí un rato de tranquilidad y me lo estaba dando. Así que me limite a disfrutar. Cerré los ojos y baje la ventana. Sentí el aire golpeando mi rostro y sentí como Jasper apoyaba su mano sobre mi muslo. Abrí los ojos acto seguido, mire hacia él y le sonreí. Agarre su mano y la apreté muy fuerte. Extendí mi brazo hasta su cara y acaricié su rostro, entrelacé mis dedos en su pelo, toque su frente, le hice algunas cosquillas en su oreja mientras que el movía su cabeza por culpa de los escalofríos.Llegamos a un mirador. Podían
CAPÍTULO VEINTICINCOJasper levanta su cabeza y me busca con la mirada.— ¿Qué pasa? — Se levanta suavemente y se queda sentado con las rodillas cruzadas. Suspira.— Ven, corre. Es importante. — Le miro a través del cristal y agito mi mano representando la señal de "ven".Jasper se levanta y se mete dentro del coche, en el lado del piloto. Acerco mi móvil hasta él. Jasper lo agarra y lee el mensaje.— Confirma. — Dice convencido.— ¿Así? ¿Sin más? — Pregunto confusa.— Claro. ¿A qué esperas? — Arquea su ceja. — Cuanto antes te ganes su confianza, mejor.— Está bien. — Suspiro. — Dame el teléfono.[Mensaje recibido. C
CAPÍTULO VEINTISEISCinco de Octubre de 2018Jasper seguía en silencio cuando nos alejábamos por el callejón, le tenía agarrado muy fuerte.Por una vez yo estaba tranquila, solo estaba junto a un hombre triste, no estábamos haciendo nada ilegal como Jack y Rhonda en estos momentos.— Vámonos a casa. — Le dije. — Yo conduzco.— ¿Qué casa, Paige? — Baja su mirada en busca de mis ojos. — Yo no tengo casa. De hecho, tú eres mi casa. ¿Por qué no me dejas, después de las cosas tan horribles que he hecho?Me pongo frente a él. Le agarro las manos.— Vuelve a mirarme a los ojos. — Aprieto sus manos. — ¿Qué ves?— Veo a la chica que hace que mi e
CAPÍTULO VEINTISIETE "¿Y ahora qué?" Fue mi primer pensamiento tras subir lentamente las escaleras que llegaban a la entrada de mí casa. Acto seguido, mi madre abrió la puerta y dedicándome una mirada agria y tajante, me dirigí hacia mi habitación.La noche era fría, podía sentir el suave murmullo de los grillos a través de mis ventanas, decidí acercarme al cristal, empañado, y dibujar una J en él.¿Qué estaría haciendo Jasper ahora mismo? Intentaba recrear su presente en mi cabeza, imaginaba su figura rígida y viril caminando entre las sombras del bosque, pero también imaginaba a un pobre enfermo mental sentado en la butaca de un bar, emborrachándose hasta
CAPÍTULO VEINTIOCHO Apenas tuve tiempo de subir hasta mi cuarto porque mi madre ya estaba en la entrada con las llaves del coche preparadas. Algo absurdo ya que Elliott vive a unos quince minutos a pie.Nos subimos en el coche, mi madre se abrochó el cinturón y fijó su vista en la carretera, yo me limité a estar en silencio y preparar un escenario en mi cabeza de la próxima hora de mi vida.— ¡Joder! ¡Qué susto! — Mi madre frena bruscamente haciendo que nos revolquemos del impulso hacia delante. El coche se detiene en seco. Yo llevo mí vista hacia algo en movimiento que llama mi atención: un gato negro. Otra vez.Siempre que veo uno no puedo evitar pensar en Shadow. Me siento culpable porque no pude darle una buena vida, o la oportunidad de vivir, directamente.&