[Diego] El embarazo en pareja es algo muy divertido. Pasas el día hablando de las posibles compras que irán primero: ropa, muebles, productos, libros. Comienzas a hacer planes a futuro: si lo llevaras a Disney, a la playa, si alguna vez podrás viajar con todos por el mundo. Asimismo, piensas en los posibles parecidos que podrá tener contigo o con tu pareja, todo esto envuelto entre antojos, besos tiernos,caricias al vientre de ella y constantes mimos. Te empiezas a preguntar si ya te escucha, si ya sabrá que, además de la madre, hay alguien más que lo ama, entre otras cosas. Es tanto el tiempo que paso al lado de Valle que, cuando se va, me siento solo; algo que para mi es muy extraño, ya que estoy acostumbrado. Sin embargo, mi rutina aún no está bien establecida y debo admitir que después de hacer todas los pendientes diarios, me sobre mucho tiempo. Me despierto, platico con Valle mientras se arregla, después ella se va y el piso se convierte en una tumba llena de silencio que, p
[Diego]¿Cuánto tiempo duran las peleas matrimoniales?, ¿dos días?, ¿un mes? Es lo primero que pienso cuando, abro los ojos y no siento a Valle acostada a mi lado. Veo el reloj, son las diez de la mañana y, ¿Valle aún sigue en casa? Supongo que entre mi frustración de ayer y la pelea estúpida que provoqué, no me percaté que hoy Valle descansa. Ahora, trabaja de lunes a jueves para poder tener un fin de semana largo conmigo y en ese momento me llega a la mente lo idiota que me comporté. No sólo le reclamé que no "tuviera tiempo" para mí, sino le dije que si no quería irse conmigo a Mendoza que no lo hiciera y eso me puede más que nada. Me levanto, me pongo los pantalones del pijama y una vieja remera azul y salgo del cuarto para oler el café que todas las mañanas ella hace para mi. Valle se encuentra de pie en la barra de la cocina leyendo un libro mientras sorbe una taza de té; sé que ya me escuchó salir pero me ignora. Al parecer Valle es una maestra para fingir que no estoy, y odi
[Diego] Entonces toda mi mañana ha transcurrido en una cacería de “al gato y al ratón”. Ella no deja de ignorarme y yo no dejo que me ignore. Debo admitir que si me lo propongo puedo ser bastante pesado pero, no dejaré que ella se salga con la suya. Sé que este tipo de situaciones no deberían de pasar entre dos adultos, pero hoy parece que somos unos niños jugando a estar casados. Así, entro a la cocina ya que tengo hambre y necesito comer algo. Sin embargo, Valle, está tan distante que creo que la comida que prepararé me caerá mal, aún así lo haré, y por más que Valle amé cocinarme, esta vez no creo encontrar una respuesta positiva de su parte. —¿Vas a comer?— le pregunto, mientras veo como se pasea por la casa con ese look desaliñado pero que le queda precioso. —Ya comí —dice sin verme. —¿Cómo es que comiste?, si todo el día he estado contigo— le digo, aunque en realidad parece reclamo. —Sólo lo hice— responde sin rodeos. Apuntado en las notas mentales de Diego D’Angel
Una hora después me encontraba subiendo por el ascensor al piso, tenía curiosidad si Valle seguía en el sillón fingiendo leer o si ya había encontrado lo de la ropa interior. A propósito le dije lo de la ropa de la lavandería, ya que sé que ella ama acomodarla y que no la dejará sobre la cama. Asimismo, sé que mi plan funcionó cuando entro al piso y no se encuentra sentada en el sillón. —Corazón, ya llegué —le comunico, mientras pongo las llaves en su lugar y me dirijo a la cocina. Valle sale de la habitación furiosa —¿Dónde están?Yo dejo las cosas sobre la barra y seriamente le pregunto—¿Dónde está qué? —La ropa interior. —¿Ropa interior?— pregunto, pretendiendo que no sé de lo que habla. —Sí, dónde. Empiezo a acomodar las cosas ignorándola—No sé de qué me estás hablando Valle, tú eres la que acomoda la ropa interior ¿no es cierto?, ¿por qué debería de saber dónde está? Ella me ve a los ojos, se ve furiosa y yo trato de no arrepentirme de lo que hice.—Sí, yo la acomodo pero e
