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¿Como logró paralizarme?

Capítulo 2

Al llegar a casa me encuentro con mi hermana que es dos años mayor que yo, Bridge, escuchando Adele mientras cocina, utiliza el batidor como micrófono y canta a todo pulmón el coro de Send My Love, pega un brinco cundo se da cuenta de mi presencia.

—Hola hermanita, me asustaste ¿Cómo te fue hoy?— se acerca a mí y me abraza.

—Bien, ¿a ti que tal?— le regalo una gran sonrisa.

—Genial, me aceptaron en la escuela de modas— las dos empezamos a brincar como locas de la emoción.

—Me alegro mucho por ti... ¿y mis padres? ¿Alex? ¿Belkis? —me sorprende que no este aquí sacando a mi hermana de la cocina.

Bridget termina de ordenar la cocina y nos encaminamos al piso de arriba, donde se encuentran nuestras habitaciones.

—Nuestros padres no han llegado, deben estar en una reunión y nuestro hermanito en la escuela de música —pasa su brazo por mis hombros y yo rodeo su cintura y así subimos las escaleras —Belkis salio a comprar suministros, no le digas que fui yo la que estuvo en su cocina o no me hará mis dulces como castigo.

—Qué bueno, necesito un poco de paz. Las clases han estado un poco fuerte, además que le estoy poniendo un empeño extra por lo de la universidad— entra en su habitación y yo continúo a la mía que queda justo al lado, ambas nos recostamos del marco de la puerta aun conversando.

—Toma las cosas con calma, tu promedio ha sido el mejor desde que entraste, la beca la tienes seguro —me guiña un ojo, para luego entrar a su cuarto.

Al entrar a mi habitación me pongo algo cómodo y me acuesto a dormir, y en cuestión de segundos ya estoy profundamente dormida.

Siento que alguien me mueve, al abrir los ojos lentamente veo a Bridge algo preocupada.

—Nuestros padres llegaron, mi papá quiere hablar contigo ahora— me dice abriendo el closet y empieza a buscar ropa para mi.

—Me cambio y bajo, ¿dónde está él? —restriego mis ojos tratando de sacarme el sueño, pero siento mi cuerpo pesado, me cuesta mantenerme sentada.

—En el estudio, apúrate y no olvides mantener tu temperamento controlado —sale de mi habitación a toda prisa dejando un vestido sobre la cama junto a unas sandalias altas.

Si él está en el estudio es porque lo que tiene que hablar conmigo no son buenas noticias para mí. Entro al baño para ducharme rápido, seco mi cuerpo y me coloco el vestido que mi hermana saco para mi, es de color rojo pasión, ajustado arriba y cae en capas hasta un poco más arriba de mis rodillas junto a las sandalias plateadas, me coloco un poco de polvo y brillo.

Quizás ustedes piensen que me estoy arreglando demasiado para ver a mi padre pero no, a él no le gusta que andemos en casa desarregladas, ya que siempre hay algún socio con él y las apariencia lo es todo para esta familia.

Toco la puerta y escucho a mi padre decir que pase, al entrar veo a mi madre disgustada pero al mirarme... pude notar en su mirada lastima, ¿lastima por qué? Creo que estoy a punto de descubrirlo.

—Tranca la puerta y siéntate— dice con voz autoritaria y tajante.

Hago lo que me pide y me siento frente a él, mi mamá está sentada a su lado, yo al lado de ella. Del otro lado de mi padre están tres personas más, un matrimonio y supongo que el chico que está con ellos es su hijo, este me da la espalda, al parecer lo que ve a través de la ventana es más interesante que la conversación que se tiene aquí.

—Esta noche tendremos en casa una celebración muy importante— dice levantándose de su silla, se detiene frente a mi— tu madre te compró un vestido para la ocasión y ya se contrató a alguien para que te arregle.

—¿A qué se debe esa reunión?— preguntó con cautela.

—Celebraremos tu compromiso, te casaras con ese hombre de allí, ellos son sus padres y tus futuros suegros —suelta de golpe, sin anestesia ni previo aviso.

—Pero solo tengo 17 años, eso es ilegal— mi voz se quiebra al final presa del miedo, no entiendo nada de lo que está pasando.

—Se van a comprometer, aún no se van a casar. Pero muy pronto lo harán. Estará aquí la prensa así que debes parecer enamorada y más te vale que lo hagas bien o te arrepentirás —me amenaza señalándome con su dedo índice.

Volteo a ver al matrimonio que esta frente a mi, ambos lucen ansiosos, como si estuvieran a punto de cerrar un negocio gordo dentro de poco.

Saber los planes que mi padre tiene conmigo me estremeció, no podía creer que mi propio padre me venda de esa forma. Volteo a mirar a mi madre buscando su apoyo, pero lo único que hace es evitar mi mirada, con eso comprendo que estoy sola.

Veo a las otras tres personas que están en el despacho, involucrados también esta locura, solo analizan mi reacción. No aguanto más y salgo disparada de allí a mi habitación, en el camino me encuentro con Bridget, la agarro por el brazo y me la llevo conmigo. Apenas cruzamos la puerta del cuarto la abrazo, lloro en su hombro como una niña pequeña, cuando logro calmarme le cuento lo sucedido.

—¿Estás segura de ello? —me pregunta sujetándome de los hombros.

