[Diego] Besar a Valle de esa manera en el ascensor, me hace recordar a los días cuando nos veíamos poco y teníamos el tiempo encima. Aún tengo presentes las ganas con las que la besaba y acariciaba tratando de memorizar cada aspecto de ella para no extrañarla cuándo estuviéramos lejos; aunque la mayoría de las veces no me era posible y la extrañaba morir. Ahora, que subimos a nuestro piso vuelvo a sentir esas ansias de desnudarla y hacerle el amor como lo tenía planeado en nuestros reencuentros. Abrimos la puerta del piso y, apenas logramos aventar la puerta para que ésta se cerrara de un golpe, ni siquiera encendemos las luces, sólo dejamos caer al suelo los abrigos que llevamos y continuamos a la habitación. ⎯¿Estás seguro que no quieres ordenar una entrada? ⎯ bromea ella, mientras caminamos poco a poco besándonos. ⎯ No, quiero pasar al plato fuerte señora ⎯ murmuro, para que después ella caiga en la cama. Sé que lo he dicho muchas veces pero mi Valle es hermosa. Ese cabello n
[Diego]Bajo su pantaleta y la aviento descubriendo la parte de abajo de su cuerpo y haciéndola sonreír de nuevo, sabe lo que viene y me lo pide mientras mueve sus caderas acomodándose para el disfrute. ⎯ ¿Estás lista "Nombre"? Ella simplemente toca mi cabello y me pide, con eso que, empiece. Lo primero que hago es besar su ingle para provocarla y desesperarla mas sabiendo queso le encanta. Después beso su intimidad una y otra vez y comienzo a pasar mi lengua provocando ese sonido que se ha vuelto indispensable para mis oídos. Puedo sentir como lo disfruta, como se mueve mientras yo aferro mis manos a su trasero tratando de controlar el movimiento de sus caderas, hasta que siento su orgasmo en la punta de mi lengua y después esa explosión de gemidos que provocan que juegue con mi cabello ⎯ Diego ⎯ dice mi nombre y debo reconocer que me encanta escucharlo de esa manera; una de sus manos aprieta las sábanas mientras la otra sigue en mi cabello. A continuación, subo de nuevo a su altu
[VALLE] Estoy a la mitad de mi tercer mes de embarazo y es oficial, mis pantalones ya no me cierran. He empezado a usar más leggins, algo que a Diego no le agrada mucho porque dice que mis piernas se ven fenomenales en ellos y atrapan miradas. Creo que Diego no se ve mucho frente al espejo o en verdad piensa que no es un símbolo sexual porque yo no puedo ir ni al supermercado sin que lo volteen a ver. Aún así, después de todo lo hablado y acordado parece que se ha adaptado bien a esta vida de casado, al igual que yo. Ya hecho su examen de conducir y puede moverse donde él guste, hemos empezado a planear lo del cuarto de “Ups”, que por cierto morimos de ganas por saber si es niña o niño y sobre todo me ha ayudado mucho, a pesar de que él también tiene cosas que hacer para la nueva cosecha de vinos de la empresa, ya que ando como loca con la planeación del nuevo restaurante. Diego se ha vuelto un experto amo de casa, al grado que Benito Bodoque lo ama más que a mí, al igual que mi ma
Esta historia se actualiza todos los viernes.para más información IG: @anamarescritora o @dalsantoftmartinez[VALLE] Desde que conocí Sam supe que sería una piedra en mi zapato, pero pensé que tendría que lidiar con ella ya estando en Buenos Aires por lo que verla parada frente a mi, con esa sonrisa, debo admitir que me agarró con la guardia baja y sin poder disimular mi cara de pocos amigos; sé que ella lo notó. —¿Interrumpo algo? — me pregunta como si no supiera. Cierro un poco la puerta al notar que Diego sigue en la cocina semi desnudo con la toalla en la cintura —¿qué pasa corazón?—escucho su voz a lo lejos. —¿Me permites un minuto?—le digo a Sam cerrando la puerta en su cara. —Topi, Sam te busca afuera — le digo en tono serio. —¿Cuál Sam?— pregunta y por lo que veo en verdad no sabe quién es. — Sam, ¿de Buenos Aires?— le recuerdo. Diego me mira y reacciona, parece ser que ya se le había olvidado que existía y debo admitir que tengo ganas de sonreír no sé porqué —¿Est
