Mientras el equipo de Arnulfo revisaba la casa de que no hubiera micrófonos; llegó un mensaje de Daniel. Álvaro sintió como si una cubeta de agua fría cayera sobre él, desbloqueó su móvil y lo leyó.
«Llegamos hace un rato, estamos en mi casa… ojalá pronto puedas recuperarlas a ambas, lamento por lo que pasan».
Álvaro presionó su móvil, se estremeció, como si se ahogara, deseaba tanto poder hablar con ella. Se encaminó hacia su habitación, y salió al balcón para tomar el aire que sentía que le hacía falta, ya que no podía con la sensación de ahogo que lo invadía. Colocó sus manos en el barandal, sin darse cuenta las lágrimas comenzaron a correr sobre él. Observó la claridad de la luna en ese momento lo empezó a embriagar una profunda nostalgia. «Perdóname mi bella», pensó para sí mismo. Desde la soledad de su alcoba, comenzó a liberar lo que lo agobiaba, abriéndose al dolor y la desesperación. La preocupación por su hija lo carcomía
Todo un caos en la casa de Álvaro, ahora que Ernesto fue un golpe muy duro para él. Ojalá que logren dar con Pau. Saludos con cariño.
El móvil de Álvaro volvió a sonar, observó que se trataba de un video nuevo de Juanjo, sintió una palpitación punzante sobre su pecho al pensar que tenía que verlo. Arnulfo sostuvo el móvil de las manos de su sobrino, al ver su rostro desencajado por la inmensa angustia que eso representaba al ver a Paula desvalida. Arnulfo conecto el móvil de Álvaro a un equipo especial para escuchar con mayor atención cualquier sonido que pudieran identificar y dar con ellas. La imagen de la niña atada a una silla con sus ojitos vendados les rompió el corazón, dirigió unas palabras a su papá pidiendo ayuda. —Dios—Álvaro pronunció con agonía—. Mi pequeña—llevó sus manos a su rostro, entonces tomó asiento, necesitando que algo lo sostuviera. Minutos después la llamada de Juanjo los hizo alertarse a todos. —Listos —Karyme mencionó. Álvaro:
Alondra se encontraba ayudando a Daniel en su despacho, comenzaba a sentir interés por los asuntos legales que manejaba. Estando ocupada sus pensamientos no la abordaban y le daba tranquilidad. Daniel por su parte le asignó un sueldo a Alondra, así como la alentó a terminar sus estudios asistiendo por las mañanas a una universidad de prestigio, en la que él le ayudaría, la joven acordó en pagarle hasta el último centavo que pusiera. Además de eso se inscribió a un curso de cocina internacional, asistiendo los sábados y domingos, eso la ayudaba a mantenerse ocupada. Daniel por su parte había semanas que viajaba a la ciudad de México para atender sus casos, por lo que ella comenzó a aprender a sentir la soledad como algo positivo en su vida. Salía al parque a tomar clases de Yoga, eso la comenzó a ayudar a controlar la ansiedad que se apoderaba de ella cuando dirigía sus pensamientos haci
—Tengo mis dudas sobre su calidad de víctima— frunció el ceño. Arnulfo externó sus sospechas, Valeria conocía de antemano la tenacidad del hombre, sabía que cuando algo le inquietaba o no sentía que no encajaba era justificado, aunque aún no supiera por qué. Mientras veían las imágenes y planteaban posibles hipótesis el aroma del teniente se coló hasta su interior. Haciéndola sentirse inquieta, pues durante muchos años ella había estado enamorada de él. Al transcurrir el tiempo y no saber nada de él, continuó con su vida y se casó con un compañero de su equipo con quien duró 15 años de matrimonio y hace poco se había separado. Valeria se giró en su eje para tomar distancia de él pues ese aroma que tenía la estaba enloqueciendo y si no lo hacía sabía que haría una tontería. Con lo que no contó es que al darse la vuelta se toparía con él quedando de frente, cerca, m