—Claro que sí, los padres de él están allí, me veían como si fuera mercancía, más él nunca me dio la cara —le cuento mientras limpio mis lágrimas, me siento en la cama sintiéndome caer en un hoyo profundo.

—Debe haber algo que pueda hacer, lo primero es averiguar quién es el hombre y por qué te escogió a ti para casarse —se sienta a mi lado pensativa— no es primera vez que pasa esto en la familia, pero siempre es la mayor a la que casan primero ¿Por qué esta vez es diferente? Voy a investigar, por el momento debes hacer lo que te digan, no causes problemas.

—De acuerdo, solo espero que logremos conseguir el modo de evitar esta locura, de lo contrario no sé qué será de mí —me dejo caer en la cama sin ánimos de nada.

Bridge sale de la habitación dejándome sola. Me levanto de la cama sin mucho ánimo y me quito el vestido quedando en ropa interior me lanzo en la cama a esperar que mi madre venga por mí a disfrazarme de mujer de la alta sociedad.

No sé cuánto tiempo ha pasado cuando escucho que mi mamá me llama, avisándome que llegaron las personas que contrato para que me peinen y maquillen. Me levanto de mala gana, pero sin decir una palabra, me coloco una bata de seda que me pasa mi madre y enseguida entrar varias personas a mi habitación. En un par de horas ya estoy lista, lo único que falta es colocarme el vestido azul oscuro, cuello en V y ceñido al cuerpo, que me compraron y unas sandalias de tacón a juego.

Ya es de noche, me asomo por la ventana de mi habitación viendo a muchas personas en el jardín celebrando, vestidas con sus mejores trajes y vestidos tomando vino mientras que escuchan la melodía del piano, riendo, bailando y disfrutando algo que yo odiaba.

—Hija ya están todos aquí. Tu padre te espera en su despacho.

Dice mi madre en tono... ¿preocupado? Si realmente se preocupa por mí ¿Por qué está permitiendo todo esto? Se supone que soy su hija y debería protegerme. Paso por su lado sin dirigirle la palabra.

Me dirijo al despacho un tanto nerviosa, conoceré a mi prometido ¿estará de acuerdo con toda esta locura? O ¿es un títere más? Antes de tocar la puerta respiró profundo, realmente me siento nerviosa. Al entrar todos se me quedan viendo, con una gran sonrisa mi padre se me acerca, además de él están mi madre, además de las otras tres personas que estaban temprano, a diferencia que esta ves si veo la identidad del chico que me daba la espalda.

—Umar te presento a mi hija y tu futura esposa Ailén— dice mi padre como si yo fuese el premio del ganador.

—Encantado de conocerte Ailén— su voz y su toque hace que mi piel se erice y mi corazón se acelere, tal como pasó en la salida del instituto.

Me había quedado muda.

Bravo Ailén a buena hora se te antoja quedarte muda.

El chico con que me había tropezado al salir del instituto ahora lo tenía frente a mí y lo peor es que será mi esposo.

—Pensé que nos habías dicho que tiene un pequeño problema de audición ¿también es muda?— pregunta la mujer desconocida con arrogancia y desprecio.

—Debe ser tímida— comparte el señor con su esposa una mirada cómplice.

Siento un fuerte apretón en mi cintura, lo suficientemente fuerte para hacerme reaccionar.

—Lo... siento— digo entrecortada.

—Nos pueden dejar a solas, quisiera conocer un poco a mi prometida, los medios harán muchas preguntas así que debo conocerla un poco antes— dice sin quitarme la mirada pero un tanto cauteloso, como si quisiera medir mi reacción.

—Por supuesto, me parece que es lo mejor— agrega mi padre con satisfacción.

Todos se marchan y eso me pone mucho más nerviosa aún, él se me queda viendo de una manera que me preocupa quedar a solas con él e indefensa... su mirada es tan penetrante que me hace sentir vulnerable.

—Cuando te vi hace unas horas parecías una chiquilla vestida con el uniforme escolar— dice caminando a mí alrededor— pero ahora, vestida así me resultas muy apetitosa, pareces toda una mujer— se detiene justo detrás de mí y dice eso último en un susurro cerca de mi oído.

—¿Por qué quieres hacer esto?— preferí ir al grano, aunque quizás con eso mi posición bajará aún más y me viera perjudicada.

—Es una propuesta muy difícil de rechazar, y ahora que te conozco... me resulta aún más difícil rechazarlo. Mientras te portes bien y hagas todo lo que se te pide podrás disfrutarlo tú también— el sentirlo tan cerca me descolocó, mi mente quedo en blanco por unos segundos.

—Yo no te amo— fue lo único que mi labios logro pronunciar.

—Yo tampoco te amo, eso de casarse por amor quedo en el pasado, debes aprender una cosa muy importante, en nuestra familia todo se hace por negocio— su tono de voz es duro y frío, por último acaricia mi rostro y fue inevitable no cerrar los ojos, al dejar de sentir su tacto abro mis ojos lentamente y en su mirada percibí tantas cosas que no supe definirlo.

Cuando se aleja, mi mente repasa cada palabra que él acababa de pronunciar, me sentía conmocionada... ¿hasta dónde estarían dispuestos a llegar? ¿Podré escapar de todo esto? Pero lo más importante ¿Cómo logra paralizarme?

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