[Diego] En mis sueños escucho a alguien que me habla italiano. No son conversaciones, solo palabras. Me siento por unos momentos en mi casa en Mendoza, tal vez es mi madre conversando con mis hermanos mientras yo duermo. Así que abro los ojos y me encuentro en mi piso en San Diego acostado solo en la cama que comparto con Valle. ¿Acaso ha vuelto al sofá mientras yo dormía? Me levanto y siento un poco de frío, Valle se encuentra sentada en el balcón del cuarto envuelta en un suéter gris—Corazón— le hablo, pero ella no me contesta. ¿Me estará ignorando acaso? Me pongo los pantalones del pijama, una playera y el suéter blanco que Valle me regaló de navidad y salgo con ella. — Posso andare in bag?... bagno—repite, mientras acaricia su vientre - Posso andare in bagno?— dice la frase por fin y apunta algo en una libreta. Benito Bodoque es el único que se ha dado cuenta que estoy observándola desde la puerta. Valle no me escucha, ya que al estar viendo un video en el Ipad trae los aud
[Diego] Al parecer la plática que tuve con Valle fue positiva, por lo que, bajo de mis piernas a Benito Bodoque y le tomo la mano. Abrazo a Valle pode detrás y pongo sus manos sobre su vientre. Caminamos así, lentamente hacia la habitación y salimos directo a la cocina. Valle se separa de mí y comienza a sacar los ingredientes que necesitamos. Yo me acerco a la barra, veo un sobre color amarillo y lo tomo—¿Qué es esto corazón? — No es nada, es una propuesta que me dio Pedro hace unos días y prometí analizarla este fin de semana. — ¿Propuesta?— inquiero. — Quiere abrir una Casa Sandoval en Nueva York o en Miami. Ella sigue ocupada viendo lo que necesitamos y yo me atrevo a abrir el sobre para leer los papeles— ¿Por qué no la aceptas? — le pregunto. — Porque las cosas han cambiado. Tendría que viajar a Nueva York para ver el local, crear otro menú acorde al lugar y entre otras cosas. Para eso necesito tiempo y no dispongo de él. — ¿Por el embarazo? —le pregunto. — Y porque n
[Valle] He pasado parte de la mañana leyendo la propuesta de Pedro sobre el nuevo restaurante que quiere abrir en Nueva York o Miami y debo admitir que es buena. Si hay alguien que le tiene la misma fe que yo a Casa Sandoval, es él y sé que si acepto no me defraudará. Sin embargo, abrir un restaurante conlleva mucho esfuerzo y tiempo, y creo que por ahora no tengo lo último. En unos meses estaré volando a Buenos Aires para vivir en Mendoza con Diego y después tendremos en nuestros brazos a Ups, que necesitará toda nuestra atención. Si quisiera abrir un restaurante nuevo tendría que empezar desde ya para dejar al menos más del 50% planeado. Aunque, debo admitir que me emociona saber que mi apellido estará en otro lado y qué mi comida la probarán en otra ciudad, creo que ahora la prioridad es dejar a Casa Sandoval San Diego en las mejores manos. Dejo la propuesta sobre el sillón de la sala y acarició mi vientre, sé que el bebé aún no me escucha pero me gusta hablarle—¿Qué dices Ups
[Diego] Besar a Valle de esa manera en el ascensor, me hace recordar a los días cuando nos veíamos poco y teníamos el tiempo encima. Aún tengo presentes las ganas con las que la besaba y acariciaba tratando de memorizar cada aspecto de ella para no extrañarla cuándo estuviéramos lejos; aunque la mayoría de las veces no me era posible y la extrañaba morir. Ahora, que subimos a nuestro piso vuelvo a sentir esas ansias de desnudarla y hacerle el amor como lo tenía planeado en nuestros reencuentros. Abrimos la puerta del piso y, apenas logramos aventar la puerta para que ésta se cerrara de un golpe, ni siquiera encendemos las luces, sólo dejamos caer al suelo los abrigos que llevamos y continuamos a la habitación. ⎯¿Estás seguro que no quieres ordenar una entrada? ⎯ bromea ella, mientras caminamos poco a poco besándonos. ⎯ No, quiero pasar al plato fuerte señora ⎯ murmuro, para que después ella caiga en la cama. Sé que lo he dicho muchas veces pero mi Valle es hermosa. Ese cabello n