Rosarito, Baja California. Seis meses después. Paula María se encontraba frente al mar, sentada en la orilla de la playa, con las mejillas sonrojadas, producto de un par de bofetadas que le había dado ese hombre por haber estado llorando. Sintió un nudo en su interior al recordar los castigos y maltratos a los que había sido sometida. Observaba a su mamá jugar dentro en compañía de Juanjo. Abrazó a Charly su unicornio, presionó el botón que tenía su mano, a continuación comenzó a hablarle: — Ella no nos ama, es mala, entonces se desbordó llorando.— ¿En dónde estás papi? —su voz estaba inundada de profunda tristeza. —Paula María ven a jugar con nosotros —Amanda gritoneó. —Anda pequeña ven con tu nuevo papi —Juanjo se mofó. —Ni en tus sueños podrás ser como mi papi— La niña se levantó m
Benjamín disfrutaba de dirigir a sus anchas la empresa que tanto le había peleado a su primo. Susana su nueva asistente, tocó a la puerta anunciando la llegada de Ana Lucía su madre. —Mami. —Se puso de pie para recibirla. —Gracias Susana. —Benjamín miró a su asistente de arriba abajo. Tenía pocos días de haberla hecho su amante. —Deja de verla como si la fueras a devorar delante de mí. —Su madre le dio un codazo. Benjamín sonrió divertido al escucharla. —Un príncipe necesita de los mejores manjares. La mujer se tapó los oídos al escucharlo hablar. —Si fueras de la realeza no te revolcarías con las empleadas, estúpido. —No te enojes mamita, ¿Cuánto necesitas para que te vayas de compras y te sientas de mejor ánimo?, quizás hasta te puedas conseguir un novio, que te haga feliz— Ben
Ensenada, Baja California. Se encontraban en la habitación que habían asignado para análisis Ciro, Rene, Óscar, David y Edmundo escuchando una y otra vez el último audio que la niña había grabado, ampliando los sonidos para poder tratar de encontrar algo que les diera una pista. Entonces Edmundo lo encontró. —Amplía en el segundo 10, otra vez —volvió a solicitar. —Ahí está—. Sonrieron observándose unos a otros. Momentos después Arnulfo, Valeria y Álvaro entraron. — ¿Qué novedades encontraron? —cuestionó Valeria. —Están en una playa. —Hay que buscar propiedades a nombre del infeliz o de Amanda o de alguno de sus cómplices, un alias o un familiar, ¡a trabajar! —ordenó. ○○○○○○○○○○ Puebla, Puebla. Azul y Daniel se encontraban e
Angelópolis, Puebla. 9:00 pm Alondra se encontraba en su habitación con una sensación de nostalgia que la invadía, sus ojos se comenzaban a tornarse cristalinos. Sacó de su closet el regalo que había preparado para Daniel, comenzó a escribir una nota. «Querido Daniel: Agradezco mucho tu ayuda, pero siento que ahora es tiempo de valerme por mí misma. En cuanto me sienta mejor, te haré saber en dónde me encuentro. Al» Pegó la nota sobre el gran regalo que le tenía y lo dejó en la sala, regresó para terminar de arreglar sus cosas. «Soledad by Gloria Trevi», comenzó a escucharse en su playlist, entonces sintió como un escalofrío, la recorrió deseando que cada palabra que escuchaba se ahogara en el espacio, el dolor y el vacío de no tenerlo la embriagaba con amargura. «Soledad, soledad, soledad, haz que él sienta
Álvaro se encontraba en la camioneta con Ciro cada minuto que transcurría para él era una eternidad. Sintió como un escalofrío lo iba recorriendo, limpiaba las gotas de sudor que escurrían por su frente, mientras escuchaban el estruendo de los proyectiles. —Mi hija debe estar muy asustada —el matiz de su voz se oyó, angustiado. —Lo lamento —Ciro refirió con tristeza. Entonces su móvil comenzó a vibrar respondió al instante. Álvaro: Te escucho. Edmundo: Se trata de la niña, está corriendo en dirección de la playa, piensa que allá lo podrá encontrar. Entonces Álvaro, recordó alguna vez que habló con ella diciéndole que para él su zona segura era la playa. — ¡Dios! Álvaro y Ciro se miraron angustiados. —Avisaré al teniente, pero nadie respondió. Sin