Mirabella Leone— Tu.No abrí muy bien la puerta, cuando volví a cerrarla de forma abrupta, fui rápida en reaccionar, o eso pensaba, pero no fue lo suficientemente ágil, porque Matteo metió el pie, impidiendo que pudiera cerrar la puerta como era mi intensión.Empujo lo más fuerte que puedo, pero mi fuerza a comparación con la suya claramente es estoy en desventaja, y eso se ve claramente, cuando logra abrir y entrar a mi departamento.Me alejo, lo que menos quiero, es tenerlo cerca, por eso salí huyendo del restaurante, no quería volver a enfrentarme a su furia.— ¿Qué haces aquí?, da pasos en mi dirección. - No te acerques, y contesta mi pregunta ¿A qué has venido?.Queda a mitad de la living.— Hablar contigo. - lo miro como si le hubiesen salido otra cabeza.- No tenemos nada de qué hablar, todo quedo claro señor Lombardi.— Si, si tenemos que hablar, ¿Porque huiste del restaurante?.- es una broma.- No hui, solo me fui, porque quise hacerlo.- es una gran mentira, pero no voy a admi
Siento sus manos introducirse debajo de mi blusa, acaricia cerca de mis senos, las desliza hasta llegar a mis nalgas aprontándolas, continúa su camino hasta tomarme por los muslos, por inercia enrolló mis piernas en su cintura.Camina algún lugar del pent-house, conmigo cargada en su cintura, no hemos despegado nuestros labios, me coloca lentamente encima de algo suave, se aleja un poco del rostro, mira fijamente mi rostro, como si lo estuviera detallando, acaricia suavemente el borde mi frente retirando uno de mis cabellos.Siento la expectativa correr cada poro de mi piel...Vuelve a besarme, pero esta vez con más ganas, como si no quisiera que me alejara, me toma por las caderas manteniéndome en mi lugar, mientras el devora mis labios. Con sus manos toma el borde mi blusa, retirándola de inmediato, dejando la parte superior más visible.Baja sus labios haciendo un camino de besos, hacia mis pechos, hace un lado el brasier, para llevar uno de los pezones a su boca, siento como chupa
Todo esto me pasa, por tonta, por creer que sus besos y caricias eran porque me amaba, porque deseaba estar conmigo, porque creía en mis palabras, pero la realidad es...Como el mismo lo dijo, quería demostrar que yo solo era una zorra, que me acostaba con cualquiera, y al no resistirme, dejó claro su opinión sobre mí..Pero ya no más... Ya no más Matteo Lombardi, hasta hoy bote una lágrima por ti.Me seco las lágrimas dejando atrás el lujo edificio, donde fue pisoteada mi dignidad. Llegó hacia la parada, de inmediato viene el transporte público, subo en el cuándo ya estoy en el asiento suelto el nudo atrapado en mi garganta.Lloro por lo ocurrido, lloro por la rabia de no poder demostrar mi inocencia, lloro por el amor no correspondido, lloro por él y sus falsas promesas.Porque eso fueron falsas promesas, un amor falso, sus te amos falsos, mientras me hacia el amor, ¿El amor? No, mientras me fo*llaba diciendo cosas cariñosas al oído, pero todo era mentira, solo quería que le abriera
Matteo LombardiDejé de escuchar cuando dicen "ella acaba de tener un accidente" sentí que un frío envolvía mi corazón, me quedé mudo al escuchar la noticia, y el teléfono calle con estruendo sobre el escritorio, caí sentado en mi silla, con las manos en la cabeza.Una inexplicable angustia me embargo, esto no podía ser verdad, ella debía estar bien. Se que ella me traicionó, pero si a Mirabella le sucede algo, yo me moriría.Aunque quiera engañarme, sigue siendo la mujer de mi vida, un mundo sin ella sería un mundo miserable.La voz atreves del teléfono, atrajo mi atención, me apresure a tomar el móvil, debía saber si estaba bien.— ¿Mirabella está bien?. - Hablo de forma apresurada. — La golpee con mi auto- mi corazón se oprime al saber que propia estar gravemente herida.— ¿En qué hospital la llevaste? - hablo saliendo de mi oficina, con dirección al ascensor.— Voy para allá, y cuando esté en el lugar, me vas a explicar cómo fue que la golpeaste y más te vale que no le suceda nada.
