Jules no respondía, parecía como si tuviera una lucha interna entre su razón y su deseo, pero al cabo de unos segundos y con el ceño fruncido asistió con la cabeza. Estaba molesto con él. Había traicionado su confianza y ahora mismo no sabía ni siquiera qué era, o qué le ocurría. Las lagunas en su mente eran tan grandes como sus dudas.Darren soltó suavemente el agarre de los brazos y él protestó al enderezar el hombro donde estaba la mordida de sumisión que le había tenido que hacer para hacerlo volver a su forma humana.–Déjame encargarme de eso –corrió hacia un lado el cuello de la camisa que cayó por debajo del hombro, dejando a la vista las cuatro marcas muy profundas de los colmillos, y otras más pequeñas alrededor. Apenas si habían empezado a cerrar y la piel se estaba tornado violeta. En un intento desesperado de detenerlo, había utilizado demasiada fuerza, hecho del que se arrepentía.–Lo que tienes que hacer es apartarte de mí de una buena vez –insinuó debido a que aún mante
Dominic abrió la puerta y se dirigió a la pareja en el pasillo. Les había dado su espacio pensando que era la mejor idea. Pero estaban tratando con algo que no conocían.–Darren tráelo a mi oficina, hay que calmarlo primero –su tono autoritario no tenía reclamación.Darren lo cargó en brazos y aunque Jules se resistió en un primer momento al final enterró sus pequeñas manos temblorosas en la tela de su ropa. Entrando a la oficina lo llevó al inmenso sofá de cuero negro. Para cuando lo dejó su piel volvía a cubrirse de pelaje blanquecino. Su ceño dolorosamente fruncido denotaba la preocupación en su rostro. Dominic lo apartó y se arrodilló ante el cuerpo sollozante de Jules y le tomó la mano ignorando el gruñido a su espalda.–Darren necesito que te alejes un momento, utilizaré a mi lobo para conectar con el suyo. Si se siente amenazado puede que no podamos calmarlo y no puedes morderlo de nuevo. Su cicatrización está tardando bastante y no podemos seguir hiriéndolo –sus palabras apena
–¿Qué me tengo que acostar con él? –el grito de Jules salió demasiado agudo para los sensibles oídos de los dos lobos presentes.Dominic había pasado más de media hora explicándole, con cuidado, quiénes eran, su origen y lo que había ocurrido con su raza. Tuvo que tener mucho tacto para contarle qué había descubierto sobre él, y el remedio temporal que creía necesario para ayudarlo. Jules había escuchado palabra por palabra asimilando cada detalle, su boca solo se habría para intentar decir algo, pero volvía a cerrarse con la misma velocidad. Fruncía el ceño y lo masajeaba en un intento de quitarlo inútilmente. Lo que le había hecho levantarse del asiento bruscamente fue la última parte.Podía asimilar que no era humano, y que después de sobrevivir a un disparo en el pecho y al otro día estar como nuevo, cualquier cosa era posible, entre comillas. Que estaba en una casa llega de cambiaforma, lobos o shifter, como él mismo los había llamado. Que tenía un lobo dando vuelta dentro de él
Darren dejó caer el pantalón quedándose totalmente desnudo, para él no era un problema, la ropa solo era una necesidad para integrarse a la sociedad y quería que su pareja supiera lo que era de él por derecho. Su cuerpo se curvó y comenzó a cubrir de espeso pelaje marrón hasta cubrir su total transformación. El lobo se acercó al chico, que había caído en el piso impactado por la impresión. Ahora seguro que era consciente que nada de lo que decían era mentira. Se irguió en todos sus centímetros y avanzó con prudencia. Sabía que, si él se convertía otra vez, como había dicho Dominic, la cagaría y él no terminaría bien la cosa. Jules se corrió hacia atrás con el corazón desbocado. Todas sus locuras se habían materializado y donde antes estaba su guardaespaldas, que lucía mucho mejor sin ropa que con él, ahora estaba el lobo más grande que hubiera visto en su vida. Una cosa era verdad. Tenía miedo, pero a la vez estaba irracionalmente fascinado. La bestia era hermosa. Con un color choc
