De inmediato se movió con agilidad, corriendo hacia ella para sostenerla entre sus brazos y evitar que se diera un fuerte golpe. En cuanto la estrechó dirigió su mirada hacia su rostro en ese momento observó la capa de sudor que la cubría. Caminó cargándola hasta su cama, al recostarla, la joven comenzó a reaccionar, quejándose debido a la alta temperatura que tenía, además de los grandes ataques de tos que recurrían. Situación que a Álvaro preocupó.
A continuación, volvieron los delirios de los que ya había estado emergida desde que llegó al hotel y se recostó. Justo como cuando enfermó en la casa de él.
Balbuceaba cosas que él no comprendía, además de observarla tratando de respirar con dificultad.
Álvaro tomó de inmediato el teléfono, para solicitar que un médico la asistiera. Mientras llegaba corrió a la ducha para humedecer una toalla facial y colocársela sobre su frente. Se sintió tan impotente al no poder au
Inevitable no sentir. Esperemos que después de todo lo que le sucedió, se tranquilice y puedan charlas mis adorados AlDra
Estiró su mano para recibir el medicamento, mientras él destapaba la bebida, colocó las pastillas en su boca y dio un trago. Se recargó sobre las almohadas cerrando los ojos. Álvaro se sentó en el sillón que estaba frente a la cama, observándola. Alondra cambió de posición intentando buscar un mejor ángulo para que no retumbara más el dolor que tenía. Se acurrucó en la cama, en ese momento sintió como le colocaba una cobija. —Cuando te vayas cierra bien. Álvaro sonrió al escuchar la forma tan amable que tuvo para correrlo. —Descansa— Besó su frente. La piel de la joven se enchinó al sentir sus labios sobre ella. Minutos después, no pudo evitar abrir los ojos para revisar si se encontraba aún ahí y así fue, estaba sentado en ese sillón, recargando la cabeza sobre el respaldo dormitando. Entonces cerró los ojos y durmió profundo.
Ernesto caminaba por la colonia Polanco de la ciudad de México, estaba por subir a su auto, cuando dos sujetos se aproximaron a él, aprovechándose de que se encontraba, en penumbras debido a la hora en que salía de su trabajo. El joven los observó acercarse por los vidrios de su auto de inmediato se alertó. —Mira hermano un niño bonito —uno de los sujetos externó al otro, quien se limitó a observar. — ¿Qué quieren? —Ernesto cuestionó en tono seco. —De ti nada, solo deseo que le hagas llegar un mensaje a alguien. Ernesto lo miró desconcertado. —Dile a ella que estamos aquí— El hombre giró para retirarse. Ernesto se volteó para abrir rápido su auto. Entonces el sujeto regresó y lanzó su puño sobre el rostro del joven quien se fue de espaldas; a continuación, el tipejo lo tomó por las solapas de su traje y lo aventó en dirección al suelo, de inmediat
—No se pueden subestimar las amenazas de nadie. —Arnulfo lo observó serio—, no creo que se hayan confundido—. Podría ser un mensaje dirigido para Alondra— Se quedó pensativo—, aunque el modus operandi, no coincide con la gente de Juanjo, habrá que ponerte vigilancia. —Me frustra que esos desgraciados estén libres como si nada. —Aline frunció el ceño indicando molestia. —No, no lo creo—Ernesto comenzó a rememorar lo sucedido. — ¿Por qué lo piensas? —Tenían un acento extranjero, como el de… —Volteó a ver a su madre—, no sé cómo no lo recordé antes. —Resopló con preocupación. Farah cerró los ojos al hacerse verdad sus sospechas, sabía que esto iba más allá de la amenaza de ellos, su pecho dolió al conocer de quién se trataba, inhaló con profunda nostalgia sin poder decir nada. —Tienes que levantar una denuncia para que los detengan. —Arnulfo pidió al
