—Relájate bonita, que te va a dar algo— Me aconsejó Jenna por décima vez. Ella estaba acariciando mis rizos, que yacían esparcidos en sus muslos.
—Es que es muy fuerte—sequé las lágrimas que rodaron por mi rostro y mojaron las sábanas—Jenna, por favor, entiéndeme.
—Natasha sí, yo te entiendo, pero es que eres medio anormal.
—¡Uy! gracias—agradecí con tono sarcástico.
—Déjame ver si entiendo bien ¿Me haces venir a estas horas desde mi casa, corro el riesgo de que me roben el carro que me regaló Paul o que me violen solamente para escuchar que estás deprimida porque una zorra con pedigrí te dijo que tu chico no te quiere de verdad?
—Sí, es exactamente lo que pasa.
—Pero ¿tú eres tonta o naciste de culo?
—Ni lo uno ni lo otro bonita—le dije mientras me sentaba en la cama- Simplemente estoy poniendo todas las cartas sobre la mesa, no puedo descartar ninguna posibilidad.
Él sabía como hacer las cosas a su manera y salirse con la suya siempre que quiere. ¿Por qué lo digo?Lucas consiguió que su tía nos diese el viernes como día libre. Así él podría ultimar los detalles de la fiesta. Y cuando digo que él ultimó algo, lo que en realidad quiero decir es que lo máximo que hizo fue decirle a su organizador de eventos, Sebatián Cattolini (es gay, muy agradable y divertido) que lo hiciese todo. Mientras tanto Lucas se limitaría a dormir hasta las doce del medio día.Jenna cumplió con nuestro trato de ir a mi casa a prepararnos para ir juntas a la fiesta. Normalmente eso lo hacíamos las cuatro: Angie, Becky, Jen y yo pero ya sabemos los sucesos que ocurrieron. Llegó a mi casa a las dos de la tarde, si mal no recuerdo.Nada más llegar se adentró en mi armario para elegir el conjunto que usaría yo.—Al final ¿qué sucedió entre ustedes?— preguntó ella mientras sacaba de mi clóset más ropa de la que creí tener. 
—Bien, no importa—estaba malhumorada aún—tomaré otro vaso para beber agua.—Tengo una mejor idea ¡Sígueme!—Es la segunda vez que me dices eso en lo que va de noche.—Pues, sígueme. Ya son tres.—Tonto—su actitud me robó una sonrisa.Volvimos a la fiesta. Atravesamos nuevamente el tumulto de personas. Subimos hasta el quinto y último piso de la casa. Lucas abrió una de las puertas y me hizo pasar primero como todo un caballero.Era una habitación que se podría describir como un minicasino: con algunas tragaperras, ruletas y mesas para jugar cartas.Entró. Cerró las puerta detrás suyo y se dirigió al minibar del lugar. Sustrajo de este una botella de whisky y dos vasos. Introdujo en estos últimos tres cubitos de hielo. Los llenó con la bebida hasta la mitad y luego se acercó a mí. Extendió su mano para darme el vaso.—Reserva exclusiva de 1958. 
