En algún lugar del norte del país.
—Tenemos noticias. —Uno de los hombre de Juanjo se acercó a él—parece que la chica que busca estuvo viviendo en Puebla, el vigilante de una prestigiosa universidad la reconoció.
—Interesante, parece que nos vamos acercando a su paradero— Juanjo miró complaciente ante las noticias al informante.
—Tus días de tranquilidad están por finalizar, Alondrita, ojala estés preparada para nuestro reencuentro, porque no tendré piedad de ti —expresó con voz osca.
***
Ciudad de México.
Álvaro se encontraba sentado en su silla empresarial, frente a su escritorio esperando a que encendiera su ordenador. Miró hacia la ventana que daba el jardín, recordando el rostro de Paula María lleno de tristeza cuando tuvo que despedirse de Alondra. Le rogó que la dejaran con ella, pero debido al cua
Juanjo comienza a tener pistas de Alondra ¿la encontrara? Dos delincuentes menos para ellos con Karla y doña Luisa tras las rejas. Pagarán por lo que hicieron. Debe haber justicia.
Que todo lo bueno, te siga, te encuentre, te abrace, y se quede contigo… Y el resto pase de largo… Anónimo ◦◦◦◦◦◦◦◦◦ —Vamos cariño tienes que comer—doña Ofe se dirigió a Paula María, pero la pequeña se negó a comer—. Anda mi vida tienes que alimentarte. Paula la observó con los ojitos llenos de lágrimas. Negó con su cabeza. —No tengo apetito. —La niña empujó el plato alejándolo de ella. —Pero si la señora Mary preparó lo que más te gusta, para cons
Por la tarde. Doña Ofe se encargaba con gran emoción de dar indicaciones específicas sobre la comida que se prepararía, chiles en nogada, platillo típico de la ciudad de Puebla, ya que esperaban visitas. Luego de eso subió para corroborar que Paula María se estuviera arreglando y ella poder hacer lo mismo. —Ándale mija, apúrate —solicitó—. No deben tardar en llegar —manifestó. Pau afirmó con su cabeza, contando las horas para que pudiera ver a Alondra y preparar lo que quedaron. Álvaro ingresó a la habitación al escucharlas. — ¿Todo listo? —indagó. —Sí mijo, ya vienen en camino —refirió con emoción. —Me alegra, hace ya un par de años que no las veíamos, pero sabes que les tenemos muchocariño, voy abajo con Arnulfo, para evitar que no se vaya a dormir. Pau sonrió al esc
Si me ves por alguno de tus pensamientos, abrázame que te extraño. Julio Cortázar **** Oaxaca, Oaxaca. Cuatro días después: Los días siguientes para la joven no fueron sencillos, por lo que decidió tomarse un par y no asistir a la oficina, evitando discutir con Emilio, a quien se le estaba haciendo costumbre hacerlo. El insomnio y la falta de apetito, además, de algunas otras cuestiones clínicas se hicieron presentes, cosa que el psiquiatra le explic
Oaxaca, Oaxaca. Farah se encontraba esperando sentada en la sala del CAM a Alondra, mientras ella tomaba terapia con Beu’. Se puso de pie para dar un recorrido por el lugar, ahí pudo observar una pequeña cocina, en donde un grupo de chicos preparaban algunos postres. Imaginó que era a quienes su hija ayudaba a emprender un negocio, para que salieran adelante. Sonrió orgullosa al inhalar el delicioso aroma de los panecillos que ya estaban horneándose. Luego de verlos a través del cristal donde se encontraban, continuó conociendo los espacios de la gran casona en la que se encontraba uno de los lugares preferidos de su hija. Desde donde se encontraba, las risas de algunos de los jóvenes se escucharon, se encaminó hacia el salón de donde provenían, ahí pudo observar algunos cuadros los cuales parte de los chicos habían pintado, se quedó pasmada cuando observó la firma de Azul, sobre uno de ellos. Cada trazo qu
—Gracias, yo también la quiero, de la misma manera, como a la abuela que nunca tuve. —Pues deja te digo que para quererme de esa manera, nunca te he escuchado que me llames así. —Doña Ofe refirió. —Tienes razón… Abuela— Daniel sonrió emocionado al pronunciar esas palabras, se acercó a ella y la abrazó, —Oye mijo ¿Cómo vamos con el favor que te pedí?, me urge. —Ya está todo listo, el modelo es el que le gustó en un par de días todo estará dispuesto. Doña Ofe, aplaudió emocionada al escuchar a Daniel. Ernesto se encontraba jugando cartas, junto con Aline y Pau, sonreían alegres. Álvaro disfrutaba de ver a su pequeña divertirse, luego de extrañar tanto a Alondra, era bueno que se divirtiera. — ¿Listo para partir? —Arnulfo preguntó. —Ya casi tengo todo en orden, por eso he esta
Cinco días después. Alondra se encontraba en la chocolatera, preparando un pedido que tenían para enviar. En compañía de control de calidad, cuidaban con suma delicadeza que las bomboneras no tuvieran detalles, ni desportilladuras. Emilio la observó, desde lejos relacionarse con sus compañeros, decidió que mantener ciertos límites con la joven, sería lo más sano. Interactuando solo de manera profesional con ella, aunque para él eso era algo difícil, pues aún mantenía el sabor de sus labios, pero por el bien de la empresa debían seguir de esa manera. Luego de ahí la joven se dirigió al CAM, para continuar con los preparativos de la celebración que se venía. Les quedaban tres semanas para tenerlo todo listo. Se encontraba en compañía de Beu’ eligiendo algunas de las fotografías que iban a m****r a aumentar de tamaño. En ese momento observó a un apuesto hombre salir del consulto
La joven agachó su rostro, y dirigió la dureza de él hacia sus labios, comenzando a darle caricias delicadas, primero lentas, hasta ir aumentando poco a poco su ritmo. —Basta cariño, no sigas por favor —él suplicó agitado, entonces ella paró. Se levantó acercándose para volverlo a besar. Álvaro se colocó sobre Alondra con cuidado de no cargar su peso, para adentrarse en la tibieza de su interior. Un par de lágrimas la recorrieron al sentir como iba invadiéndola, no solo con su masculinidad, sino con todo su ser. Él limpió las lágrimas que corrían por su chica. — ¿Te estoy lastimando? —preguntó. Ella negó, moviendo su cabeza. —Me siento completa de nuevo —mencionó con dulzura—. Mi lugar está a tu lado. Álvaro sintió una emoción inexplicable al escucharla pronunciar esas palabras. —Dios, me h
Luego de regresar de dejar a Pau con Doña Ofe. Álvaro regresó a la habitación con su chica, al verla sentada pensativa, se preocupó. — ¿Qué sucede cariño? —Yo... le tengo miedo a los lugares grandes con agua —explicó nerviosa. Álvaro se acercó a abrazarla. — ¿Quieres hablarlo? Alondra cerró sus ojos rememorando la causa de su temor. —Esa mujer me reprendía de forma constante sumergiéndome el rostro en grandes bandejas con agua. Yo… luchaba como podía ante la desesperación de no poder respirar, al sentir sus manos sujetándome para evitar que saliera. —Alondra limpió las lágrimas que corrieron por su rostro. Álvaro comenzó a sentir como se iba llenando de frustración al escucharla narrar, de nuevo un pinchazo en su pecho se clavaba, al conocer más el pasado de su mujer. —Yo te voy a cuidar, si deseas entrar con nosotros