— He revisado el registro de esta empresa, sus logros, proyectos y todo y me sorprende que desperdicien material por no saber cómo llevar la b****a. —hablé al hombre que está desayunando en el restaurante.
No quería perder tiempo y vino de visita para que hablemos del asunto.
— Eso lo sabemos. Esperamos que si compras las acciones y formas parte de la directiva de la empresa así la sacaremos a flote.
Asentí y vi la determinación en los ojos del tipo. Es rubio ojiazul con una piel bronceada. Guapo, pero no de mi estilo.
— Entiendo. La pregunta es la siguiente: ¿Los otros inversionistas aceptarán que una aparecida cambie algunas cosas?.
— Es eso o irnos todos a bancarrota y creo que hemos invertido no sólo tiempo sino dinero.—asentí. Una cosa hace a un businessman y es la determinación y el buen ojo en el negocio claro está.
— Entiendo. Quiero formar parte del grupo pero no quiero que el grupo sepa que formo parte de ellos, es difícil aceptar a la hija de una de las competencias. Y no quiero que la competencia sepa que estoy detrás de esto. —lo miré muy fijamente, su iris era muy profunda y tenia un atractivo muy llamativo.
— Entiendo. Es la que tiene mayor porcentaje de acciones por lo cual la hacen la presidente. Aceptaremos sin titubear.
— Señor Gonzalo, quiero que me represente y mi identidad sea anónima, sólo tendré relación con usted, eso lo haría el vicepresidente o el director general de la empresa.
— Exacto.—dejó de desayunar y sacó una libreta.
— Ok. Anote allí. Es una revista que la gente ha dejado no sólo de comprar sino de vender y para ser sincero su contenido no ayuda —negué con la cabeza, el sonrió porqué sabe de lo que hablo—, a nuestro negocio aceptaremos empresas de cualquier ámbito hasta la artística. De toda industria habidas y por haber.
»Nuestra revista web será actualizada diariamente por alguien experimentado en el mundo de la informática, cómo su nombre lo dice Safe Market, buscamos en el mercado todo lo seguro. Farmacéutico, automotriz, educativo. Musical, telecomunicaciones, de todo, alguien se encargará de repartir las áreas y otros harán el papel de paparazzi. Nos convertiremos en la mejor revista publicitaria de todas y se lo digo hoy: llamarán para estar en la portada de Safe Market.
— Eso lo aspiramos.—dijo con ambición
— A usted le dejo ese trabajo, ah y el señor Eriksson nos hará las propaganda pero la condición es que durante el año el estará en la página principal de la revista tanto en la del papel como en la web.
— En eso no hay problema. —seguía anotando.
— También otra cosa. El cambio de imagen del logo y del edificio es necesario. —toqué la mesa con mis uñas — tengo un nuevo trato: una constructora nos reconstruirá algunas áreas a cambio de la publicidad por un año. Es una ganga.
— ¿De donde saca tantos tratos como esos?
— No fui la mejor en vano. Perdón por mi falta de humildad pero le aseguro que muchos querrán venir a trabajar en Safe Market. —él sonrió y se levantó y me estrechó la mano.— me alegra entenderme con usted. Esto será un éxito come llamo Rebeca Graham.
— Así lo creo —se marchó con su maletín y serio como un hombre de negocios.
Me levanté tomé los platos y fui a la cocina. Estaban los chicos y el señor Eriksson.
— ¿Como te fue? —dijo con una sonrisa.
— De maravilla. La próxima semana la competencia se alertaran porque se levantará Safe Market y viene con todo.
— Eso es increíble hija. —dijo con felicidad honesta.
— Viste qué Dios aprieta pero no ahorca. Ahora echaras tus propias raíces. —opinó Anabelle.
— Si... ¿Y que hacen? —le digo a los que estaban sentados allí.
— Echábamos chistes. Pero todos son malos. —los chicos estaban en su turno de descanso.
— ¡Vamos...! échenme uno a ver...
— Ok —dice uno de los que lavan las losas— ¿Qué tienen en común una mujer embarazada, un niño ahogado y una torta quemada?.—todos miramos con duda y hablé yo.