[Diego]Bajo su pantaleta y la aviento descubriendo la parte de abajo de su cuerpo y haciéndola sonreír de nuevo, sabe lo que viene y me lo pide mientras mueve sus caderas acomodándose para el disfrute. ⎯ ¿Estás lista "Nombre"? Ella simplemente toca mi cabello y me pide, con eso que, empiece. Lo primero que hago es besar su ingle para provocarla y desesperarla mas sabiendo queso le encanta. Después beso su intimidad una y otra vez y comienzo a pasar mi lengua provocando ese sonido que se ha vuelto indispensable para mis oídos. Puedo sentir como lo disfruta, como se mueve mientras yo aferro mis manos a su trasero tratando de controlar el movimiento de sus caderas, hasta que siento su orgasmo en la punta de mi lengua y después esa explosión de gemidos que provocan que juegue con mi cabello ⎯ Diego ⎯ dice mi nombre y debo reconocer que me encanta escucharlo de esa manera; una de sus manos aprieta las sábanas mientras la otra sigue en mi cabello. A continuación, subo de nuevo a su altu
[VALLE] Estoy a la mitad de mi tercer mes de embarazo y es oficial, mis pantalones ya no me cierran. He empezado a usar más leggins, algo que a Diego no le agrada mucho porque dice que mis piernas se ven fenomenales en ellos y atrapan miradas. Creo que Diego no se ve mucho frente al espejo o en verdad piensa que no es un símbolo sexual porque yo no puedo ir ni al supermercado sin que lo volteen a ver. Aún así, después de todo lo hablado y acordado parece que se ha adaptado bien a esta vida de casado, al igual que yo. Ya hecho su examen de conducir y puede moverse donde él guste, hemos empezado a planear lo del cuarto de “Ups”, que por cierto morimos de ganas por saber si es niña o niño y sobre todo me ha ayudado mucho, a pesar de que él también tiene cosas que hacer para la nueva cosecha de vinos de la empresa, ya que ando como loca con la planeación del nuevo restaurante. Diego se ha vuelto un experto amo de casa, al grado que Benito Bodoque lo ama más que a mí, al igual que mi ma
Esta historia se actualiza todos los viernes.para más información IG: @anamarescritora o @dalsantoftmartinez[VALLE] Desde que conocí Sam supe que sería una piedra en mi zapato, pero pensé que tendría que lidiar con ella ya estando en Buenos Aires por lo que verla parada frente a mi, con esa sonrisa, debo admitir que me agarró con la guardia baja y sin poder disimular mi cara de pocos amigos; sé que ella lo notó. —¿Interrumpo algo? — me pregunta como si no supiera. Cierro un poco la puerta al notar que Diego sigue en la cocina semi desnudo con la toalla en la cintura —¿qué pasa corazón?—escucho su voz a lo lejos. —¿Me permites un minuto?—le digo a Sam cerrando la puerta en su cara. —Topi, Sam te busca afuera — le digo en tono serio. —¿Cuál Sam?— pregunta y por lo que veo en verdad no sabe quién es. — Sam, ¿de Buenos Aires?— le recuerdo. Diego me mira y reacciona, parece ser que ya se le había olvidado que existía y debo admitir que tengo ganas de sonreír no sé porqué —¿Est
[DIEGO] Debo admitir que estoy sorprendido de ver a Sam en el piso, tanto que cuando Valle me dijo su nombre ninguna imagen me vino a la mente hasta que la vi y la reconocí. Sam, con el cabello rubio recogido y con una sonrisa de oreja a oreja me observa sin decir palabra. —¿Qué pasa?— le digo mientras camino a la cocina a servirme un poco de café. —Nada, simplemente que te extrañé— me dice con una voz que parece un poco a ruego. — Sólo han pasado unos meses Sam, no es que hayan pasado años— contesto. — Bueno ¿cuánto tiempo debe pasar para extrañar a un amigo?—me pregunta. Me acerco a la cafetera y bajo dos tazas de los estantes que están arriba de mi— ¿Quieres café?— le ofrezco. — Me encanta la idea— contesta alegre. Mientras sirvo las dos tazas de café Sam estornuda de inmediato —Dios, creo que hay mucho polvo acá— dice de una manera que no me agrada. —Imposible, barrí ayer por la noche— le contesto mientras le acerco la taza. —¿Barriste?— me pregunta incrédula. —Sí, m