Esta historia se actualiza todos los viernes.para más información IG: @anamarescritora o @dalsantoftmartinez[VALLE] Desde que conocí Sam supe que sería una piedra en mi zapato, pero pensé que tendría que lidiar con ella ya estando en Buenos Aires por lo que verla parada frente a mi, con esa sonrisa, debo admitir que me agarró con la guardia baja y sin poder disimular mi cara de pocos amigos; sé que ella lo notó. —¿Interrumpo algo? — me pregunta como si no supiera. Cierro un poco la puerta al notar que Diego sigue en la cocina semi desnudo con la toalla en la cintura —¿qué pasa corazón?—escucho su voz a lo lejos. —¿Me permites un minuto?—le digo a Sam cerrando la puerta en su cara. —Topi, Sam te busca afuera — le digo en tono serio. —¿Cuál Sam?— pregunta y por lo que veo en verdad no sabe quién es. — Sam, ¿de Buenos Aires?— le recuerdo. Diego me mira y reacciona, parece ser que ya se le había olvidado que existía y debo admitir que tengo ganas de sonreír no sé porqué —¿Est
[DIEGO] Debo admitir que estoy sorprendido de ver a Sam en el piso, tanto que cuando Valle me dijo su nombre ninguna imagen me vino a la mente hasta que la vi y la reconocí. Sam, con el cabello rubio recogido y con una sonrisa de oreja a oreja me observa sin decir palabra. —¿Qué pasa?— le digo mientras camino a la cocina a servirme un poco de café. —Nada, simplemente que te extrañé— me dice con una voz que parece un poco a ruego. — Sólo han pasado unos meses Sam, no es que hayan pasado años— contesto. — Bueno ¿cuánto tiempo debe pasar para extrañar a un amigo?—me pregunta. Me acerco a la cafetera y bajo dos tazas de los estantes que están arriba de mi— ¿Quieres café?— le ofrezco. — Me encanta la idea— contesta alegre. Mientras sirvo las dos tazas de café Sam estornuda de inmediato —Dios, creo que hay mucho polvo acá— dice de una manera que no me agrada. —Imposible, barrí ayer por la noche— le contesto mientras le acerco la taza. —¿Barriste?— me pregunta incrédula. —Sí, m
[DIEGO] Mientras manejo hacia la casa de Valente no puedo dejar de preguntarme ¿qué es lo que hace Sam aquí? Se supone que el acuerdo era que mientras estuviera en San Diego con Valle, sólo tendría que verse conmigo por videollamada para ver algunos detalles de la agenda. Así que ver que ella se encuentra aquí no me cae nada bien, siento como si hubiera venido a interrumpir mi matrimonio. —Debo confesarte que verte de esposo y amo de casa se me hace raro Diego, sobre todo que estés lejos de tu hogar— Comenta.—El hogar es donde tu corazón está, y resulta que el mío está acá— comento.Ella se queda en silencio, sé que no le gustó la respuesta que le di —¿qué haces acá Sam?— pregunto, insistiendo en el asunto. —Ya te dije, estoy de vacaciones— contesta como si fuera obvio. — No, no estás de vacaciones— le digo. — Bueno, la verdad tu madre me mandó para espiarte, quería ver como estabas.— Explica. Me río, Sam será muy buena para organizar y agendar pero no para mentir —Sam, hablo
Por primera vez, las horas con Sam se me han hecho eternas y no puedo dejar de pensar en Valle y en lo que debemos hacer hoy por la tarde. Debo admitir que he checado el reloj miles de veces, tratando de dar la señal de que es necesario que me desocupe ya. Mientras llevo a Sam a su hotel, me platica de todo lo que me he perdido por “ser esposo” y alejarme de Argentina que, si me preguntan a mí, no me he perdido de nada. —¿Subes?—pregunta. —No Sam, me tengo que ir, mi esposa me está esperando— respondo con honestidad. — Bueno—contesta molesta—¿Nos vemos mañana?—insiste. — No puedo mañana, no tendré tiempo. Debo ir a la cena de cumpleaños de mi suegra y pasaré tiempo con Valle por la mañana. — ¿Entonces dejarás plantada a una amiga que vino desde lejos a verte?— comenta, con un tono de tristeza. Guardo silencio, sé que le dije a Valle que Sam era una de mis amigas más cercanas pero, en este momento, no es mi persona favorita —Sam, lo siento pero ya tengo planes. Si quieres pasado
