[Diego] Entonces toda mi mañana ha transcurrido en una cacería de “al gato y al ratón”. Ella no deja de ignorarme y yo no dejo que me ignore. Debo admitir que si me lo propongo puedo ser bastante pesado pero, no dejaré que ella se salga con la suya. Sé que este tipo de situaciones no deberían de pasar entre dos adultos, pero hoy parece que somos unos niños jugando a estar casados. Así, entro a la cocina ya que tengo hambre y necesito comer algo. Sin embargo, Valle, está tan distante que creo que la comida que prepararé me caerá mal, aún así lo haré, y por más que Valle amé cocinarme, esta vez no creo encontrar una respuesta positiva de su parte. —¿Vas a comer?— le pregunto, mientras veo como se pasea por la casa con ese look desaliñado pero que le queda precioso. —Ya comí —dice sin verme. —¿Cómo es que comiste?, si todo el día he estado contigo— le digo, aunque en realidad parece reclamo. —Sólo lo hice— responde sin rodeos. Apuntado en las notas mentales de Diego D’Angel
Una hora después me encontraba subiendo por el ascensor al piso, tenía curiosidad si Valle seguía en el sillón fingiendo leer o si ya había encontrado lo de la ropa interior. A propósito le dije lo de la ropa de la lavandería, ya que sé que ella ama acomodarla y que no la dejará sobre la cama. Asimismo, sé que mi plan funcionó cuando entro al piso y no se encuentra sentada en el sillón. —Corazón, ya llegué —le comunico, mientras pongo las llaves en su lugar y me dirijo a la cocina. Valle sale de la habitación furiosa —¿Dónde están?Yo dejo las cosas sobre la barra y seriamente le pregunto—¿Dónde está qué? —La ropa interior. —¿Ropa interior?— pregunto, pretendiendo que no sé de lo que habla. —Sí, dónde. Empiezo a acomodar las cosas ignorándola—No sé de qué me estás hablando Valle, tú eres la que acomoda la ropa interior ¿no es cierto?, ¿por qué debería de saber dónde está? Ella me ve a los ojos, se ve furiosa y yo trato de no arrepentirme de lo que hice.—Sí, yo la acomodo pero e
[Valle] El piso donde vivimos no es nada grande, incluso tiene dos habitaciones, una pequeña sala que se conecta con el comedor y la cocina que solo la separa una barra bastante grande donde ponemos todo. Dentro de nuestra habitación tenemos un pequeño balcón con una vista increíble donde él y yo podemos salir por las noches y admirar la ciudad sin embargo, en este momento siento que donde vivo es una enorme mansión. Después del primer encuentro con Diego, donde cruzamos palabras, ya no hemos vuelto a hablarnos o él me contesta con monosílabos. A veces yo me encuentro en la sala y él en la habitación, y cuando él quiere ir a la sala, yo simplemente me cambio de sofá o de plano me voy, parece un juego cazador y cazado pero aún no se definen los papeles. Pero todo tiene un límite y de pronto la casa empieza a hacerse tan pequeña que acabas coincidiendo en un solo lugar. Esta vez, el balcón es la arena que escogimos para intercambiar de nuevo las palabras que posiblemente nos ayudar
[Diego] En mis sueños escucho a alguien que me habla italiano. No son conversaciones, solo palabras. Me siento por unos momentos en mi casa en Mendoza, tal vez es mi madre conversando con mis hermanos mientras yo duermo. Así que abro los ojos y me encuentro en mi piso en San Diego acostado solo en la cama que comparto con Valle. ¿Acaso ha vuelto al sofá mientras yo dormía? Me levanto y siento un poco de frío, Valle se encuentra sentada en el balcón del cuarto envuelta en un suéter gris—Corazón— le hablo, pero ella no me contesta. ¿Me estará ignorando acaso? Me pongo los pantalones del pijama, una playera y el suéter blanco que Valle me regaló de navidad y salgo con ella. — Posso andare in bag?... bagno—repite, mientras acaricia su vientre - Posso andare in bagno?— dice la frase por fin y apunta algo en una libreta. Benito Bodoque es el único que se ha dado cuenta que estoy observándola desde la puerta. Valle no me escucha, ya que al estar viendo un video en el Ipad trae los aud
