Después de un par de horas, Daniel llevó a Álvaro hasta la casa donde habitaba su pequeña, se despidieron dándose un abrazo cálido. Tocó a la puerta, la mujer del servicio le abrió, al entrar a la casa pudo ver a Amanda abriendo la cava de los vinos.
—Buenas tardes— Álvaro saludó.
Amanda dio un brinco, sorprendida al escuchar su voz, su corazón golpeteó frenético al reconocerlo, sus manos temblaron, un tic en su ojo izquierdo se hizo presente, sentía como saltaba su vena. Se giró en dirección a él, levantando su mirada para verlo. Lo escaneó con brevedad, se veía jovial con esa ropa fresca que traía, lucía tan atractivo, que se quedó paralizada, con torpeza destapó un vino Balché Premium, cosecha 2012 y sirvió un trago, lo bebió tan rápido como pudo.
Álvaro la observó sorprendido, primero por la hora que era para tomar y segundo por la manera tan rápida en que lo había hecho.
—Cre
Apareció Amanda, la peor pesadilla, para Álvaro. Ahora lo importante para él es que Pau, estará en las vacaciones con él. Saludos.
Álvaro se encontraba en el restaurante del aeropuerto con su hija, la observaba comer tranquila, él se sentía embobado al verla hacerlo. Platicaban de manera amena, la pequeña lo ponía al día sobre las actividades que realizaba después de clases. —No te emociona que comeremos juntos mi mami, tú y yo —pregunto Paula María. Álvaro tomó su soda y bebió un sorbo para poder pensar que le respondería a su hija —Paula, yo no sé si pueda quedarme a esa comida, solo te voy a dejar con tu mamá y lo más seguro es que vuele enseguida a la Ciudad de México. —Pero mamá te invitó —respondió con decepción. —Lo sé cariño, pero… —Pero no deseas estár con nosotras juntas, ¿verdad? —Paula entristeció. —Amo pasar tiempo contigo, te extraño tanto princesa, pero debes comprender que lo de mamá y yo es distinto. — ¿No volvere
Después de un rato Aline llegó para completar la noche. —Bicho— Ernesto la miró con emoción, acercándose a besarla. Aline se estremeció al sentirse en los brazos de él. Álvaro regresó a la reunión volviéndose a integrar, las risas no se hicieron esperar. Conectaron el Karaoke en la sala de juegos, entonces comenzó la petición de canciones. —Anda Alondra canta, para que escuchen lo bien que lo haces—Alondra se sonrojó al escuchar a Ernesto pedírselo, le dio una mirada de advertencia. — ¿Cantas? —Álvaro preguntó sorprendido. —Si —respondió Ernesto. Mientras escuchó al mismo tiempo. —No —Alondra lo negó, a la vez que su hermano lo afirmó. Entonces Aline y Álvaro sonrieron divertidos, viéndolos discutir. —Escúchala, lo hace muy bien. Ent
«Te revuelcas con un riquillo, vives como una aristócrata y a mí me abandonas y me dejas en la miseria sin importar mi suerte, eres una desgraciada, una malnacida, una malnacida. Oyó gritarle. —Pero esto te va a costar, me voy a cobrar tu abandono, y tu indiferencia ‘donde más te duela’, me escuchaste bien. Entonces sacó su enorme objeto. Alondra abrió los ojos sorprendida al reconocer lo que durante muchos años la lastimó. Tragó saliva con dificultad, comenzó a dar pequeños pasos hacia atrás, hasta que cayó de sentón sobre ese viejo sillón en el que muchas noches fue golpeada. Doña Luisa levantó la mano sosteniendo la gran vara, mientras ella trató de protegerse el rostro, inclinándose cubriéndose con sus piernas, gritó tan fuerte como pudo, cuando sintió el primer golpe, volvió a hacerlo al llegar a ella, el segundo: —Ernesto, por favor ayúda