— Cerecita. - me llama con una pequeña sonrisa y un gesto de preocupación, que justo ahora me irritaHago como si no hubiese escuchado nada, mi cabeza me está pasando una mala jugada. Él no puede estar aquí frente a mí, lo sé, dejó en claro lo que significó para su vida.— Cerecita. - volvió a decir.Fije mi mirada en su dirección, lo observe sin ninguna expresión en el rostro, lo que menos deseaba era verlo, en estos momentos no toleraba su presencia, ni su rostro, en resumen, no soportaba tenerlo en el mismo espacio que yo.— Señorita, su novio a esta esperando por horas preocupado por su salud. - intervino la enfermera, sin ser consiente del ambiente tenso que inundaba la habitación.—Así que fingiste ser mi novio?, hasta donde tengo entendido yo solo soy una zorra traicionera.- me mira con su rostro confundido— Necesitaba saber sobre tu salud.- lo miró con ironía por su falsa preocupación.— ¿Para qué? ¿Necesitabas corroborar que estuviera muerta?, No tienes de que preocuparte, c
— No me iré, me quedare aquí contigo, sé que me equivoque, pero saber que tuviste un accidente me hizo pensar en que. - se le quiebra la voz — Si te llego a perder, me moriría contigo.Esto es increíble, primero me bota como basura, ahora dice que se muere sin mí.— Matteo, realmente no me interesa lo que dices, lo único que me interesa es no volver a verte, ya dijiste todo lo que querías decir, ahora solo vete y déjame en paz.Aprieta la mandíbula, al escuchar mi negativa, en otras circunstancias, estaría encantada de que estuviera aquí conmigo, pero también recuerdo todos sus insultos, sus malos tratos y la desconfianza, no importa si estaba muy preocupado por mí, sus acciones anteriores superan su pequeña muestra de angustia.— Ya dije que no me iré, no hasta que me escuches.- que hombre tan desesperante.— Tú quieres hablar ahora, que irónico cuando quise hacerlo ¿Qué fue lo que hiciste?. - se queda callado. — Dijiste que me fuera que te dejara de molestar y eso estoy haciendo.— A
Matteo LombardiSe que me comporte como un completo cobarde, aunque intente justificarme con ella, cada palabra que soltó fue una cachetada en mi rostro, todo lo que dijo era cierto, no permití que se defendiera, no permití escuchar su versión de los hechos, yo solamente la señale, y cuando creyó que todo había mejorado entre nosotros, hice la bajeza más grande que un hombre podía hacerle a una mujer, decirle "que solo me sacaba las ganas con ella".Cuando yo era consciente de que esas palabras no eran ciertas, pero no quería dejar mi orgullo a un lado, quería lastimarla, tal como ella lo había hecho conmigo, ver sus lágrimas correr por su rostro, oprimió mi corazón quería correr hacia ella y, decirle que nada de lo que decía era cierto.Pero no... Preferí seguirla lastimando una y otra vez, la lastimé tanto que ahora es ella, la que no desea saber de mí.Sentí una punzada en mi corazón al percibir su desagrado, era obvio que no me quería ahí, pero yo no me podía ir, no sin saber si e
Llegamos en tiempo récor al hospital, sin esperar que mi seguridad abra la puerta, me bajo con ella en mis brazos retorciéndose del dolor y llorando suplicando— No dejes que lo pierda por favor.- repite una y otra vez— AYUDAAAAA MI MUJER ESTA SANGRANDO. - viene a nuestro encuentro dos enfermeras con una camilla.— ¿Que le ocurrió?, ¿Es alérgica algún medicamento? ¿Su nombre es?La coloco en la camilla, no ha dejado de sangrar, tiene sus manos en el vientre mientras se queja de dolor.— Fue golpeada muy fuerte en el abdomen, gritaba de dolor mientras se sujetaba el vientre, la tome lo más rápido que pude, por favor ayúdenla, no dejen que le ocurra nada.Hablo apresurado, llegamos a un pasillo me detienen frente a dos puertas.— Señor, espere aquí es área restringida, no puede ingresar.— No pueden dejarme aquí sin saber sobre el estado de mi mujer. - estoy exasperado.— Señor déjenos hacer nuestro trabajo. - asientoLa enferma entra rápidamente al área, mientras yo me quedo afuera, co