El vendaje de su brazo izquierdo comenzó a mancharse de sangre, haciendo que ella se asustara, lo empujó tratando de alejarlo, pero él movió la cabeza negando.
—No tiene importancia, fue un rozón— comenzó a desabotonar la blusa de ella, tratando de no dejarla de mirarla a los ojos, la observó morder sus labios, con las mejillas encendidas. Dio un vistazo sobre su pecho, los pómulos de Alondra se enardecieron aún más. Fue difícil saber si era por el calor de la ocasión o por lo pudorosa que era.
Sacó la blusa de sus brazos, apreció lo hermosa que era, estando solo en un lindo sujetador de encaje. Alondra se sonrojó avergonzada, inclinó su rostro.
Álvaro la notó temblar elevó su cara mirándola a los ojos.
—Eres la mujer más hermosa que he visto. — Se enderezó para quitarse la camisa, la vio presionar sus labios.
Estiró su mano y comenzó a dar mimos, ella cerró los o
Un momento muy especial en donde dos alma se entregaron, sin reparos, en donde el amor es la base principal porque mueve al mundo. Saludos con cariño.
Besó su cuello, recorrió con sus dedos la suavidad de la piel de sus brazos, le dirigía las fresas hasta sus labios. Cuando la veía se sentía cautivado, la miró con una veneración que ni él mismo lo podía creer. Amar de esa manera lo sobrepasaba, estaba enloquecido por su chica. Nunca en su existencia, había hecho el amor como con ella, jamás se había entregado de la manera que lo hizo a alguien. Se sentía en el mejor momento de su vida. Ella y Paula María complementaban su mundo a la perfección. —Te amo Al, eres lo mejor de mi vida. Alondra se conmovió al escucharlo. Cerró sus ojos y se acomodó en su pecho, mientras él la rodeaba entre sus firmes brazos. —Esperé por ti durante mucho tiempo. Las palabras de Alondra lo hicieron estremecerse. La estrechó con más fuerza a él. —Gracias por esperar por mí —susurró con voz inestable.
"La esperanza tiene muchos nombres, pero los locos la llamamos Amor"… Anónimo ○○○○○○○○○ «—No podemos seguir con esta fantasía—, se giró sobre su eje, dirigiéndose hacia la salida de la casa. Álvaro se quedó asombrado ante lo que acababa de escuchar, sus ojos se abrieron de par en par, «me está mandando al carajo», se dijo a sí mismo, ‘incrédulo’. Se levantó a prisa para alcanzarla, la sujetó con delicadeza por el brazo haciéndola girar en dirección a él. &nb
Tres días después. Alondra trabajaba con Álvaro en el despacho, cuando escucharon tocar la puerta en varias ocasiones, se miraron desconcertado. —Tranquila, los ladrones no tocan a la puerta. Escuchó decir de Álvaro. María se acercó a la entrada del despacho. — ¿Qué sucede? —cuestionó Álvaro. —Se trata de su madre y de su abuela desean hablar con usted. —Está bien, ofréceles algo de beber, las atiendo en unos minutos. Álvaro tocó el puente de su nariz, pensar en ambas juntas le provocó jaqueca. Se sirvió un trago de whisky lo bebió de un jalón. —Deséame suerte— Besó la frente de Alondra y salió a atenderlas. **** Alondra siguió realizando las actividades que él dejó pendiente, no tenía ni idea de cuánto tiemp
El monitor que había en la habitación conectado a Ernesto, comenzó a silbar de manera constante. Álvaro ingresó al cuarto sosteniendo un par de capuchinos, cuando observó a Alondra estar inclinada frente a Ernesto acariciando su cabello, no alcanzó a escuchar lo que ella le susurraba, observó el movimiento de una de las manos de él, entonces lo percibió todo. En ese momento entró a la habitación, colocó las bebidas sobre la mesa, para acercarse a ella. —Volvió. La escuchó decir. Álvaro besó su frente. —Que gusto cariño. Justo en ese instante ingresó la enfermera en turno para checar los cambios que mandaba el monitor, sonrió al verlo intentar mover la cabeza. —Tranquilo—Alondra habló con voz calmada, viéndolo a los ojos, ya que observó la angustia en la mirada de él, acarició su frente—. Estoy aquí contigo, por favor n