[Diego] Al parecer la plática que tuve con Valle fue positiva, por lo que, bajo de mis piernas a Benito Bodoque y le tomo la mano. Abrazo a Valle pode detrás y pongo sus manos sobre su vientre. Caminamos así, lentamente hacia la habitación y salimos directo a la cocina. Valle se separa de mí y comienza a sacar los ingredientes que necesitamos. Yo me acerco a la barra, veo un sobre color amarillo y lo tomo—¿Qué es esto corazón? — No es nada, es una propuesta que me dio Pedro hace unos días y prometí analizarla este fin de semana. — ¿Propuesta?— inquiero. — Quiere abrir una Casa Sandoval en Nueva York o en Miami. Ella sigue ocupada viendo lo que necesitamos y yo me atrevo a abrir el sobre para leer los papeles— ¿Por qué no la aceptas? — le pregunto. — Porque las cosas han cambiado. Tendría que viajar a Nueva York para ver el local, crear otro menú acorde al lugar y entre otras cosas. Para eso necesito tiempo y no dispongo de él. — ¿Por el embarazo? —le pregunto. — Y porque n
[Valle] He pasado parte de la mañana leyendo la propuesta de Pedro sobre el nuevo restaurante que quiere abrir en Nueva York o Miami y debo admitir que es buena. Si hay alguien que le tiene la misma fe que yo a Casa Sandoval, es él y sé que si acepto no me defraudará. Sin embargo, abrir un restaurante conlleva mucho esfuerzo y tiempo, y creo que por ahora no tengo lo último. En unos meses estaré volando a Buenos Aires para vivir en Mendoza con Diego y después tendremos en nuestros brazos a Ups, que necesitará toda nuestra atención. Si quisiera abrir un restaurante nuevo tendría que empezar desde ya para dejar al menos más del 50% planeado. Aunque, debo admitir que me emociona saber que mi apellido estará en otro lado y qué mi comida la probarán en otra ciudad, creo que ahora la prioridad es dejar a Casa Sandoval San Diego en las mejores manos. Dejo la propuesta sobre el sillón de la sala y acarició mi vientre, sé que el bebé aún no me escucha pero me gusta hablarle—¿Qué dices Ups
[Diego] Besar a Valle de esa manera en el ascensor, me hace recordar a los días cuando nos veíamos poco y teníamos el tiempo encima. Aún tengo presentes las ganas con las que la besaba y acariciaba tratando de memorizar cada aspecto de ella para no extrañarla cuándo estuviéramos lejos; aunque la mayoría de las veces no me era posible y la extrañaba morir. Ahora, que subimos a nuestro piso vuelvo a sentir esas ansias de desnudarla y hacerle el amor como lo tenía planeado en nuestros reencuentros. Abrimos la puerta del piso y, apenas logramos aventar la puerta para que ésta se cerrara de un golpe, ni siquiera encendemos las luces, sólo dejamos caer al suelo los abrigos que llevamos y continuamos a la habitación. ⎯¿Estás seguro que no quieres ordenar una entrada? ⎯ bromea ella, mientras caminamos poco a poco besándonos. ⎯ No, quiero pasar al plato fuerte señora ⎯ murmuro, para que después ella caiga en la cama. Sé que lo he dicho muchas veces pero mi Valle es hermosa. Ese cabello n
[Diego]Bajo su pantaleta y la aviento descubriendo la parte de abajo de su cuerpo y haciéndola sonreír de nuevo, sabe lo que viene y me lo pide mientras mueve sus caderas acomodándose para el disfrute. ⎯ ¿Estás lista "Nombre"? Ella simplemente toca mi cabello y me pide, con eso que, empiece. Lo primero que hago es besar su ingle para provocarla y desesperarla mas sabiendo queso le encanta. Después beso su intimidad una y otra vez y comienzo a pasar mi lengua provocando ese sonido que se ha vuelto indispensable para mis oídos. Puedo sentir como lo disfruta, como se mueve mientras yo aferro mis manos a su trasero tratando de controlar el movimiento de sus caderas, hasta que siento su orgasmo en la punta de mi lengua y después esa explosión de gemidos que provocan que juegue con mi cabello ⎯ Diego ⎯ dice mi nombre y debo reconocer que me encanta escucharlo de esa manera; una de sus manos aprieta las sábanas mientras la otra sigue en mi cabello. A continuación, subo de nuevo a su altu