La presentación en TechVizion fue, en muchos aspectos, un éxito. Los inversores mostraron interés en la aplicación y parecían satisfechos con las mejoras en la funcionalidad y estabilidad. Sin embargo, Elena sintió una incomodidad latente mientras respondía a sus preguntas. Sabía que había entregado el resultado esperado, pero también era consciente de todo lo que no había podido mostrar. Todo lo que realmente me apasiona quedó fuera, pensó, mientras escuchaba la charla optimista de Luis sobre los planes futuros.Al finalizar la reunión, Luis se le acercó con una sonrisa profesional, pero ella reconoció en sus palabras la presión implícita que siempre acompañaba sus conversaciones.—Buen trabajo, Elena. Los inversores quedaron satisfechos. Esto demuestra que podemos seguir avanzando sin desviarnos de nuestra meta principal.Ella asintió, pero no pudo evitar que sus pensamientos volvieran al proyecto que trabajaba con Aiden. Sin desviarnos. Esa frase le pesaba. Sentía que el proyecto e
Tras la conversación en el parque, Elena se sentía decidida a tomar riesgos. Las palabras de Aiden seguían en su mente, dándole el impulso necesario para avanzar en su proyecto con una nueva perspectiva. Decidió que empezaría a hacer planes para llevar la aplicación más allá de TechVizion, aunque debía ser cautelosa. Luis, su jefe, no tardaría en notar si desviaba tiempo o recursos hacia ideas que no estuvieran aprobadas.Esa tarde, mientras revisaba los avances de la aplicación con Aiden en el estudio de coworking, recibió una notificación inesperada en su tablet. Un competidor llamado InnovaLink acababa de lanzar una aplicación de realidad aumentada, y las características eran demasiado familiares. Habían lanzado un sistema de interacción en tiempo real, similar a lo que Elena y Aiden habían desarrollado juntos.—Mira esto —dijo Elena, mostrándole la pantalla a Aiden. Su expresión reflejaba la inquietud y el desconcierto que la noticia le provocaba.Aiden observó el contenido de la
A la mañana siguiente, Elena se despertó con una sensación renovada de esperanza. Sin embargo, esa paz se vio interrumpida cuando recibió un correo anónimo que confirmaba sus peores sospechas. En él había pruebas irrefutables de que Carlos había estado filtrando información del proyecto a InnovaLink. Conversaciones privadas y capturas de pantalla demostraban su traición.Le interesaba saber quién era esta persona anónima que compartía la información pero tenía como prioridad hablar con su jefe, ya luego investigaría el correo y quién ha enviado la información. Elena sintió cómo el enojo y la decepción la invadían mientras se trasladaba al trabajo. "¿Cómo pudo hacernos esto?", pensó, apretando los puños. Carlos, alguien en quien había confiado, no solo había robado su trabajo, sino que también había puesto en riesgo todo lo que había construido con Aiden. Una mezcla de tristeza y rabia se apoderó de ella.—Esto no se va a quedar así —se dijo con firmeza, decidida a actuar.Una vez lle
El aroma a café recién molido impregnaba el pequeño local en el centro de la ciudad, donde Elena y Aiden habían elegido reunirse. Las luces cálidas y la suave melodía de jazz creaban un ambiente íntimo, alejado del bullicio y, más importante aún, de las miradas curiosas de TechVizion. Cada rincón del café parecía susurrar secretos, ofreciéndoles el refugio perfecto para trazar su próximo movimiento.Elena jugueteaba nerviosamente con la cucharilla de su taza, observando cómo las ondulaciones del café reflejaban sus propias inquietudes. Sus ojos, normalmente llenos de determinación, mostraban ahora una mezcla de ansiedad y anticipación.—Luis no se quedará de brazos cruzados —murmuró, rompiendo el silencio mientras se cruzaba de brazos—. Conoce cada paso que damos. Intentará bloquear cualquier salida que tengamos del proyecto.Aiden la observó con atención, notando la tensión en sus hombros. Extendió su mano y la colocó suavemente sobre la de ella, transmitiéndole una calma que solo él
