—Está todo listo, señora—dijo la asistente personal cuando colgó la llamada. La mujer vestida de un traje rojo elegante, con un peinado en ondas perfectas, estaba cruzada de brazos viendo el panorama de la ciudad, al escuchar a su asistente, se giró a ella e hizo un movimiento de barbilla.
—Gracias, Sharon. ¿Y el agente de bienes raíces? —Sharon revisó la hora de su reloj de marca, luego miró a la mujer.
—Estará en el restaurante que eligió para verse, —la asistente se quedó algo inquieta y la mujer lo notó.
—Dilo. —pidió amablemente.
—No creo que sea buena idea que sea en ese lugar.
La mujer sonrió, caminó por la gran suite y se sentó en el brazo del sillón de la sala mirando hacia la rubia que tenía su tableta en mano.
—Tranquila, no puedo seg
La puerta del servicio de mujeres se abrió, apareció una mujer pálida, cabello castaño oscuro en ondas perfectas y tenía ojos azules, lucía un traje elegante en color rojo de dos piezas, Burak notó algo familiar en ella. ¿Acaso la conocía?—Por favor. —suplicó Jaqueline, Burak no pensó más, la llevó por el pasillo, antes de salir, miró hacia a atrás y notó que la mujer los miraba, él le cedió el paso entre las mesas, llegaron a la suya, Jaqueline miró a Damián, este ajeno al momento, se levantó al ver a Jaqueline pálida como un papel.— ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? —Jaqueline no pudo decir más, su pecho subía y baja, Damián miró a Burak para que le diera una respuesta al semblante de su sobrina. —Burak, ¿Qué p
Burak ayudó a Jaqueline a bajar del auto, llegaron a un parque cerca de la empresa, ambos caminaron por el sendero de árboles, en total silencio. Ella estaba repasando una y otra vez la escena del servicio, la mirada pálida de su madre, se abrazó a si misma cuando sintió un escalofrío.— ¿Estás bien? —preguntó Burak, Jaqueline se detuvo, lo miró y se mordió el labio, negó con la mirada cristalina, se llevó una mano a su boca para callar el sollozo.—Yo…—su voz se quebró, Jaqueline se abrazó de él, tomando por sorpresa a Burak, alzó sus brazos para abrazarla. —Muchas veces, muchas, imaginé reencontrarme con mi madre, la abrazaría, la besaría, le susurraría que tiene mi perdón, que no preguntaría el motivo por el que nos dejó a mi padre y a mí
Burak saboreó las tres palabras de Jaqueline, miró sus ojos, el aro se hizo más delgado.—Quiero hacerlo—Jaqueline lo miró detenidamente. —Pero es tu primera vez, para ello, debe de ser especial…Jaqueline sonrió de manera tímida.—Ya lo es…—Burak se perdió por un momento en su mirada. —Estoy frente a ti, deseando que me hagas el amor.Burak sintió como su piel se erizó con sus palabras. Jaqueline sintió que en cualquier momento haría combustión espontánea de tanto que lo deseaba, Burak se mordió el labio, buscó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella, Jaqueline se estremeció cuando él besó sus nudillos, luego buscó la mirada de ella.Sin decir nada, con solo ver ese brillo, supo Jaqueline que sería así. Caminaron a la planta de
Dos cuerpos cálidos, abrazados por el deseo, las ansias crecieron como nunca pudieron imaginar, él se separó del beso, dejando aun con los ojos cerrados a Jaqueline, cuando los abrió, se miraron fijamente.—Me estás volviendo loco—susurró Burak contra sus labios, ella jadeó, su pelvis la elevó con ansiedad de contacto, él con una mano hizo un recorrido desde su pecho, por el abdomen, luego a su vientre, arrancando jadeos a Jaqueline. —Tranquila, esto es lento…—la mano de él se fue a la entrada de ella, con sus dedos acarició su clítoris, ella se mordió un labio, gimió por el placer que le estaba provocando esos dedos, él aceleró poco a poco, haciendo que el cuerpo de ella se empezara a remover debajo del suyo. —Vente, vente…dámelo…Jaqueline, —ella se dejó llevar por las sensaciones
Burak despertó cuando se volvió hacia Jaqueline y sintió el frío de su lado vacío.— ¿Jaqueline? —dijo con la voz ronca, se pasó una mano por su rostro para despertar, miró hacia la puerta del baño, no se oía nada, ni el agua. Miró hacia la mesa de noche y se dio cuenta que no estaba su móvil, dedujo que quizás y se dio cuenta de las llamadas perdidas de parte de Damián, se levantó, buscó su pantalón del pijama, se la puso y caminó arrastrando los pies hacia el baño. Se lavó la cara, los dientes, luego buscó una camiseta y descalzó salió de la habitación, bajó las escaleras y no la vio, escuchó ruido en la cocina, dándose cuenta que el ama de llaves ya estaba preparando el desayuno, había dormido tan plácidamente que había despertado con
Damián miró el portarretrato dónde mostró a una dulce Jaqueline abrazada a él, sonriente, con aquel brillo en sus ojos llenos de vida.— ¿Qué es lo que piensas hacer, Damián? —se preguntó así mismo, sintió una opresión en su pecho.— ¿Qué vas a hacer de qué? —escuchó la voz de Jodie, dejó de mirar el portarretrato de Jaqueline y levantó la mirada hacia la mujer rubia que caminaba elegantemente hacia a él.— ¿Dónde te has metido esta tarde? Te estuve marcando al celular y nunca que contestaste.—Damián soltó un largo suspiro, se recargó en el respaldo de su silla, tiró del nudo aflojado de su corbata hasta retirarla por completo de su cuello y luego la lanzó a la superficie de su escritorio.—Estuve oc
Julissa miró por el gran ventanal, edificios vecinos ocuparon su atención por un breve momento.—Señora Julissa, ¿Qué le parece? —preguntó Sharon.Julissa se giró lentamente hacia ella observando los detalles a su alrededor, luego posó su mirada en su asistente.—Muy bonito, espacioso, mucha luz, me encanta, ya veo que Jaqueline tiene buen gusto—sonrió.—Igual que su madre.—dijo emocionada.—Espero poder hablar con ella pronto...—Señora, ¿Cree que el señor Damián le haya dicho la verdad? —Julissa suspiró.—No, él decidió esperar a decirle entre los dos, aunque me corresponde decirle que su tío, es realmente su padre.—Julissa se perdió en sus pensamientos del pasado, la forma en que las cosas de dieron. Son
Jaqueline se quedó quieta, congelada en su lugar, su corazón latió a toda prisa, el nudo en el interior de su estómago creció, se llevó una mano a su cuello y luego miró a Burak.— ¿Quieres bajar a hablar con ella? —Jaqueline no supo que decir en ese momento, Burak sintió su mano que se puso rígida y fría, se alertó buscando su mirada. — ¿Jaqueline? —ella salió de su trance de un momento, se intentó soltar de la mano de él, pero Burak sutilmente lo impidió. —Tranquila…No te presiones. —Jaqueline miró al jefe de seguridad de Burak.— ¿Pero él, mi tío? ¿Ella si es ella? ¿Ellos dos? —Jaqueline se puso de pie y se soltó del agarre de Burak, este le siguió. Ella estaba casi balbuceando.—Sí, señorita. Tengo