Después de un par de horas, Daniel llevó a Álvaro hasta la casa donde habitaba su pequeña, se despidieron dándose un abrazo cálido. Tocó a la puerta, la mujer del servicio le abrió, al entrar a la casa pudo ver a Amanda abriendo la cava de los vinos. —Buenas tardes— Álvaro saludó. Amanda dio un brinco, sorprendida al escuchar su voz, su corazón golpeteó frenético al reconocerlo, sus manos temblaron, un tic en su ojo izquierdo se hizo presente, sentía como saltaba su vena. Se giró en dirección a él, levantando su mirada para verlo. Lo escaneó con brevedad, se veía jovial con esa ropa fresca que traía, lucía tan atractivo, que se quedó paralizada, con torpeza destapó un vino Balché Premium, cosecha 2012 y sirvió un trago, lo bebió tan rápido como pudo. Álvaro la observó sorprendido, primero por la hora que era para tomar y segundo por la manera tan rápida en que lo había hecho. —Cre
Álvaro se encontraba en el restaurante del aeropuerto con su hija, la observaba comer tranquila, él se sentía embobado al verla hacerlo. Platicaban de manera amena, la pequeña lo ponía al día sobre las actividades que realizaba después de clases. —No te emociona que comeremos juntos mi mami, tú y yo —pregunto Paula María. Álvaro tomó su soda y bebió un sorbo para poder pensar que le respondería a su hija —Paula, yo no sé si pueda quedarme a esa comida, solo te voy a dejar con tu mamá y lo más seguro es que vuele enseguida a la Ciudad de México. —Pero mamá te invitó —respondió con decepción. —Lo sé cariño, pero… —Pero no deseas estár con nosotras juntas, ¿verdad? —Paula entristeció. —Amo pasar tiempo contigo, te extraño tanto princesa, pero debes comprender que lo de mamá y yo es distinto. — ¿No volvere
Después de un rato Aline llegó para completar la noche. —Bicho— Ernesto la miró con emoción, acercándose a besarla. Aline se estremeció al sentirse en los brazos de él. Álvaro regresó a la reunión volviéndose a integrar, las risas no se hicieron esperar. Conectaron el Karaoke en la sala de juegos, entonces comenzó la petición de canciones. —Anda Alondra canta, para que escuchen lo bien que lo haces—Alondra se sonrojó al escuchar a Ernesto pedírselo, le dio una mirada de advertencia. — ¿Cantas? —Álvaro preguntó sorprendido. —Si —respondió Ernesto. Mientras escuchó al mismo tiempo. —No —Alondra lo negó, a la vez que su hermano lo afirmó. Entonces Aline y Álvaro sonrieron divertidos, viéndolos discutir. —Escúchala, lo hace muy bien. Ent
«Te revuelcas con un riquillo, vives como una aristócrata y a mí me abandonas y me dejas en la miseria sin importar mi suerte, eres una desgraciada, una malnacida, una malnacida. Oyó gritarle. —Pero esto te va a costar, me voy a cobrar tu abandono, y tu indiferencia ‘donde más te duela’, me escuchaste bien. Entonces sacó su enorme objeto. Alondra abrió los ojos sorprendida al reconocer lo que durante muchos años la lastimó. Tragó saliva con dificultad, comenzó a dar pequeños pasos hacia atrás, hasta que cayó de sentón sobre ese viejo sillón en el que muchas noches fue golpeada. Doña Luisa levantó la mano sosteniendo la gran vara, mientras ella trató de protegerse el rostro, inclinándose cubriéndose con sus piernas, gritó tan fuerte como pudo, cuando sintió el primer golpe, volvió a hacerlo al llegar a ella, el segundo: —Ernesto, por favor ayúda