[Diego] Puedo sentir las manos de Valle acariciando mi pecho por debajo de mi playera provocando que todos mis sentidos se alarmen y me hagan querer más. Esta vez ni hemos llegado a la cama, simplemente me dejé caer sobre el sofá y ella se sentó sobre mí para besarme lentamente con ese sabor a miel de sus labios, del que ya soy adicto. Las manos recorren de abajo hacia arriba y después desaparecen un poco en mi cuello mientras yo la acerco a mí y puedo sentir su pequeño vientre. —Te amo Valle—le digo entre besos mientras comienzo a desabrochar el blusón que se puso este día y dejo al descubierto esa hermosa lencería que siempre me toma por sorpresa. La de hoy es de color negro, se le ve tan sensual ese sostén que no dudo en besar sus pechos. Sí, sé que Sam dice que he cambiado, pero sé que lo he hecho para bien. Con Valle, por primera vez, en todo este tiempo me siento tranquilo, sin ansiedad, amado, ella se ha encargado de hacer lo último a su manera que, hasta ahora ha sido la me
[Diego]—¿Crees que la playera ya cumplió su cometido?— le digo a Valle en voz baja, a la luz tenue de la luna que apenas entra por la ventana de la sala. —No lo sé, necesito tener otra conversación con ella, creo que no respondió todas mis preguntas— contesta Valle coqueta. La beso en la frente y luego llevo mi mano hacia su vientre—¿Cuándo empezará a moverse? —le pregunto al oído y ella se mueve tiernamente al sentir mi aliento sobre su cuello —Pronto, tal vez aún duerme—bromea—tal vez deberíamos despertarlo y pedirle que se mueva—me dice tierna— Ups, ya empieza a moverte, es hora—le susurra. —Tal vez en alguna de mis pláticas matutinas se mueva— le digo mientras vuelvo a besarle la oreja—Corazón, necesito hablar contigo. —Lo sé, lo sé, Sam —me contesta de inmediato —¿pero tiene que ser mientras estamos desnudos? —yo me río. —Podemos hacerlo mientras preparo unos panqueques, ¿qué te parece? —Me encantaría, chef D’Angelo— bromea. Nos paramos del sofá y antes de irnos a la habi
[Valle] Parece ser que la plática entre "Ups" y Diego funcionó, ya que hoy en la mañana me desperté de inmediato al sentir un pequeño movimiento dentro de mí. —¡Topi!— le digo mientras pongo las manos sobre el vientre y lo siento—¡Ups se mueve! — expreso emocionada y él se despierta casi de un salto y pone inmediatamente las manos sobre mi vientre. —No siento nada— me dice preocupado. —Tal vez si le hablamos —propongo —Ups, es mamá— le digo tierna. —Ups, si nos escuchas muévete, si no, no te muevas—comenta Diego y volteo a verlo con cara de pocos amigos. —¿Es en serio?—Podría funcionar, ¿no?— bromea. Nos quedamos un rato así, los dos con nuestras manos sobre el vientre, pero Ups sigue sin moverse, tal vez sólo fue mi imaginación y las ganas de sentirle. —Tal vez si le cuentas los planes de llamar tu vino como el gato—bromeo. Ahora es él quien me ve con cara de pocos amigos—Podría funcionar, ¿no?— y ambos comenzamos a reírnos cuando, de pronto, los dos sentimos el movimiento
[Diego] Aún estoy un poco confundido con lo que me dijo Valle, pero tiene razón, creo que debo poner las cosas en claro antes de que esto continúe. Valle es mi esposa y Sam debe entender que mi vida personal es mía y que la que ella conoce es la profesional, ahí sí desea puede opinar y decir lo que se le pegue la gana. —¿Dónde está tu maleta Sam?— le pregunto y ella se ríe. —Lo siento, como no sabía si aceptarías o no la dejé en mi cuarto de hotel ¿Podemos pasar por ella? Creo que mi cara es obvia ya que el semblante de ella cambia. El hotel de Sam está justo en el Centro de San Diego, y el aeropuerto no queda tan cerca de ahí, así que tener que viajar de donde yo vivo, al hotel y después al aeropuerto será una excursión en verdad. —Vamos—digo mientras abro la puerta del auto y ella se sube. —Gracias, qué amable—dice ella y me guiñe un ojo. Me subo y arranco el auto sin preguntar nada y manejo sin mirarla. Cuando conocí a Sam hace años atrás era una de las chicas en la que más