Azul manejó durante dos horas y media por la carretera deseando alejarse de su verdugo. Ya no soportaba más que la tocara o la presionara, para que ella hiciera lo que él deseaba, sin lugar a dudas reconoció que desde hacía mucho tiempo ya no sentía nada por él. Mientras conducía las lágrimas escurrieron por montones. Recordó la reunión a la que había acompañado a Andrés, se sentía tan ajena a todo, por más que trató de adentrarse a la conversación de las esposas de sus compañeros, sus eran frívolas y banales la hacían ver en repetidas ocasiones, el reloj para salir de ahí. Caminó en dirección a la terraza a tomar un poco de aire, sacó su móvil observado una foto de Daniel, tenía tantas ganas de escuchar su voz, pero hacía un par de semanas que él no respondía a sus llamadas ni a sus mensajes, eso ocasionó en ella un gran dolor. Deseaba tanto verlo, entonces volteó en dirección a donde se enc
Ciudad de México. Farah se arreglaba para esperar la llegada del teniente, cuando tocaron a su puerta corrió a abrirla pensado que se trataba de él, pero fue sorprendida por sus hijos. —Veo que te sorprendimos. — ¿Por qué Dalii? ¿Por qué tuvieron que golpearlo? —preguntó furiosa. —Deseábamos que te llegara el mensaje que traemos de nuestro padre, tu marido. —Haidar la tomó por el brazo presionándola con fuerza. —Ese hombre ya no es nada mío. —Farah se soltó de su agarre, haciendo un movimiento brusco. —No puedo creer lo que dices— Haidar la miró atento a los ojos, con la cara, llena de irá. —Pues velo creyendo. —Farah acercó su rostro al de Haidar, devolviéndole la mirada. —Sabes que él nos envió, para acabar con esos bastardos que son tu deshonra —Haidar escupió. &nbs
Puerto Escondido, Oaxaca. Álvaro acarició el cuello de Alondra mientras la tenía sentada sobre sus piernas, faltaba tan poco para que él regresara a la ciudad que deseaba no separarse de ella bajo ninguna circunstancia. Sintió una gran tranquilidad al verla casi recuperada por completo. Durante las dos semanas que se quedó con ella, la obligó a permanecer recostada, hizo que se alimentara bien, además de estar pendiente de su medicación. Salieron un par de veces cuando el clima se sentía cálido para observar la puesta del sol. Y ahí entre sus brazos Alondra encontraba su lugar. —Te voy a extrañar mucho —la joven pronunció con tristeza. —Yo más. —Álvaro la observó con ternura. —No sé cómo pude sobrevivir tanto tiempo, sin ti. —La chica inclinó su mirada con tristeza. —Porque eres una mujer muy fuerte, que encontró cómo darle sentido a su dolor y
Dos días después. Azul se encontraba en su estudio, su playlist sonaba con «Without you» byMariah Carey. Cada línea de la canción se coló en lo más profundo de su ser, al escuchar la melodía. «No puedo vivir, si vivir es sin ti No puedo vivir, no puedo dar más Puedo ' No vivo si vivir es sin ti No puedo dar, no puedo dar más». Cerró sus ojos por unos instantes, cuando los abrió comenzó a aventar pintura al par de lienzos que pintó con el retrato de Daniel, para borrar su rostro. Después de tomar un exacto, lo insertó en ambas obras dejando sin rastro alguno de él. Luego que se calmó colocó otro lienzo, comenzó a dibujar, sin resultado, ya que lo único que lograba era una nueva versión de él. Estaba por aventar más pintura, cuando un par de manos la tomaron por sorpresa por la espalda y la g
Andrés logró tomar uno de los brazos de la joven tirando de ella. —Mira que espectáculo estamos dando, es demasiado vergonzoso, te estoy diciendo que es hora de irnos. —Estiró su brazo logrando alcanzar uno de ella y la jaloneó. —No te atrevas a tocarla. La voz de Daniel lo sorprendió, además de la fuerza con la que tiró de él separándolo de Azul con brusquedad. —No te metas— Andrés lo volteó a ver con antipatía. —Claro que lo hago, es evidente que te la estás queriendo llevar en contra de su voluntad, ¡que no se te olvide que soy abogado! —lo retó mirándolo a los ojos furioso. —Es mi mujer. —Eso no te da ningún derecho, no te pertenece —respondió de inmediato Daniel. —Basta. —Doña Ofe intervino—. Azul, cariño, mírame a los ojos por favor— La abuela la comenzó a alejar de los brazos de Álvaro. Entonces