"La esperanza tiene muchos nombres, pero los locos la llamamos Amor"…
Anónimo
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«—No podemos seguir con esta fantasía—, se giró sobre su eje, dirigiéndose hacia la salida de la casa.
Álvaro se quedó asombrado ante lo que acababa de escuchar, sus ojos se abrieron de par en par, «me está mandando al carajo», se dijo a sí mismo, ‘incrédulo’. Se levantó a prisa para alcanzarla, la sujetó con delicadeza por el brazo haciéndola girar en dirección a él.
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El título lo dice todo en este capítulo. Saludos con cariño.
Tres días después. Alondra trabajaba con Álvaro en el despacho, cuando escucharon tocar la puerta en varias ocasiones, se miraron desconcertado. —Tranquila, los ladrones no tocan a la puerta. Escuchó decir de Álvaro. María se acercó a la entrada del despacho. — ¿Qué sucede? —cuestionó Álvaro. —Se trata de su madre y de su abuela desean hablar con usted. —Está bien, ofréceles algo de beber, las atiendo en unos minutos. Álvaro tocó el puente de su nariz, pensar en ambas juntas le provocó jaqueca. Se sirvió un trago de whisky lo bebió de un jalón. —Deséame suerte— Besó la frente de Alondra y salió a atenderlas. **** Alondra siguió realizando las actividades que él dejó pendiente, no tenía ni idea de cuánto tiemp
El monitor que había en la habitación conectado a Ernesto, comenzó a silbar de manera constante. Álvaro ingresó al cuarto sosteniendo un par de capuchinos, cuando observó a Alondra estar inclinada frente a Ernesto acariciando su cabello, no alcanzó a escuchar lo que ella le susurraba, observó el movimiento de una de las manos de él, entonces lo percibió todo. En ese momento entró a la habitación, colocó las bebidas sobre la mesa, para acercarse a ella. —Volvió. La escuchó decir. Álvaro besó su frente. —Que gusto cariño. Justo en ese instante ingresó la enfermera en turno para checar los cambios que mandaba el monitor, sonrió al verlo intentar mover la cabeza. —Tranquilo—Alondra habló con voz calmada, viéndolo a los ojos, ya que observó la angustia en la mirada de él, acarició su frente—. Estoy aquí contigo, por favor n
Después de un par de horas, Daniel llevó a Álvaro hasta la casa donde habitaba su pequeña, se despidieron dándose un abrazo cálido. Tocó a la puerta, la mujer del servicio le abrió, al entrar a la casa pudo ver a Amanda abriendo la cava de los vinos. —Buenas tardes— Álvaro saludó. Amanda dio un brinco, sorprendida al escuchar su voz, su corazón golpeteó frenético al reconocerlo, sus manos temblaron, un tic en su ojo izquierdo se hizo presente, sentía como saltaba su vena. Se giró en dirección a él, levantando su mirada para verlo. Lo escaneó con brevedad, se veía jovial con esa ropa fresca que traía, lucía tan atractivo, que se quedó paralizada, con torpeza destapó un vino Balché Premium, cosecha 2012 y sirvió un trago, lo bebió tan rápido como pudo. Álvaro la observó sorprendido, primero por la hora que era para tomar y segundo por la manera tan rápida en que lo había hecho. —Cre
Álvaro se encontraba en el restaurante del aeropuerto con su hija, la observaba comer tranquila, él se sentía embobado al verla hacerlo. Platicaban de manera amena, la pequeña lo ponía al día sobre las actividades que realizaba después de clases. —No te emociona que comeremos juntos mi mami, tú y yo —pregunto Paula María. Álvaro tomó su soda y bebió un sorbo para poder pensar que le respondería a su hija —Paula, yo no sé si pueda quedarme a esa comida, solo te voy a dejar con tu mamá y lo más seguro es que vuele enseguida a la Ciudad de México. —Pero mamá te invitó —respondió con decepción. —Lo sé cariño, pero… —Pero no deseas estár con nosotras juntas, ¿verdad? —Paula entristeció. —Amo pasar tiempo contigo, te extraño tanto princesa, pero debes comprender que lo de mamá y yo es distinto. — ¿No volvere