Habían pasado dos días desde el incidente y el chico seguía en el duro. Si eso duraba más tiempo Darren terminaría enloqueciendo El lobo casi lo devoraba por dentro y estaba molesto con él por ser tan indulgente. Le habían enseñado que los compañeros tenían que estar a su lado y obedecerlos, los antiguos aún tenían esas ideas retrógradas. En pleno siglo 21 cómo le dices eso a un joven que es dueño de hasta el suelo que pisa.Darren se revolvió el cabello abrumado y tomó un sorbo de café concentrado que Dylan le había preparado. El joven lobo era el más relajado de la casa. Mujeriego a morir y por ironías del destino era el que mejor se relacionaba con su compañero. Le cocinaba y eso a él le gustaba. Los celos lo carcomían, aunque mientras no pasara los límites de lo permisible no había problemas y por suerte Dylan conocía bien su lugar.–Otra vez Jules te está dando dolores de cabeza– el objeto de su pensamiento acertó.–No acaba de ceder. Me pidió tiempo pensé que solo serían unas ho
Darren fruncía el ceño. Su compañero se había alterado y él lo había notado. El pulso ahora circulaba más agitado y su respiración era irregular. Al final lo soltó cuando él lo miró desafiante y enterró ligeramente las uñas sobre sus dedos.Lo vio acercarse a la mesa con determinación y gruñó cuando el otro hombre no se quiso mover. Surtió efecto poniendo distancia de inmediato.Jules tecleó en la computadora y soltó un chasquido al encontrar lo que sospechaba.–Darren necesito tu celular, perdí el mío cuando pasó aquello– hizo una mueca al recordar el incidente del atentado contra su vida.Él marcó algunos números y cancelaba de aquí para allá cuentas mientras seguía escribiendo en su pc. El lobo estaba impresionado con la facilidad que hacía ambas tareas como si fuera un juego de niños, aunque no lo era. Los hombros tensos de él delataban el estrés de la situación.–¿Ocurre algo Presidente?– preguntó el hombre a una distancia prudencial. El guardaespaldas parecía reclamar todo el es
Había un sonido constante en el fondo. Era molesto, insistente y afectaba su concentración. Traspasaba vagamente la nebulosa en su mente. Su cuerpo estaba fuera de sí y apenas tenía control sobre él. Los dientes en su cuello en vez de dolor mandaban estremecimientos por cada fibra de su ser. En sus ojos, los colores se distorsionaban, se saturaban cada vez más, mientras sus manos se enterraban en la espalda del lobo, la que mantenía cautiva entre los fuertes brazos, manchado la tela con pequeñas gotas de sangre. ¿Qué le estaba pasando?No sabía lo que hacía, su voluntad se había desvanecido hacía rato, siendo reemplazado por el ser dentro de él, por primera vez era consciente de su alrededor. Del lugar donde estaban, del hombre que sujetaba su cuerpo contra la fría pared del elevador, de sus manos grandes y cálidas acariciando su nuca y su cadera, de los dientes en su cuello y de la lengua que acariciaba la piel de su nuca y acariciaba su hombro desnudo. Y de su cuerpo encendiéndose b
Darren miraba como su compañero caminaba de un lado a otro en la alcoba de su apartamento. Se deleitaba con el movimiento de sus caderas y de esas piernas que anteriormente lo habían acogido con seducción entre ellas. Jules no lo miraba hacía horas, si bien el sonrojo en su rostro, era evidente cada vez que le hablaba o hacían algún contacto físico forzado por él. Sabía que él estaba avergonzado, pero de que había respondido a su más natural instinto, lo había hecho y tanto él como su lobo estaban muy satisfechos de haber sido los causantes.Se relamió los labios, sentado sobre la cama, embobado por el débil aroma que mantenían aun las sábanas. Habían ido al apartamento para a recoger lo necesario para que se acomodara en la mansión de la manada, después de que Jules resolviera múltiples gestiones en diferentes departamentos de la empresa. Él se veía incomoda con el hecho de no poder estar presente por unos días debido a su condición. Lo que más le impresionó fue la eficiencia y respu