— Rebeca Graham. —digo al fin y ellos me ven curiosos— estoy embarazada, se me quema hasta el agua y sólo falta ahogarme y viendo mi torpeza innata de seguro termino ahogada hasta con un baso de agua.— se rieron y el chico continua.
— No, la respuesta es que no lo sacaron a tiempo. —se rieron y yo solo negaba.
— Ay muchacho... éstos jóvenes de ahora. —el señor se levanta y sale.
— El ganador al mejor chiste es... Theodore Lloyd.
— Yo continuaré con mi trabajo porqué con ustedes me ahogare...
Salí a atender a otros clientes encontrándome con mis padres. Ellos hicieron no verme y me ignoraron. Vi como el señor Eriksson se acercó a ellos y discutieron, alzaron un poco las voces y por respeto a la privacidad entré de nuevo a la cocina.
Caminaba de un lado a otro.
— ¿Qué sucede? —me preguntó Anabelle.
— Tu papá está discutiendo con los míos. Y algo me dice que estoy de por medio.
— Tranquila... relájate. Luego sabremos.
— No se que pasará. Tengo un mal presentimiento. ¿Y sí me botan?
— No te botaran... eres buena con los clientes. Relájate. Ven y pica estas cebollas, necesito otra mano, un cocinero faltó hoy.
— ¿Y si me pico un dedo? —le digo mientras me lavo las manos.
— Será un menú exquisito con dedos de Becky a la italiana.
— Que graciosa —me puse a mi labor— debo decir que he mejorado en la cocina con tus consejos. Puedo decir que estoy comiendo como alguien normal.
— Mamá fue la que me inculcó la cocina desde chiquita, ella me dejó muchas de sus recetas. Y con ella nació el deseo de la cocina. Cuando murió seguí sus pasos y años después decidí irme a Italia a estudiar lo que me gusta.
— ¿Fue difícil? Ya sabes. . perder a tu madre.
— No se explica el vacío que se siente en el corazón, pero con el tiempo uno se ve acostumbrado, claro al vacío más no a la pérdida, se que está en un mejor lugar. El cáncer es una enfermedad que te roba todo hasta las ganas de vivir desde cada célula. Papá no sé, pero me acostumbré a que sólo estemos el y yo.
— ¿No deseas que eso cambie? Digo: tú papá es joven y tiene derecho al rehacer su vida.
— Claro. Confío en el y espero que sepa escoger a la indicada aunque se que nadie podrá suplantar a mi madre, dejo muchas huellas.
— Eso es triste pero lindo.
Seguía picando y viendo el procedimiento en cada receta y el señor Eriksson llega. Entró molesto y diciendo palabras entre labios.
— ¿Y ahora que? —dice Anabelle
— Tus padres son unos degenerados. Y me disculpas. Pero ahora dicen: que muchos de sus clientes vienen a este local y eso lo desprestigian a ellos como malos padres y que es humillante y que debería despedirte y dejarte a tu suerte.—habla conmigo
— No quería dar problemas.—dije sincera.
— Es que tu no eres el problema cariño. Son ellos, amenazaron con dejar de hacerme publicidad y de hacer que dejen de venir aquí sólo porqué dije que no te echaremos y eso le molestó mas.
— No se de verdad que hay en la cabeza de ellos. Dañar la reputación de otro por sus caprichos —opina Anabelle abrazándome con un solo brazo y el otro sosteniendo el cuchillo
— Basura eso es lo que tienen. ¿Despedirte?, en vez de ayudarte. Has competencia y enfréntalo. —me aconseja.
— Dios me ampare.
— Amén... pero deja de llorar.
— Son las cebollas...