El aire dentro de TechVizion se sentía denso, cargado de tensión y miradas furtivas. Elena caminaba por los pasillos con la cabeza en alto, pero cada paso la acercaba más a un abismo desconocido. Las luces blancas y brillantes reflejaban en los cristales de las oficinas, creando destellos que le recordaban las múltiples facetas de la situación en la que se encontraba.Al llegar a su escritorio, encontró un sobre cerrado con su nombre escrito en una caligrafía precisa. Frunció el ceño, tomando el sobre con cautela. Al abrirlo, descubrió una nota breve:"Necesitamos hablar. Sala de conferencias 3. —Luis"Un escalofrío recorrió su espalda. Sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto. Miró a su alrededor, buscando a Aiden, pero no lo vio por ninguna parte. Respiró hondo, intentando calmar el tumulto de emociones que se agitaba en su interior.La sala de conferencias 3 estaba al final del pasillo, alejada del bullicio habitual. Al entrar, encontró a Luis sentado
El sol apenas asomaba en el horizonte cuando Elena despertó. Los primeros rayos de luz pintaban su habitación con tonos cálidos, pero no lograban disipar la inquietud que sentía en su interior. Se giró en la cama y encontró a Aiden profundamente dormido a su lado. Su cabello oscuro caía suavemente sobre su frente, y una expresión serena reposaba en su rostro. Sonrió al recordar cómo, en medio de la tormenta que azotaba sus vidas, habían encontrado un remanso de paz el uno en el otro.La noche anterior volvía a su mente como un susurro. Habían regresado exhaustos después de un día lleno de reuniones y decisiones difíciles. Sin embargo, al cruzar la puerta de su apartamento, algo cambió. Las preocupaciones quedaron atrás cuando sus miradas se encontraron, cargadas de complicidad y anhelos no dichos.—Necesitaba este respiro —había dicho Elena, dejándose caer en el sofá.Aiden se sentó a su lado, observándola con ternura.—Mereces mucho más que eso —respondió, apartando un mechón de cabe
El sonido constante de las teclas resonaba en el silencioso estudio de coworking. Elena y Aiden estaban sentados uno frente al otro, rodeados de pilas de documentos, laptops abiertas y tazas de café a medio terminar. La luz suave de las lámparas de escritorio creaba un ambiente de concentración intensa, reflejando la seriedad de la tarea que tenían entre manos.Los últimos días habían sido un torbellino de actividades. Reuniones interminables con abogados, llamadas telefónicas a testigos potenciales y noches en vela recopilando evidencias. Cada detalle era crucial para construir un caso sólido contra TechVizion y, en particular, contra Luis.Javier entró al estudio con un fajo de papeles bajo el brazo y una expresión mezcla de cansancio y determinación.—Acabo de recibir los últimos informes —anunció, dejando los documentos sobre la mesa—. Nuestros abogados están impresionados con la cantidad de pruebas que hemos reunido.Elena levantó la vista, masajeando sus sienes.—Eso es un alivi
La ciudad de México apenas despertaba, pero en el pequeño apartamento de Elena Morales, las primeras luces del amanecer ya se colaban por las persianas, dibujando sombras geométricas sobre las paredes blancas y ordenadas. Todo en su espacio era meticuloso, cuidadosamente organizado, reflejando la mente de su propietaria. Elena, una ingeniera de software de 28 años, se despertaba siempre a la misma hora, sin necesidad de un despertador. Su cabello castaño oscuro, que normalmente llevaba recogido en un moño, caía desordenado sobre sus hombros mientras se desperezaba. Con sus grandes ojos oscuros, observaba el techo por un momento, organizando mentalmente las tareas del día. Hoy era un día importante: la startup en la que trabajaba, TechVizion, presentaría la nueva función de realidad aumentada en la que ella había trabajado meticulosamente durante meses. La presión sobre sus hombros era palpable, pero su mente lógica y estructurada encontraba consuelo en el orden y la rutina. Elena