Oaxaca, Oaxaca
Alondra se encontraba abriendo un bote de helado de almendras, introdujo la cuchara cuando escucho su móvil vibrar, corrió a buscarlo pensando que era de Álvaro, su corazón latió con fuerza ante la posibilidad. Torció sus labios cuando se dio cuenta que se trataba de Emilio, sintiendo un poco de decepción, puso el altavoz para poder seguir comiendo su helado.
Alondra: Hola —saludo sin emotividad.
Emilio: Hola linda, ¿sucede algo?
Alondra: No nada. —Suspiró con tristeza. Hacia una semana que él se había ido y ya sentía quelo añoraba mucho. ¿Se te ofrece algo?
Emilio: Si deseo comunicarte que me acaban de m****r un correo pidiendo que nuestros productos viajen al sureste. A la expo de gastronomía que habrá, estoy muy emocionado porque la línea, por la que tanto trabajaste comenzará a distribuirse en otros estados.
Una gran necesidad de Al, hizo a Álvaro sorprenderla, pequeños detalles que llenan el alma de fortaleza, así como Daniel buscó a Azul. Apareció Juanjo, fortalecido, buscando venganza ¿Lo logrará? Te invito a dejar una reseña, eso me ayuda mucho. Gracias.
Oaxaca, Oaxaca. «Debes saber algo—. Álvaro inhaló profundo tratando de relajarse ante la excitación que lo recorría. — ¿Qué debo saber? —lo cuestionó, respirando agitada. —No vine solo. —Tomó una cucharada de helado y se la llevó hasta su boca. — ¿De quién se trata? —Alondra observó intrigada a Álvaro». —Deseo que conozcas a alguien—la sujetó del rostro y la besó. — ¿Tiene que ser justo en este momento? —Alondra lo tomó por la cintura, comenzando a bajar sus manos hacia sus glúteos. Álvaro reprimió el quejido que estaba por salir de su garganta, además de sentirse sorprendido, al sentir como su mano viajaba despacio hacia adelante, rozando su masculinidad con delicadeza. —Es importante, lo prometo, sino en este mismo momento te desnudaba y t
—Buenas noches—Alondra las interrumpió con el rostro afligido. —Hola—Beu’ respondió en tono alegre al escucharla, pero en cuanto la observó supo que algo le sucedió. —Necesito hablar con alguien. —Su voz se quebró. Beu' volteó a ver la mujer con la que se encontraba, la cual esbozó una pequeña sonrisa. —Hola Alondra, buenas noches, mi nombre es Aitana Roblero, soy Psicóloga, puedo escucharte si así lo deseas. —Además que ella es la fundadora de este lugar—Beu' intervino—, aprovecha que está aquí, porque radica en Colombia. — ¿Vamos? —Aitana indicó el camino a la casona. —De acuerdo. —Alondra se encaminó hacia el consultorio que ya conocía. Aitana encendió la luz del lugar, ambas tomaron asiento de forma simultánea. La terapeuta observó morderse el labio a la joven, además de tocarse de manera constante
Ciudad de México. Aline acababa de llegar de hacer guardia en el instituto donde trabajaba. Moría por llegar a recostarse y dormir un poco, luego trabajar toda la noche. Deseaba tanto olvidarse que Aldo ahora era su jefe y que pretendía hacerle la vida miserable, no comprendía como demonios le había hecho para que le negaran el divorcio. Estaba por sacar ropa cómoda cuando llamaron por el interfón de su departamento. —¿Quién es? —preguntó. —Soy Alfonso, tu padre. —Pasa —respondió sin mucho ánimo. Un par de minutos después tocaron a su puerta. —Hola papá— Saludó algo distante. — ¿Cómo has estado? — ¿A qué debo tu visita? —Veo que aún estás resentida conmigo. Aline lo miró seria. —Me casé
Ernesto y Aline salían en compañía de Doña Ofe y Paula María, de la residencia de Álvaro, cuando el auto de Andrés se interpuso para que no avanzaran. —Este imbécil ¿cree que somos de plástico o qué? —Ernesto cuestionó al tener que frenar rápido, para no impactarse. El hombre iracundo se bajó para enfrentarlos. —Vine por mi mujer —exigió. —Ella no se encuentra con nosotros ya se fue —doña Ofe gritó desde la ventanilla del auto. —Me están mintiendo—Andrés afirmó. —Vete de aquí, estas ebrio por favor deja de hacer espectáculos, traemos a una pequeña y las damas aquí presentes no tienen por qué soportarte. Andrés se acercó a Ernesto al escucharlo hablar. — ¿Y tú quién eres para decirme lo que tengo que hacer? —Lo que me faltaba un borracho necio. Ernesto se ba
Al siguiente día. Alondra se encontraba en la chocolatera ayudando a Emilio que estaba como loco tratando de que el embarque de chocolates estuvieran bien empacados. Debido a la fragilidad de las piezas al ser bomboneras artesanales de ‘Barro negro’. Producidas en el estado y otras de ‘Talavera’ pintadas a mano, procedentes de la ciudad de Puebla. Enviadas de empresas pequeñas con una gran necesidad de salir adelante, las cuales Alondra conoció cuando vivió allá. Observó a Emilio que gritaba por donde quiera que anduviera. Ella resopló mientras destapaba una deliciosa trufa rellena de jalea de fresa con pequeños trozos de frutos rojos secos. Observó la etiqueta con el nombre de la chocolatera ‘Xocolatl’, vocablo del Nahuatl, que quiere decir agua espumosa. Después observó la marca que ella había registrado como ‘AlerN’, se sintió tan orgullosa de comenzar a importar sus productos.
A la mañana siguiente Alondra bajó para desayunar al restaurante del hotel y dirigirse después a su trabajo, cuando Álvaro ingresó, después de haber leído un mensaje que ella le envió. Regresó de la calle, para acompañarla a desayunar. Tomó asiento frente a su chica, con la vista hacia el jardín. —No sentí a qué hora te levantaste. —Tenía un asunto importante que atender —Álvaro respondió con calidez. — ¿Y de qué se trata? —la joven cuestionó. Álvaro hizo un movimiento con su cabeza, para que ella volteara a ver hacia la entrada, mientras él sonreía. Entonces la joven giró su cabeza y la vio… — ¡Alondra! Escuchó a Paula María gritar su nombre y la vio correr en dirección a ella emocionada. Alondra se puso de pie correspondiendo a esa sonrisa y se movió en dirección a la pequeña. A continuación se a
Minutos después se retiraron del lugar. Emilio las observó desde su oficina salir, sintiendo una profunda decepción hacia Alondra. — ¿Por qué me toca perder siempre a mí? —reprimió la sensación que lo abordaba. Salieron a caminar por las calles del centro, buscando un lugar para comer. — ¿Qué te apetece? —Alondra le preguntó. — ¿Podría ser una hamburguesa o pizza?, pero prometes no decirle a mi papi que comimos pizza. — ¿Por qué? —frunció el ceño la joven. —Porque ayer la abuela me llevó a comer pizza también— Sonrió divertida. —Quizás podríamos acompañarla con una ensalada —ella propuso. —Mejor con una papas—Paula sugirió. —Tenemos que evitar que te enfermes del estómago y si comes papas y pizza te sobre cargarás. — ¿Te gusta el sushi? —indagó. —Sí, pero m
«Una vez dijo un sabio que para ser fuerte no es necesario cargar mucho peso. Con levantar el tuyo cada vez que te caigas, es suficiente». Anónimo ◦◦◦◦◦◦◦◦ Colocó las manos en la cabeza, sintiendo el sudor sobre su rostro, observó a su alrededor viendo a Pau y a Álvaro dormir abrazados. Se levantó con cuidado para no hacer ruido a lavarse la cara, mientras se encontraba en el tocador observó su rostro desencajado. — ¿Será real esto que soñé? —se cuestionó. S