‘Cuernavaca, Morelos, la ciudad de la eterna primavera’. Después que Alondra se recuperó decidieron para que Paula María pasara unas mejores vacaciones moverse a la casa de descanso, era un lugar especial para la pequeña, por eso Álvaro decidió comprar esa residencia. Desde que fueron de fin de semana la primera vez, Pau había quedado prendada de esa propiedad, ahí podía correr con libertad por los amplios jardines, además que tenía una hermosa casa del árbol, el cual era su lugar especial, por otra parte pasaba mucho tiempo en la piscina. Desde que llegaron la niña salió disparada a su encantadora casa, sobre ese inmenso árbol, tenía un gran tamaño, ya que su papá, solía visitarla allá. Ahí acostumbraban hacer sus pijamadas. Considerándolo su lugar especial. Alondra y Álvaro observaban desde el jardín a la niña correr en dirección a su casa, justo cuando llegó pudieron ver cómo brincaba d
Era sábado a mediodía cuando Aline preguntó a Álvaro si podía invitar a su prima, la cual se encontraba de visita también en Cuernavaca. La idea no le pareció mal, tener una reunión de amigos les vendría bien, era tiempo de darle la bienvenida a Ernesto después de esos meses que estuvo dormido. Álvaro y Alondra pasaron la tarde en la cocina preparando algunos bocadillos y clericó para dar la bienvenida a sus invitados. Unas horas antes Álvaro había recibido llamada de su muy querido amigo Daniel, quien desde hacía unos días se encontraba en la ciudad de México, por lo que Álvaro no dudo en invitarlo a Cuerna a pasar el fin de semana. Fue él el primero en llegar. —Bienvenido— Álvaro lo abrazó como el cariño de un hermano, era inminente el profundo afecto que sentía hacia él. Se giró en dirección de su novia, estiró su mano pidiendo que se acercara a ellos. —Tengo e
Cuando llegó a su final la copla, Álvaro dirigió de la mano a Alondra hasta una de las cómodas sillas de jardín que tenía, sentándose él primero, para luego colocarla sobre sus piernas, mientras la abrazaba. Después de un rato, Andrés se acercó y se integró de la misma manera con los demás. Azul mostró a Daniel sus obras a través de su móvil. — ¿De qué lugar es esa pintura?, la vista se ve maravillosa—Daniel preguntó entusiasmado. —De un pueblo de la ciudad de Tlaxcala, desde un mirador, ahí puedes ver el volcán ‘la Malintzin’ y urbe a sus pies —respondió emocionada. —Cariño, cariño, no comiences a aburrirlos con tus ‘pinturitas’—Andrés se dirigió serio. Azul se quedó estática, al escuchar su comentario. Álvaro y Aline se miraron molestos. La joven observó cómo presionó la mandíbula en diferentes ocasiones mostrando tensión.
El vuelo fue tranquilo, la niña durmió durante el viaje, se despertó al arribar el avión. La camioneta que solicitó Álvaro, ya se encontraba esperándolos, al igual que Edmundo quien la conducía. Álvaro ayudó a su hija a subir, los ojos de la pequeña se abrieron desorbitados al ver que en su interior había un enorme unicornio de peluche, este a su vez sostenía sobre su lomo otro más pequeño. —Wow —escuchó a su hija sorprendida. — ¿Te gustan? —Si —respondió emocionada. —Me alegro, son dos porque no podrás llevar al grande contigo, pero al pequeño lo podrás trasladar a donde salgas o estés en casa, así te acordarás de mí siempre. —Álvaro besó la frente de su Pau y miró a Edmundo, aprobando los peluches que había elegido para su hija. —Así lo haré papi. Al llegar a la casa de Amanda, Álvaro cargó el enorme unicornio, mient
Álvaro estuvo hospitalizado el resto del sábado, domingo y lunes. Abrió los ojos, después de permanecer sedado casi todo el fin de semana sintiendo una sensación extraña, movió la cabeza de un lado a otro. —Tranquilo. —Alondra susurró acariciando su mejilla. Álvaro la observó extraño «¿Por qué lo miraba con los ojos llorosos?, se cuestionó. Lucía ojerosa y agotada. Entonces un vago recuerdo llegó a él. «Amanda acercándose a él, susurrándole algo al oído, pero no pudo recordar que era. Una jaqueca se hizo presente, tocó su cabeza por el malestar, cualquier ruido taladraba sus oídos, sin embargo, las cálidas caricias de Alondra lo reconfortaban. —Yo no puedo ser el causante de tus lágrimas —Álvaro habló bajito—no llores por favor Al. —Solo estaba preocupada por ti, amor—Alondra lo miró con dulzura. — ¿No sé qué sucedió? —Álvaro sintió confusión—, pero yo me prometí que a