[DIEGO] Debo admitir que estoy sorprendido de ver a Sam en el piso, tanto que cuando Valle me dijo su nombre ninguna imagen me vino a la mente hasta que la vi y la reconocí. Sam, con el cabello rubio recogido y con una sonrisa de oreja a oreja me observa sin decir palabra. —¿Qué pasa?— le digo mientras camino a la cocina a servirme un poco de café. —Nada, simplemente que te extrañé— me dice con una voz que parece un poco a ruego. — Sólo han pasado unos meses Sam, no es que hayan pasado años— contesto. — Bueno ¿cuánto tiempo debe pasar para extrañar a un amigo?—me pregunta. Me acerco a la cafetera y bajo dos tazas de los estantes que están arriba de mi— ¿Quieres café?— le ofrezco. — Me encanta la idea— contesta alegre. Mientras sirvo las dos tazas de café Sam estornuda de inmediato —Dios, creo que hay mucho polvo acá— dice de una manera que no me agrada. —Imposible, barrí ayer por la noche— le contesto mientras le acerco la taza. —¿Barriste?— me pregunta incrédula. —Sí, m
[DIEGO] Mientras manejo hacia la casa de Valente no puedo dejar de preguntarme ¿qué es lo que hace Sam aquí? Se supone que el acuerdo era que mientras estuviera en San Diego con Valle, sólo tendría que verse conmigo por videollamada para ver algunos detalles de la agenda. Así que ver que ella se encuentra aquí no me cae nada bien, siento como si hubiera venido a interrumpir mi matrimonio. —Debo confesarte que verte de esposo y amo de casa se me hace raro Diego, sobre todo que estés lejos de tu hogar— Comenta.—El hogar es donde tu corazón está, y resulta que el mío está acá— comento.Ella se queda en silencio, sé que no le gustó la respuesta que le di —¿qué haces acá Sam?— pregunto, insistiendo en el asunto. —Ya te dije, estoy de vacaciones— contesta como si fuera obvio. — No, no estás de vacaciones— le digo. — Bueno, la verdad tu madre me mandó para espiarte, quería ver como estabas.— Explica. Me río, Sam será muy buena para organizar y agendar pero no para mentir —Sam, hablo
Por primera vez, las horas con Sam se me han hecho eternas y no puedo dejar de pensar en Valle y en lo que debemos hacer hoy por la tarde. Debo admitir que he checado el reloj miles de veces, tratando de dar la señal de que es necesario que me desocupe ya. Mientras llevo a Sam a su hotel, me platica de todo lo que me he perdido por “ser esposo” y alejarme de Argentina que, si me preguntan a mí, no me he perdido de nada. —¿Subes?—pregunta. —No Sam, me tengo que ir, mi esposa me está esperando— respondo con honestidad. — Bueno—contesta molesta—¿Nos vemos mañana?—insiste. — No puedo mañana, no tendré tiempo. Debo ir a la cena de cumpleaños de mi suegra y pasaré tiempo con Valle por la mañana. — ¿Entonces dejarás plantada a una amiga que vino desde lejos a verte?— comenta, con un tono de tristeza. Guardo silencio, sé que le dije a Valle que Sam era una de mis amigas más cercanas pero, en este momento, no es mi persona favorita —Sam, lo siento pero ya tengo planes. Si quieres pasado
[Diego] Puedo sentir las manos de Valle acariciando mi pecho por debajo de mi playera provocando que todos mis sentidos se alarmen y me hagan querer más. Esta vez ni hemos llegado a la cama, simplemente me dejé caer sobre el sofá y ella se sentó sobre mí para besarme lentamente con ese sabor a miel de sus labios, del que ya soy adicto. Las manos recorren de abajo hacia arriba y después desaparecen un poco en mi cuello mientras yo la acerco a mí y puedo sentir su pequeño vientre. —Te amo Valle—le digo entre besos mientras comienzo a desabrochar el blusón que se puso este día y dejo al descubierto esa hermosa lencería que siempre me toma por sorpresa. La de hoy es de color negro, se le ve tan sensual ese sostén que no dudo en besar sus pechos. Sí, sé que Sam dice que he cambiado, pero sé que lo he hecho para bien. Con Valle, por primera vez, en todo este tiempo me siento tranquilo, sin ansiedad, amado, ella se ha encargado de hacer lo último a su manera que, hasta ahora ha sido la me