Jazleen se miró en el espejo, le mostró el reflejo de sus ojeras, puso más maquillaje, no había podido dormir después de tener ese acercamiento con su padre, se pasó una mano por su cabello para acomodarlo.
—Tranquila, respira, tienes que superarlo…—soltó un suspiro.
— ¿Ya tienes la caja que se llevarán a la casa de caridad? —preguntó Jodie al entrar, Jazleen la vio por el reflejo del espejo.
—Está en el armario, ahorita pediré que la bajen.
—De una vez, tengo al mozo en el pasillo. —Jazleen hizo un gesto de repudio hacia Jodie, ella la ignoró, entró y salió del armario con la caja en manos.
—Ahí tienes. —Jodie tomó la caja y se la entregó al empleado.
—Déjalas en la entrada con las otras cuatro cajas, el de paquetería vendr
Kerem estaba enviando correo que le había ordenado Jaqueline momentos atrás.—Hola—dijo la rubia al pasar por el escritorio de Kerem, él levantó la mirada y le sonrió discretamente.—Hola, ¿Cómo estás? —dijo él caballerosamente, la rubia miró a alrededor para ver si tenía miradas en ellos.—Te extrañé anoche. —Kerem bajó la mirada y sonrió.—Yo más. —elevó la mirada y la miró. — ¿En mi departamento hoy? —susurró, ella negó lentamente hacia a él, desde ahí miró a Jaqueline a través del vidrio que estaba entretenida en la computadora.—Tengo algo mejor, te veo a la salida dónde siempre—Jaqueline miró hacia el exterior de su oficina y, alcanzó a ver el cabello rubio de algui
Kerem al terminar de hacerle el amor a su novia, ella durmió entre sus brazos, la miró dormir por un momento, vio como el mechón rubio cubrió un poco parte de su rostro, al verlo por completo, suspiró. Realmente estaba enamorado y, aunque la gente se opusiera, lucharía por su amor, no importaba que él no tuviera el dinero suficiente para mantenerla, sabía dentro de sí que su plan de hacer de su futuro restaurante una famosa cadena, le dejaría dinero para darle los lujos a los cuales ella estaba acostumbrada, sería su mete ese negocio, adoraba la comida de su país, la comida con la que creció y más aquel platillo que su madre que con tanto amor hacía para ellos, la receta de aquella comida picante, sería adoración de muchos y se haría importante.Puso la mirada en el techo de la nueva habitación. Repasó cada momento de su rel
Burak llegó a la ciudad de New York por la mañana, estaba emocionado, miró una y otra vez el anillo de la abuela, en el interior miró las dos letras K&J, sonrió al ver que su pequeño hermano daría un paso muy importante, tenía una mujer que amaba y ella igual, ¿Y tú, Burak? Se preguntó a sí mismo, las mujeres abundaban en Estambul, tenía noches llenas de pasión con muchas experimentadas, incluso, sin decirles, cumplían su misión en la cama.—Es este edificio, señor. —dijo el hombre de seguridad. —Me han informado que el agente bienes raíces está esperando.—Gracias. —Burak subió en el elevador privado, hasta el ático, al abrirse las puertas, un hombre elegante se acercó a él a toda prisa, ofreció su mano inmediatamente.—Bienvenido, seño
Kerem y la mujer rubia, hicieron el amor por segunda vez para reafirmar la felicidad de aquella propuesta. Por un momento al terminar, la mujer volvió a quedarse dormida en sus brazos, Kerem estaba a punto de quedarse dormido, cuando escuchó el timbre, abrió sus ojos con mucha sorpresa, luego dos golpeas más contra la puerta, la rubia se levantó bruscamente de su lugar, miró a Kerem quien prendió la lámpara de noche.—Dios mío—susurró la mujer con el corazón latiendo a toda prisa, se levantó a toda prisa, se vistió, al igual que Kerem. Otro golpe, detrás de otro contra aquella puerta.— ¡Abre la puta puerta! ¡Sé qué estás ahí! —los dos se quedaron congelados en su lugar, la voz de la otra mujer les hizo alertarse. Kerem estaba a punto de salir de la habitación cuando la mujer lo detuvo.
Kerem intentó tranquilizar a Jazleen, miró como el rímel manchó las mejillas de ella.—Respira, respira—Jazleen no podía controlarse, al ver que intentó ser amable, le hizo hervir más la sangre.— ¡No seas hipócrita! ¡Veo que aspiraste a algo más grande! —Siguió llorando con rabia— ¡Es mi madre, Kerem! —Kerem la miró.—Yo la amo, ella me ama—dijo él, pero Jazleen lo volvió a abofetear.Pero esta vez Kerem no regresó su mirada hacia a ella.—Jazleen—comenzó a decir Kerem.— ¡No! No me quieras convencer de que es un verdadero amor, por qué el verdadero amor no se oculta, —Kerem regresó la mirada hacia a ella. —Ella solo se está divirtiendo y el que haya comprado ese departamento, no es el primero que compr
Hora después, Kerem cerró la puerta, cargando con él solo su abrigo y el cambio de ropa, no le importó dejar algo más, ya no le importaba nada más, miró su móvil, estaba a punto de enviarle un mensaje a Burak y contarle, pero luego negó, esperaría a que empezara su día. Bajó en el elevador hasta el estacionamiento del subterráneo dónde estaba su auto, estaba aún en shock con lo que había pasado, repasó una y otra vez, se dijo a si mismo que podría ser una pesadilla, que, en cualquier momento, despertaría…Decidió ir a su local, no quería llegar a su departamento, no podría dormir, no dejaría de pensar lo que estaba pasando.Quitó la alarma y entró, el local pequeño estaba aún en mal estado, faltaba muchas cosas que hacer, a pesar de ser pequeño, tení
Jaqueline miró a su tío comer mientras miraba su periódico. Ella se llevó un trozo de pan a la boca.—Necesitamos hablar—dijo finalmente ella, Damián sintió su pecho latir a toda prisa, intentó controlarse, no necesitaba un infarto en esos momentos. Desvió su mirada hacia a ella que estaba a su lado, tenía los ojos de su madre, el cabello de ella, no tenía nada de él, ¿O sí? Ella era pura, demasiado. Dejó el periódico que era un pretexto para retardar esa plática.—Hablemos—susurró tenso, Damián.— ¿Qué es lo que se me oculta? —Damián arrugó su ceño.—Nada, lo prometo—Jaqueline presionó sus labios con dureza.— ¿Entonces por qué estás tan cerca de ella? —Damián soltó un largo
El jefe de la policía se retiró, Jaqueline siguió en shock en el sillón, recordando los últimos momentos con Mónica, se limpió las lágrimas, lo que quedaba en estos momentos era buscar al asesino.Burak fue a la cocina y le llevó a Jaqueline un vaso de agua fría, necesitaba sacarla de su trance, entendía a la perfección por lo que estaba pasando, aunque no era su familiar directo, la quería demasiado. Burak se sentó en la mesa del centro de la sala y quedó frente a ella, le entregó el vaso de agua.—Toma un poco—dijo Burak, Jaqueline levantó la mirada al hombre sentado frente a ella.—Gracias—dio un pequeño sorbo, sintió refrescarse un poco, tomó aire y lo soltó. —Parece ser que muchas cosas están saliendo a la luz para ambos—dijo mirando a Burak.—