La puerta se abrió por completo. Logramos observar a la perfección de quién se trataba. Quise que me tragara la tierra, o mejor dicho, quise que se lo tragara a él.
—¡Enano!—grité muy enojada y me cubrí el sostén con las manos—¡Te he dicho mil veces que no entres a mi habitación sin llamar!
—¡Ay! lo siento, no sabía que estabas en pleno acto sexual. ¡Hey!—esa interjección la utilizó dirigiéndose a Lucas—¿Cómo te ha funcionado mi hermana en la cama?
—¡Joseph!—Exclamé en voz alta.
—Tranquila, nada más vine a traerte tus bragas que por lo que veo, te hacen falta. Eres un desastre, las dejaste tiradas en la sala—las dejó caer al suelo.
Me levanté rápidamente y me cubrí el cuerpo con una sábana. Lucas tenía una sonrisa perfecta en el rostro, como si la situación fuera divertida.
—¿Y mis padres, dónde están?—Inquirí con notoria preocupación.
<El día prometía ser interesante, mi cerebro se encargó de recordármelo todo el tiempo. El paso de las horas en la escuela se me hizo lento y torturador. Es obvio teniendo en cuenta que tenía que soportar turnos de clases kilométricos y aburridos. No obstante tuve suerte porque salimos un poco antes. Eso me resultó muy conveniente, así podría prepararme con tiempo. Deseaba ponerme escandalosamente atractiva para él, mi semental, Christian. Iba hacia la salida con pasos presurosos cuando alguien me tomó por el brazo:—¡Natasha! ¿A dónde vas tan apurada? ¿Qué se está quemando?—Lo siento Lucas. No puedo hablar contigo ahora porque tengo que llegar a casa pronto hoy.—¿Por qué?—mostró preocupación en su semblante—¿Pasó algo malo? No me digas que tu hermano contó algo y ahora estás castigada.—No, no es eso, es que...Tengo que irme porque creo que voy a caer con la menstruación—salí corriendo como una tonta. Lo
Un pequeño rayo de sol penetró por mi ventana, atravesó la cortina y cayó "por casualidad" en mi cara. Si, lo sé, nunca tengo suerte realmente. Cuando no es mi despertador el que me despierta es el solecito. Lo primero que hago siempre que me levanto es mirar mi teléfono para ver si tengo algún mensaje o llamadas perdidas. De hecho, aquella mañana, tenía dos mensajes: uno de Christian y otro de Lucas.CAMARERO SEXY: Buenos días mi reina, espero que hayas dormido bien. No puedo esperar para verte hoy. Besos.Hubiese pasado el día en una nube de algodón recordando ese lindo mensaje de buenos días. Después revisé el de Lucas y la nube se me desmoronó.Imbécil: Natasha espero que hayas amanecido viva. Si es así responde lo antes posible y si no... Responde igualmente. Hoy voy a dar una vuelta con unos amigos. Te apuntas?Como no tenía nada mejor que hacer respondí los dos mensajes. Primero a Lucas que parecí
Abrí los ojos lentamente solo para que me cegara por un momento la luz del sol que entraba por la ventana. Observé a mi alrededor para que mi cerebro actualizara el momento y el lugar. Aún no podía creerlo, todo ocurrió muy rápido: una cita, una rotura de vestido, indecisión con unas poleras y Christian haciéndome suya.Desperté en los fornidos brazos de mi sexy camarero y estuve aproximadamente veinte minutos mirándolo mientras dormía. Se veía hermoso con sus ojitos cerrados y con esa cara tierna de completa tranquilidad y paz interior. Era como si soñara con cosas pasivas, lentas y relajantes. Me gustaba verlo e imaginar que el fondo sonoro de sus sueños era algo así como música instrumental para hacer meditación. Y hubiera continuado en aquella posición, observando a ese dios mitológico de carne y hueso mientras reposaba tranquilo pero mi teléfono celular comenzó a vibrar desenfrenadamente entre la ropa que estaba en el piso.Era prob
El símbolo de visto apareció a un lado del mensaje dos minutos después de haberlo enviado."Ya lo leyó" me dije" pero el muy hijo de... no me contesta ¡Qué tortura! ¡No puedo, esto me supera!"Tiré mi teléfono con rabia sobre la cama y me cubrí de pies a cabeza con las sábanas. Sabía que Lucas no respondería, pero moría de ganas de que lo hiciera, aunque solo fuese para decirme que me muriera.El tono de llamada de mi celular comenzó a sonar. Me dio un vuelco al corazón. No quería contestar, pero a la vez quería. Estaba en una disyuntiva. Cuando por fin me decidí mi decepción fue grande.—Hola Paul—Dije fríamente.—Hola Natie. ¿Cómo estás?—Bien, ¿y tú?—Más o menos.—¿Por qué?—Pregunté preocupada— ¿Pasó algo con Jenna? ¿Terminaron?—¡No digas eso ni en broma! Ella y yo llevamos casi tres años siendo novios y quiero pedirle que... se case