[Valle] El piso donde vivimos no es nada grande, incluso tiene dos habitaciones, una pequeña sala que se conecta con el comedor y la cocina que solo la separa una barra bastante grande donde ponemos todo. Dentro de nuestra habitación tenemos un pequeño balcón con una vista increíble donde él y yo podemos salir por las noches y admirar la ciudad sin embargo, en este momento siento que donde vivo es una enorme mansión. Después del primer encuentro con Diego, donde cruzamos palabras, ya no hemos vuelto a hablarnos o él me contesta con monosílabos. A veces yo me encuentro en la sala y él en la habitación, y cuando él quiere ir a la sala, yo simplemente me cambio de sofá o de plano me voy, parece un juego cazador y cazado pero aún no se definen los papeles. Pero todo tiene un límite y de pronto la casa empieza a hacerse tan pequeña que acabas coincidiendo en un solo lugar. Esta vez, el balcón es la arena que escogimos para intercambiar de nuevo las palabras que posiblemente nos ayudar
[Diego] En mis sueños escucho a alguien que me habla italiano. No son conversaciones, solo palabras. Me siento por unos momentos en mi casa en Mendoza, tal vez es mi madre conversando con mis hermanos mientras yo duermo. Así que abro los ojos y me encuentro en mi piso en San Diego acostado solo en la cama que comparto con Valle. ¿Acaso ha vuelto al sofá mientras yo dormía? Me levanto y siento un poco de frío, Valle se encuentra sentada en el balcón del cuarto envuelta en un suéter gris—Corazón— le hablo, pero ella no me contesta. ¿Me estará ignorando acaso? Me pongo los pantalones del pijama, una playera y el suéter blanco que Valle me regaló de navidad y salgo con ella. — Posso andare in bag?... bagno—repite, mientras acaricia su vientre - Posso andare in bagno?— dice la frase por fin y apunta algo en una libreta. Benito Bodoque es el único que se ha dado cuenta que estoy observándola desde la puerta. Valle no me escucha, ya que al estar viendo un video en el Ipad trae los aud
[Diego] Al parecer la plática que tuve con Valle fue positiva, por lo que, bajo de mis piernas a Benito Bodoque y le tomo la mano. Abrazo a Valle pode detrás y pongo sus manos sobre su vientre. Caminamos así, lentamente hacia la habitación y salimos directo a la cocina. Valle se separa de mí y comienza a sacar los ingredientes que necesitamos. Yo me acerco a la barra, veo un sobre color amarillo y lo tomo—¿Qué es esto corazón? — No es nada, es una propuesta que me dio Pedro hace unos días y prometí analizarla este fin de semana. — ¿Propuesta?— inquiero. — Quiere abrir una Casa Sandoval en Nueva York o en Miami. Ella sigue ocupada viendo lo que necesitamos y yo me atrevo a abrir el sobre para leer los papeles— ¿Por qué no la aceptas? — le pregunto. — Porque las cosas han cambiado. Tendría que viajar a Nueva York para ver el local, crear otro menú acorde al lugar y entre otras cosas. Para eso necesito tiempo y no dispongo de él. — ¿Por el embarazo? —le pregunto. — Y porque n
[Valle] He pasado parte de la mañana leyendo la propuesta de Pedro sobre el nuevo restaurante que quiere abrir en Nueva York o Miami y debo admitir que es buena. Si hay alguien que le tiene la misma fe que yo a Casa Sandoval, es él y sé que si acepto no me defraudará. Sin embargo, abrir un restaurante conlleva mucho esfuerzo y tiempo, y creo que por ahora no tengo lo último. En unos meses estaré volando a Buenos Aires para vivir en Mendoza con Diego y después tendremos en nuestros brazos a Ups, que necesitará toda nuestra atención. Si quisiera abrir un restaurante nuevo tendría que empezar desde ya para dejar al menos más del 50% planeado. Aunque, debo admitir que me emociona saber que mi apellido estará en otro lado y qué mi comida la probarán en otra ciudad, creo que ahora la prioridad es dejar a Casa Sandoval San Diego en las mejores manos. Dejo la propuesta sobre el sillón de la sala y acarició mi vientre, sé que el bebé aún no me escucha pero me gusta hablarle—¿Qué dices Ups