Después de un rato Aline llegó para completar la noche. —Bicho— Ernesto la miró con emoción, acercándose a besarla. Aline se estremeció al sentirse en los brazos de él. Álvaro regresó a la reunión volviéndose a integrar, las risas no se hicieron esperar. Conectaron el Karaoke en la sala de juegos, entonces comenzó la petición de canciones. —Anda Alondra canta, para que escuchen lo bien que lo haces—Alondra se sonrojó al escuchar a Ernesto pedírselo, le dio una mirada de advertencia. — ¿Cantas? —Álvaro preguntó sorprendido. —Si —respondió Ernesto. Mientras escuchó al mismo tiempo. —No —Alondra lo negó, a la vez que su hermano lo afirmó. Entonces Aline y Álvaro sonrieron divertidos, viéndolos discutir. —Escúchala, lo hace muy bien. Ent
«Te revuelcas con un riquillo, vives como una aristócrata y a mí me abandonas y me dejas en la miseria sin importar mi suerte, eres una desgraciada, una malnacida, una malnacida. Oyó gritarle. —Pero esto te va a costar, me voy a cobrar tu abandono, y tu indiferencia ‘donde más te duela’, me escuchaste bien. Entonces sacó su enorme objeto. Alondra abrió los ojos sorprendida al reconocer lo que durante muchos años la lastimó. Tragó saliva con dificultad, comenzó a dar pequeños pasos hacia atrás, hasta que cayó de sentón sobre ese viejo sillón en el que muchas noches fue golpeada. Doña Luisa levantó la mano sosteniendo la gran vara, mientras ella trató de protegerse el rostro, inclinándose cubriéndose con sus piernas, gritó tan fuerte como pudo, cuando sintió el primer golpe, volvió a hacerlo al llegar a ella, el segundo: —Ernesto, por favor ayúda
‘Cuernavaca, Morelos, la ciudad de la eterna primavera’. Después que Alondra se recuperó decidieron para que Paula María pasara unas mejores vacaciones moverse a la casa de descanso, era un lugar especial para la pequeña, por eso Álvaro decidió comprar esa residencia. Desde que fueron de fin de semana la primera vez, Pau había quedado prendada de esa propiedad, ahí podía correr con libertad por los amplios jardines, además que tenía una hermosa casa del árbol, el cual era su lugar especial, por otra parte pasaba mucho tiempo en la piscina. Desde que llegaron la niña salió disparada a su encantadora casa, sobre ese inmenso árbol, tenía un gran tamaño, ya que su papá, solía visitarla allá. Ahí acostumbraban hacer sus pijamadas. Considerándolo su lugar especial. Alondra y Álvaro observaban desde el jardín a la niña correr en dirección a su casa, justo cuando llegó pudieron ver cómo brincaba d
Era sábado a mediodía cuando Aline preguntó a Álvaro si podía invitar a su prima, la cual se encontraba de visita también en Cuernavaca. La idea no le pareció mal, tener una reunión de amigos les vendría bien, era tiempo de darle la bienvenida a Ernesto después de esos meses que estuvo dormido. Álvaro y Alondra pasaron la tarde en la cocina preparando algunos bocadillos y clericó para dar la bienvenida a sus invitados. Unas horas antes Álvaro había recibido llamada de su muy querido amigo Daniel, quien desde hacía unos días se encontraba en la ciudad de México, por lo que Álvaro no dudo en invitarlo a Cuerna a pasar el fin de semana. Fue él el primero en llegar. —Bienvenido— Álvaro lo abrazó como el cariño de un hermano, era inminente el profundo afecto que sentía hacia él. Se giró en dirección de su novia, estiró su mano pidiendo que se acercara a ellos. —Tengo e