No confíes en nadie sólo en Dios; siempre he escuchado y en tu madre que quiere lo mejor para ti. Pero en mi mente vienen pensamiento que me decían que ellos no son mis padres. Y es que... ¡Dios!, un padre quiere lo mejor para su hijo no lo peor. Eso me carcomía mi cerebro pero el sabio Eriksson me explicó algo importante, según él en estos tiempos tan avanzados en ciencias, tecnologías, conocimiento y experiencia el amor de muchos se enfriaría, padres enfrentando y lastimando a sus hijos y viceversa y sumándole el hecho que el principio de la maldad es el amor al dinero.Quizás ellos temen que yo les arruine su reputación o que una revistas de farándula me entreviste y los ponga a ellos en una mala posición.Pensé: ya nada peor puede pasar.Pero pasó, Elizabeth Houston de una u otra forma se enteró que me acosté con él, no me digan cómo. Llegó al restaurante y pidió hablar en privado.Afuera hacía la salida de un callejón quedé con Elizabeth, el corazón me bombeaba muy rápido.— Ya s
Semanas atrás Cristopher Geizzelez-Tenemos dos grandes empresas detrás de nosotros, son las mejores en publicidad, te daré la tarea de que escojas según bien veas. -papá me veía con orgullo, era una mirada que me gustaba ganarme. mi familia confiaba en mi y yo quería el bien futuro para ellos.-bien papá, hablare con ellos, los invite a la cena de hoy –reviso mi reloj- es mas, voy tarde. Y sabes que la responsabilidad va por delante.-Ese es mi hijoSalí apresurado de la empresa, no tardé mucho en llegar al sitio, y fui al restaurant donde deberían estar esperando algunos accionistas y los posibles publicista.Entre al local y uno de los empleados me atendió, Bon Appétit es uno de los restaurantes con variedad de platillos y por supuestos mis preferidos.Me ubicaron en mi mesa y en ella había tres hombres conocidos en la empresa y imagino que las dos mujeres que nos acompañan son las publicistas, bueno mi vista paso de la una a la otra y allí se quedó, hablamos de proyectos y futuro
— Beck. Te buscan —dice una de las chicas.Salgo con titubeo y veo a un hombre de espalda con traje gris viendo a todos a su alrededor.— ¿Quién es? —pregunto juntando mis cejas— Un hombre.— No me digas... —dije con sarcasmo— Pero ¿cómo se llama el hombre?— No le pregunté... se veía guapo y pensé que quizás sea un noviecito —niego con gracia.— Olvídalo Graciela... no tengo novio.— No es Graciela... es Franchesca. —lo hacia apropósito, es divertido ver la cara de la gente cuando la llamas por otro nombre.Camino hacia el hombre castaño y éste voltea al tiempo que me acerco.— Hola.— ¿Qué haces aquí? —me crucé de brazos al instante.— Es un restaurante. Vine a comer ¿no? —no deja de ver mi barriga apretada por el pantalón y la camisa.— Entonces debería estar sentado en una de las mesas y no haberme llamado. —me cubro con mis manos la barriga— Cuando te conocí no eras odiosa. ¿Qué pasó contigo? ¿Dónde está la dulce Becky?¿Será: porque me tratas como a zorra o tu noviecita como a
Al restaurant había entrado un grupo grande, desde antes habían ordenado unir varias mesas para un almuerzo de negocios.El grupo era de publicistas que hablaban con un empresario de la industria de tecnología. Lo conocí de lejos ¿quién no? Sí es multimillonario.Fui una de las tantas meseras que ayudaría a servir, estaba los Houston y Graham allí, para vergüenza de mi familia.Hice mi trabajo y no levanté el rostro, no quería encontrarme con la mirada de uno de ellos.Estaba Safe Market Magazine y me reconoció, me sonrió y continuó con lo que hacía.Me fui a la cocina y me entretuve con Anabelle, pensaba en la decepción que deben pasar mis padres pero es muy exagerado de su parte fingir que no me conocen.Salí de nuevo a trabajar y esta vez apareció Cristopher. Se sentó y fue atendido yo miraba desde una mesa alejada, estaba sentada, mis pies dolían y eso que sólo tengo tres meses y medio.— ¿Puedo sentarme aquí? —lo vi y con flojera, respondí— No.— Gracias —se sentó y más que todo
