Capítulo 34

La loba oyó los arbustos moverse y agitó la cola con excitación al salir de ellos un hombre alto, totalmente desnudo.

-Mi hermosa, mi preciosa alfa- se inclinó ante ella en un movimiento de respeto y abrió sus brazos para que esta entrara en ellos.

La loba caminó hacia él y se restregó en su cuerpo mientras besaba la punta de su morro y el lugar entre sus ojos.

Ojalá pudiera cambiar tan fácil como antes. Alisha la oía lamentarse. Estaría en sus brazos todos los días.

Si, se amaban, pero no eran compañeros. La chica lo pudo sentir. Conocía la sensación por el tiempo que había estado al lado de Cr

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