Un mes después...Habían iniciado las vacaciones de verano ¡Por fin! Había sido un curso escolar muy difícil: muchas tareas extraescolares y exámenes. Lo que más me emocionaba era que podía dormir hasta las doce del día. Al señor despertador lo desprogramé. Lo guardé dentro de una caja, la cual puse dentro de una mochila que luego tiré en el rincón menos utilizado de mi clóset. Sí, una completa estupidez, pero una noche soñé que el despertador cobraba vida y me mataba mientras dormía. No podía arriesgarme. "¡Natashaaaa!" bociferó mamá, que es la versión actualizada de mi reloj asesino "Baja a desayunar hija, para que luego vayas al mercado".Eran las nueve de la mañana. En ese momento, y por suerte, no estaba dormida; pero si me encontraba muy relajada en mi cama. Miraba al techo y pensaba en cosas tontas: un tiranosaurio-rex, un unicornio y un marciano, bailando a ritmo de música electrónica."¡Ya vooooy!" grité en respuesta"Como vuelva a
Jen, estaba histérica con el asunto de su boda. A pesar de que iba a ser algo sencillo entre familiares y amigos no daba a basto. La compadecía. Paul, ella y sus familias tenían que hacer muchas cosas para que todo estuviese perfecto para la fecha.—Sí dramática, sé que estas estresada— le dije a Jenna a través del móvil—...Yo estoy con Lucas en su coche...Anjá...Hagamos una cosa, yo voy y lo hago por ti...Tenemos gustos similares y más o menos la misma talla...Chao princesita frustrada...¡Ah! casi lo olvido, envíame la ubicación...Sí, yo también te quiero.Tiré besitos al teléfono y colgué.—Ya era hora—habló Lucas sin retirar su atención de la carretera—has estado hablando con Jenna dos horas.—No seas exagerado, s
Tres días después. Siete de la mañana... Era el primero de los días que estaríamos en el hotel. Estábamos divirtiéndonos y disfrutando de unas merecidas vacaciones. Acompañé a Lucas hasta la recepción mientras que mis padres y mi hermano se quedaron sentados en uno de los sillones. Mamá y papá leían un catálogo donde explicaban cada servicio que ofrecía el hotel. J.J. jugaba Call of Duty en su tableta electrónica.—Buenos días y bienvenidos ¿En qué puedo servirles?—Buenos días, preciosa—le contestó mi novio—. Yo soy Lucas Johan MillerGheat. Hice una reservación para mí y la familia James.—Déjeme ver...—Revisó en la computadora—Sí, aquí est&aacu
El ambiente estaba tremendo. La música era la mejor y había muchas personas bebiendo, fumando, bailando...En fin, haciendo lo que se hace en una discoteca. Desde el primer momento que pusimos los pies dentro del lugar Dakota activó su escáner visual. Quería comprobar si por los alrededores habían algunos galanes que pudieran ser presas de su seducción. Tuvimos mucha suerte ¿Por qué? Pues, había muchos chicos guapos y porque a pesar de que la disco estaba llena de personas encontramos una mesa libre. Lucas, compró un paquete de cigarrillos como predije y un mechero. Según él extrañaba el placer de la nicotina.—Casi había olvidado lo genial que me lo paso en sitios como este.—Expresó después de encender el primer cigarrillo de la noche—Es gracioso, porque si Michael me hubiera escuchado decir eso, pensaría que me volví un hombre casero y me golpearía.—Liberó la nube blanca de humo que estaba en su boca.—Pero, ¿Qué haces insensato? ¿Acaso quier
Los buenos días de Lucas vinieron acompañados de cortinas abiertas y rayos de sol cocinándome el rostro.—¡¿Qué haces, hombre?! Cierra las cortinas que quiero dormir.—De eso ni hablar-me quitó las sábanas de un tirón—. Ya es tarde, no puedes seguir durmiendo.—Sí puedo, pero no me dejas-coloqué una almohada en mi cara.Resopló.—Eres una perezosa. Ven aquí.—Me cargó en sus brazos—Vas a ver que con un buen baño se te quita el sueño.Lucas me llevó cargada hasta la bañera. Ya estaba lista para usarse y con espuma hasta arriba. Me dejó en el suelo y, lentamente me fue quitando las prenda que traía puestas. Yo hice lo mismo con él, lo dejé como Dios lo trajo al mundo. Rodee su cuello con mis brazos, nos acercamos ynos besamos. Entramos luego al agua, con cuidado de no resbalarnos y de tampoco salpicar demasiada sobre el piso. El momento fue increíble, sensual y romántico. Él, yo,
—¡Cuñadaaa, levanta, que tenemos que irnos de compras!—gritaba Dakota con su inconfundible tono de voz, como si fuera una niña de seis años, mientras saltaba sobre mi cama.—Ya voy—dije abriendo con mucho esfuerzo uno de mis ojos.—Parece mentira que tengas veintiséis años—Escuché que le decía Lucas a su hermana. De hecho era la primera vez que escuchaba la edad de Dakota—Sólo te abrí la puerta porque, o lo hacía o la echabas abajo de una patada.—¡Uy! como me conoces hermanito. Vamos Nat—sacudió mis piernas.Yo, usé las pocas fuerzas de voluntad con las que me despierto por las mañanas, y me puse en pie.—¡Ya estoy despierta!—Estaba orgullosa de mí misma, pero quería seguir durmiendo.