Los antojos en mujeres embarazada es un clásico. Ese deseo repentino de comer un alimento, algunos estudios lo relacionan a carencias de determinados nutrientes y otros a cambios hormonales, y otros dicen que son a causa psicológicas, relacionados quizás a una llamada de atención en que las madres quieren recibir cuidados especiales en una etapa sensible y delicada de nuestra estresada vida, con esto que quede claro que he hecho mi tarea y he investigado a cerca de mi embarazo, lo que salte de pagina fueron las dilataciones en el parto, casi me iba en vomito ¿Cómo mi cosita se abrirá de esa forma? ¡Dios se apiade de mi! y el muchacho no sea cabezón. Bueno, el manual de un embarazo feliz decía que si tenia un antojo era mejor satisfacerlo porque me sentiría mejor y feliz. Y aclaro ese mito que dice que si no se satisface mi antojo le salen mancha a mi bebe, la doctora me dijo que no tiene base científica así que le dije a mis compañeros de trabajo que estaba comprobado por los científ
Desperté con una molestia en mi estómago que muchos llamamos hambre, traté de levantarme pero un brazo me lo impidió. Estaba reproduciendo en mi cabeza el por qué estaba en otro lugar, lo decía primeramente ese perfume que provocaba inhalarlo todo en una sola respirada. No voy a mentir pero me sentía muy cómoda y satisfecha en esa poción, es como si mi cuerpo lo hubieran moldeado solo para estar pegado a su cuerpo por el resto de mi vida, una pieza perfecta.Me erguí un poco y el se removió. traté de no despertarlo, mis manos sobre su pecho y sentía lo duro y trabajado que estaba su cuerpo y ni hablar ese delicado sonido que brotaba de su boca cuando respiraba, era un momento perfecto para grabarlo, parecía un niño, su frente sin ceñir, relajado. Su perfecta cejas y esa perfilada nariz que lo hacía ver tan hombre y ese aire de virilidad era la paradoja perfecta de Cristopher, su delicada e inocente estado contra su perfecta masculinidad. Chiflé un poco y siguió durmiendo y como a otr
Los días habían pasado, casi ni hablábamos cuando nos teníamos uno frente del otro. La situación era incomoda, debo reconocer que el ha hecho lo imposible para tratarme como a una reina, hasta agradecí que corriera a su asistente, dijo que el era capaz de cocinar y no necesitaba cocinera. Debo admitir que tiene una gran talento en la cocina, mi casa ya había sido arreglada y pues tenia un refugio donde estar, aunque su compañía era perfecta, sabía sacarme una sonrisa cuando mis humores cambiaban, su mayor cualidad para ser exacto.Quedé con Gonzalo en Bon Appétit, solo para negocios ya que no me quieren ver allí. Gonzalo era un buen colega y se que a veces sus actitudes o lo que hacia me hacia creer que quizás estuviera interesado en mi, pero creo que eso es absurdo para una mujer encinta.Me senté con Gonzalo, la reunión comenzaba en pocos minutos. Era otra oportunidad que se nos abria como empresa.Entró el señor Geizzelez, el dueño de la empresa, hombre alto, canoso y con una apari
—Victoria Brown es mi madre —le dije, estábamos sentados en el sofá, tenia que aclarar esto hoy por mi hijo.— me enteré hace poco, y no de una buena forma. —me escuchaba atentamente— no solo eso, me dijo que tu eres mi hermano.Se rió como si hubiera echado un chiste muy gracioso— ¡Que graciosa!. Es un buen chiste. —lo mire de una forma que se calló, no creo que esté para chiste. —No es un chiste ¡estúpido!, mi madre se acostó con tu padre y tu y yo somos hermanos —lo mire muy seriamente—Mi padre no es un santo pero no tendría un hijo botado, menos permitiría que esto sucediera, estas equivocada —me tocó la cara en busca de tranquilizarme. Le quité las manos en un manotazo.—¿Equivocada? ¡por Dios!. ¿Qué pasa si es cierto? ¿si somos hermanos? Nos acostamos… es incesto y nuestro hijo podría…—No digas nada… tu familia esta loca, —dijo exasperado— tu le haces caso a la mujer que te vendió con su hermana. ¿De verdad?, ¿todo lo de hoy fue por lo que esa señora te dijo? —asentí— Hay una