Julissa miró por el gran ventanal, edificios vecinos ocuparon su atención por un breve momento.
—Señora Julissa, ¿Qué le parece? —preguntó Sharon.
Julissa se giró lentamente hacia ella observando los detalles a su alrededor, luego posó su mirada en su asistente.
—Muy bonito, espacioso, mucha luz, me encanta, ya veo que Jaqueline tiene buen gusto—sonrió. —Igual que su madre. —dijo emocionada. —Espero poder hablar con ella pronto...
—Señora, ¿Cree que el señor Damián le haya dicho la verdad? —Julissa suspiró.
—No, él decidió esperar a decirle entre los dos, aunque me corresponde decirle que su tío, es realmente su padre. —Julissa se perdió en sus pensamientos del pasado, la forma en que las cosas de dieron. Son
Jaqueline se quedó quieta, congelada en su lugar, su corazón latió a toda prisa, el nudo en el interior de su estómago creció, se llevó una mano a su cuello y luego miró a Burak.— ¿Quieres bajar a hablar con ella? —Jaqueline no supo que decir en ese momento, Burak sintió su mano que se puso rígida y fría, se alertó buscando su mirada. — ¿Jaqueline? —ella salió de su trance de un momento, se intentó soltar de la mano de él, pero Burak sutilmente lo impidió. —Tranquila…No te presiones. —Jaqueline miró al jefe de seguridad de Burak.— ¿Pero él, mi tío? ¿Ella si es ella? ¿Ellos dos? —Jaqueline se puso de pie y se soltó del agarre de Burak, este le siguió. Ella estaba casi balbuceando.—Sí, señorita. Tengo
Damián se quedó atónito al escuchar las palabras de Jaqueline, su corazón latió a toda prisa.—Jaqueline—ella soltó un largo suspiro, miró a Julissa quien intentaba controlar sus sentimientos, miró a Damián y luego a ella.—Solo quiero respuestas a mis preguntas, luego, cada quien puede seguir su camino.Julissa se limpió las lágrimas, asintió a toda prisa, le daría todo lo que ella pidiera, miró a Damián quien parecía adolorido.—Te diré todo lo que quieras saber, todo…—dijo Julissa segura de sus palabras.—Julissa—dijo Damián, temía que le dijera que era su padre, ¿Cómo lo tomaría, Jaqueline?Jaqueline miró a Damián, luego a su madre.— ¿Qué? —miró a Damián. —
Jodie miró a Damián subirse a su auto, apretó con fuerza los dedos contra el volante. En sí, tenía entendido que Julissa estaba en ese edificio.—Maldita. —gruñó entre dientes, negó cargada de ira, le marcó al móvil a Damián, quería que le dijera dónde estaba, quería saber si se atrevía a mentirle, un tono, dos tonos…— ¿Qué? —contestó Damián irritado.— ¿Dónde estás? —Damián soltó un suspiro.—Voy para la casa. —y colgó, Jodie miró la pantalla de su móvil, encendió el auto y se dirigió a la casa, tenía tantas cosas que advertirle, no dejaría que Jaqueline se quedara con todo lo que Damián había construido, no dejaría que Jazleen, se quedase afuera de la
Jaqueline y Burak estaban sentados en la sala del interior del despacho, le entregó las fotos del sobre que le habían entregado, así como la nota dónde decía que la muerte de Kerem fue provocada. Burak escuchó con atención cada detalle del investigador, por dónde empezaría y sus honorarios. Después de casi una hora con él, se despidieron esperando obtener una pista, por lo tanto, no se debía levantar sospechas que se estaba investigando la muerte de su hermano.Burak sabía que, si iba a la policía a investigar, no le darían seguimiento, o podría alertar al verdadero asesino de su hermano, a su enemigo.— ¿Estás bien? —preguntó Burak al notar la seriedad de Jaqueline, se veía algo pálida de lo normal, ella levantó la mirada hacia a él, se sentó él en la mesa del centro par
Jazleen se miró en el espejo, le mostró el reflejo de sus ojeras, puso más maquillaje, no había podido dormir después de tener ese acercamiento con su padre, se pasó una mano por su cabello para acomodarlo.—Tranquila, respira, tienes que superarlo…—soltó un suspiro.— ¿Ya tienes la caja que se llevarán a la casa de caridad? —preguntó Jodie al entrar, Jazleen la vio por el reflejo del espejo.—Está en el armario, ahorita pediré que la bajen.—De una vez, tengo al mozo en el pasillo. —Jazleen hizo un gesto de repudio hacia Jodie, ella la ignoró, entró y salió del armario con la caja en manos.—Ahí tienes. —Jodie tomó la caja y se la entregó al empleado.—Déjalas en la entrada con las otras cuatro cajas, el de paquetería vendr
Kerem estaba enviando correo que le había ordenado Jaqueline momentos atrás.—Hola—dijo la rubia al pasar por el escritorio de Kerem, él levantó la mirada y le sonrió discretamente.—Hola, ¿Cómo estás? —dijo él caballerosamente, la rubia miró a alrededor para ver si tenía miradas en ellos.—Te extrañé anoche. —Kerem bajó la mirada y sonrió.—Yo más. —elevó la mirada y la miró. — ