Al siguiente día.
Alondra se encontraba en la chocolatera ayudando a Emilio que estaba como loco tratando de que el embarque de chocolates estuvieran bien empacados.
Debido a la fragilidad de las piezas al ser bomboneras artesanales de ‘Barro negro’. Producidas en el estado y otras de ‘Talavera’ pintadas a mano, procedentes de la ciudad de Puebla. Enviadas de empresas pequeñas con una gran necesidad de salir adelante, las cuales Alondra conoció cuando vivió allá.
Observó a Emilio que gritaba por donde quiera que anduviera. Ella resopló mientras destapaba una deliciosa trufa rellena de jalea de fresa con pequeños trozos de frutos rojos secos. Observó la etiqueta con el nombre de la chocolatera ‘Xocolatl’, vocablo del Nahuatl, que quiere decir agua espumosa.
Después observó la marca que ella había registrado como ‘AlerN’, se sintió tan orgullosa de comenzar a importar sus productos.
Comenzamos con los preparativos para la celebración del CAM, además que está por llegar el alma de la fiesta. Doña Ofe y Pau.
A la mañana siguiente Alondra bajó para desayunar al restaurante del hotel y dirigirse después a su trabajo, cuando Álvaro ingresó, después de haber leído un mensaje que ella le envió. Regresó de la calle, para acompañarla a desayunar. Tomó asiento frente a su chica, con la vista hacia el jardín. —No sentí a qué hora te levantaste. —Tenía un asunto importante que atender —Álvaro respondió con calidez. — ¿Y de qué se trata? —la joven cuestionó. Álvaro hizo un movimiento con su cabeza, para que ella volteara a ver hacia la entrada, mientras él sonreía. Entonces la joven giró su cabeza y la vio… — ¡Alondra! Escuchó a Paula María gritar su nombre y la vio correr en dirección a ella emocionada. Alondra se puso de pie correspondiendo a esa sonrisa y se movió en dirección a la pequeña. A continuación se a
Minutos después se retiraron del lugar. Emilio las observó desde su oficina salir, sintiendo una profunda decepción hacia Alondra. — ¿Por qué me toca perder siempre a mí? —reprimió la sensación que lo abordaba. Salieron a caminar por las calles del centro, buscando un lugar para comer. — ¿Qué te apetece? —Alondra le preguntó. — ¿Podría ser una hamburguesa o pizza?, pero prometes no decirle a mi papi que comimos pizza. — ¿Por qué? —frunció el ceño la joven. —Porque ayer la abuela me llevó a comer pizza también— Sonrió divertida. —Quizás podríamos acompañarla con una ensalada —ella propuso. —Mejor con una papas—Paula sugirió. —Tenemos que evitar que te enfermes del estómago y si comes papas y pizza te sobre cargarás. — ¿Te gusta el sushi? —indagó. —Sí, pero m
«Una vez dijo un sabio que para ser fuerte no es necesario cargar mucho peso. Con levantar el tuyo cada vez que te caigas, es suficiente». Anónimo ◦◦◦◦◦◦◦◦ Colocó las manos en la cabeza, sintiendo el sudor sobre su rostro, observó a su alrededor viendo a Pau y a Álvaro dormir abrazados. Se levantó con cuidado para no hacer ruido a lavarse la cara, mientras se encontraba en el tocador observó su rostro desencajado. — ¿Será real esto que soñé? —se cuestionó. S
La joven se dejó caer al suelo con lágrimas en los ojos. Daniel se agachó para poder verla a los ojos. —Respóndeme Azul, por favor. Es hora de que lo afrontes. La chica lo miró a los ojos. —Responde. —Desde hace casi dos años, Andrés comenzó a presionarme con mi físico, dijo estando tan gorda como estaba no era una mujer atractiva. —Sollozó. —Eres una mujer hermosa. —Acarició su rostro. —No, no, es verdad, estoy obsesa, por eso debo cuidarme mucho, para no subir de peso. —Limpio su rostro son el dorso de su mano. —Quien quiera que solo vea tu exterior se queda corto con la belleza que tienes por dentro. Tienes que confiar en quien eres y si te gusta ser delgada recurrir a otras formas para que puedas mantenerte como buscar a un especialista de la salud. No tratando de hacerlo sola, como puedas. —La vi
Ernesto condujo su auto hasta la ciudad de Oaxaca, viajaba en compañía de su novia Aline. Una gran zozobra lo invadía al no saber qué había sucedido con su hermana, había tenido que esperar a que Sandy, su jefa le diera el permiso para ausentarse un par de días de sus actividades. Luego de 9 horas llegaron al hotel en el que se hospedaba. Tocaron a la puerta, fue Farah quien abrió. Ernesto la miró sin poder pronunciar una sola palabra al verla, solo sintió las fuertes palpitaciones que dio su corazón. —Mamá —expresó sin pensar en lo que decía. Farah se sorprendió al escucharlo, recordaba con tristeza la última vez que lo había visto refiriéndose a ella como ‘señora’. —Busco a mi hermana. —Claro pasa. —Farah lo miró a los ojos con nostalgia. —Gracias —el joven respondió adentrándose a la suite, sin volver a mirarla. Alondra e
En algún lugar del norte del país. —Tenemos noticias. —Uno de los hombre de Juanjo se acercó a él—parece que la chica que busca estuvo viviendo en Puebla, el vigilante de una prestigiosa universidad la reconoció. —Interesante, parece que nos vamos acercando a su paradero— Juanjo miró complaciente ante las noticias al informante. —Tus días de tranquilidad están por finalizar, Alondrita, ojala estés preparada para nuestro reencuentro, porque no tendré piedad de ti —expresó con voz osca. *** Ciudad de México. Álvaro se encontraba sentado en su silla empresarial, frente a su escritorio esperando a que encendiera su ordenador. Miró hacia la ventana que daba el jardín, recordando el rostro de Paula María lleno de tristeza cuando tuvo que despedirse de Alondra. Le rogó que la dejaran con ella, pero debido al cua
Que todo lo bueno, te siga, te encuentre, te abrace, y se quede contigo… Y el resto pase de largo… Anónimo ◦◦◦◦◦◦◦◦◦ —Vamos cariño tienes que comer—doña Ofe se dirigió a Paula María, pero la pequeña se negó a comer—. Anda mi vida tienes que alimentarte. Paula la observó con los ojitos llenos de lágrimas. Negó con su cabeza. —No tengo apetito. —La niña empujó el plato alejándolo de ella. —Pero si la señora Mary preparó lo que más te gusta, para cons
Por la tarde. Doña Ofe se encargaba con gran emoción de dar indicaciones específicas sobre la comida que se prepararía, chiles en nogada, platillo típico de la ciudad de Puebla, ya que esperaban visitas. Luego de eso subió para corroborar que Paula María se estuviera arreglando y ella poder hacer lo mismo. —Ándale mija, apúrate —solicitó—. No deben tardar en llegar —manifestó. Pau afirmó con su cabeza, contando las horas para que pudiera ver a Alondra y preparar lo que quedaron. Álvaro ingresó a la habitación al escucharlas. — ¿Todo listo? —indagó. —Sí mijo, ya vienen en camino —refirió con emoción. —Me alegra, hace ya un par de años que no las veíamos, pero sabes que les tenemos muchocariño, voy abajo con Arnulfo, para evitar que no se vaya a dormir. Pau sonrió al esc