Eran las dos de aquella madrugada tranquila y fría. La habitación quedó hecha un desastre después de nuestra previa sesión de diversión. Ambos estábamos en la cama, acurrucaditos y completamente desnudos. Yo dormía a pierna sueltaabrazada al cuerpo de Lucas, sintiendo su calor que tanto me gusta. Entonces fue cuando el sonido de una notificación interrumpió mi tranquilidad. Abrí los ojos con pereza. Me los tallé con los puños, bostecé como una leona y aparté de mi cara unos mechones de pelo que me estorbaban. Lucas dormía a mi lado como un bebé. Se veía tierno, pero a la vez extremadamente sexy. Me mordí el labio inferior. Me invadieron unas ganas enormes de hacerlo despertar con una... "¡Natasha regresa!" me dije golpeándome la frente. Tomé mi teléfono de la mesita de noche y un relámpago llamado brillo de la pantalla atravesó mis córneas. Desperté del todo. Después de algunos segundos mi vista se adaptó y pude ver de que se trataba:Paul: ¡Natash
Salió el sol algunas horas después. Me encontraba en la cama, enrredada entre las sábanas. Cuando abrí los ojos lentamente, noté que Lucas no estaba a mi lado en la cama, pero no me preocupé por eso. Tomé mi teléfono para ver la hora: siete y treinta y nueve de la mañana.Me quedaban segundos para estar en el escuela.Teniendo en cuenta que tenía el teléfono en las manos llamé a mis padres, para decirles que todo estaba bien y que Lucas me llevaría al instituto.Entré al baño, lavé mi pelo alizado y me lo sequé para que mis rizos volvieran. Luego cepillé mis dientes. Me puse mi uniforme que por cierto estaba perfectamente planchado y doblado sobre una de las silla de la habitación. Bajé a desayunar.En el comedor estaba la mesa preparada con el desayuno. Lucas se encontraba perfectamente listo para irse. Estaba desayudando con el perrito en las piernas. Le daba de comer de comer pedacitos de tocino.—B
—Relájate bonita, que te va a dar algo— Me aconsejó Jenna por décima vez. Ella estaba acariciando mis rizos, que yacían esparcidos en sus muslos.—Es que es muy fuerte—sequé las lágrimas que rodaron por mi rostro y mojaron las sábanas—Jenna, por favor, entiéndeme.—Natasha sí, yo te entiendo, pero es que eres medio anormal.—¡Uy! gracias—agradecí con tono sarcástico.—Déjame ver si entiendo bien ¿Me haces venir a estas horas desde mi casa, corro el riesgo de que me roben el carro que me regaló Paul o que me violen solamente para escuchar que estás deprimida porque una zorra con pedigrí te dijo que tu chico no te quiere de verdad?—Sí, es exactamente lo que pasa.—Pero ¿tú eres tonta o naciste de culo?—Ni lo uno ni lo otro bonita—le dije mientras me sentaba en la cama- Simplemente estoy poniendo todas las cartas sobre la mesa, no puedo descartar ninguna posibilidad.
Él sabía como hacer las cosas a su manera y salirse con la suya siempre que quiere. ¿Por qué lo digo?Lucas consiguió que su tía nos diese el viernes como día libre. Así él podría ultimar los detalles de la fiesta. Y cuando digo que él ultimó algo, lo que en realidad quiero decir es que lo máximo que hizo fue decirle a su organizador de eventos, Sebatián Cattolini (es gay, muy agradable y divertido) que lo hiciese todo. Mientras tanto Lucas se limitaría a dormir hasta las doce del medio día.Jenna cumplió con nuestro trato de ir a mi casa a prepararnos para ir juntas a la fiesta. Normalmente eso lo hacíamos las cuatro: Angie, Becky, Jen y yo pero ya sabemos los sucesos que ocurrieron. Llegó a mi casa a las dos de la tarde, si mal no recuerdo.Nada más llegar se adentró en mi armario para elegir el conjunto que usaría yo.—Al final ¿qué sucedió entre ustedes?— preguntó ella mientras sacaba de mi clóset más ropa de la que creí tener.