Alisha cogió el décimo bocadillo y lo llevó a la boca sin saborearlo. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se había dado cuenta que llevaba rato comiendo y Dylan solo ponía plato tras plato delante de ella.
-¿Estás bien?- le preguntó el lobo rellenando su vaso.
-¿Ehh?- ella sacudió la cabeza -¿Decías algo?-
-Alisha, qué si estás bien, aunque sé que puede parecer estúpido preguntarlo-
Ella asintió con la cabeza con una sonrisa fingida.
-Mejor, no tienes que preocuparte- se llevó la mano y la sobó intentando quitarse el malestar constante y sus r
Alisha se había dado cuenta que el sol estaba cayendo cuando se incorporó en la cama dejando la comodidad del pecho de Cristián después de pasar algún rato considerable conversando. Hablar con el lobo le había resultado más reconfortador de lo que imaginaba, sobre todo cada vez que le contaba alguna anécdota relacionada con los integrantes de la manada.Había muchos que no conocía pues estaban fuera de casa en sus respectivas misiones aunque algunos estaban por volver, uno de ellos era un tal Raice que había llegado junto al alfa. Su pareja le había advertido que se mantuviera al margen con él y que si no tenía nada que hablar que se limitara ni a mirarlo. Era de todos el que más tarde había podido dominar su lobo por lo que era demasiado impredecible. Donde vivía
Su cuerpo entero se encogió y retrocedió alarmando a su pareja que le lamió la oreja, nervioso. Sabía que tenía que sacarla de allí, ni siquiera el cuarto de seguridad que tenían construido para emergencias había funcionado, a pesar de estar abrumado por la preocupación por sus compañeros no podía dejar que Alisha cayera en malas manos, no por el hecho de que fuera su mujer, sino por todo los secretos que albergaba. Le hizo seña para que le siguiera, tenían que salir de la mansión y alejarse lo antes posible, estaba seguro que esa era la orden que le daría Serguei.Sacando la cabeza por la puerta vigiló y escuchó sonidos que se acercaban por la segunda planta, tenían pocos segundos. Cristián salió corriendo con Alisha a su lado y se metieron en
Alisha sentía todo vacío a su alrededor. Lo último que recordaba era el sonido de una pistola taladrándole los oídos antes de caer en la total inconciencia. Intentó despejarse pero lo era imposible. Era como si su cuerpo estuviera flotando en medio del océano.Buscó arduamente mediante a su vínculo a su pareja. No encontró nada. Tampoco era como si no lo sintiera. Era como si no pudiera llegar a él. Al menos la marca seguía latiendo en su cuello dándole a indicar que aún estaba vivo. Pero dónde.Utilizando todo el esfuerzo posible, se obligó a moverse. Estiró la pierda con cuidado para sentir una superficie fría y áspera en la planta descalza de su pie. Poco a poco abrió sus ojos y le tom&oacu
Alisha tembló, de miedo, de impotencia, de culpa.Retrocedió hasta no poder más. Tragó duro que incluso le dolió. No podía llamarlo, su olor había cambiado y más que atraerla la hacía estremecer por querer salir de allí.No sabía lo que le habían inyectado pero fuera lo que fuera, la intención era que la tomara en contra de su voluntad. Y Blaren podía ser idéntico a su hermano, con algunas diferencias que uno podía darse cuenta con el tiempo, pero no era su compañero, aquella persona que podía sentirla incluso cuando no quería y que por primera vez ansió tanto que estuviera a su lado.Se abrazó el cuerpo como protegiéndose aun cuando eso le causó dolor en las heridas
Un grito de dolor se contenía en los labios de Alisha mientras tantas agujas que no podía contar se enterraban en su piel. Las gruesas correas de piel la ataban a la mesa lastimando sus heridas apenas cerradas y a cada intento de convertirse buscando liberarse la presión en su cuello la sofocaba.¿Dónde estaba su pareja? ¿Acaso no le había prometido cuidarla? ¿Por qué no estaba a su lado? Los momentos eternos en aquella celda, fría y húmeda solo le hacían extrañar el calor de sus brazos cada vez que la rodeaba. Si ella no hubiera sido tan terca y se hubiera dejado conquistar más fácil hubiera aprovechado el poco tiempo que estuvieron juntos.Una lágrima corrió a lo largo de su mejilla. Podría morir en aquel
Alisha. Alisha. La voz resonaba en su mente, diferente a la de la loba. Esta vez las imágenes eran tan difusas que apenas eran visibles.-¿Porque ocurre esto? la joven se incorporó lentamente sobándose la sien.Después de verse a sí misma sin ningún cambio todo se puso borroso. Aun así pudieron distinguir apenas mucho ruido, la silueta de una mujer menuda romper el cristal de donde estaba ella y después mucha, mucha luz.Alisha se cubrió sus ojos y de nuevo esa voz.-Debes sobrevivir. No debes caer en manos de nadie-Y como mismo la escucho todo se volvió negro empatándose con sus recuerdos en el orfa
Alisha y Blaren respiraron agitados en el borde del peñasco. Estaban agotados y no paraban de llegar personas. Después que la puerta fuera abierta, ninguno de los presentes se esperaba que ellos hubieran salido de la jaula, así que el factor sorpresa fue definitivo para poder ganar algo de terreno.Ambos estaban con el pelaje cubierto de sangre de sus agresores y sus mandíbulas dolían aún más por el esfuerzo de atacar sus pescuezos. Para Alisha que nunca había matado a alguien o que ella tuviera idea aquello le resultó repulsivo al principio pero era eso o dejarse agarrar.Robert salió de entre el grupo de personas que los rodeaban.-Hija mía, no hagas esto más complicado de lo que es ya. Vuelve conmigo
Alisha, a pesar de estar en total nebulosa, sintió como su cuerpo era alzado hasta quedar en una superficie irregular. No precisamente cómoda, pero el olor que la envolvía, la hacía sentir cómoda de forma familiar. Sin preverlo cerró sus ojos mientras los movimientos se volvían constantes debajo de ella. No supo cuando estuvo así, pero cuando la dejó caer en una cama de hojas secas supo que estaba cerca de su hogar. Podía percibir el olor de su pareja cerca y eso le hizo abrir los ojos para encontrarse nuevamente sola.Gimió débilmente alzando con esfuerzo la cabeza para dejarla caer bruscamente ¿Quién era aquello que la había salvado? Su voz sonaba dulce, joven, con un ligero temblor pero no que valía era que la hubiera ayudado aún sin ella saber su identidad.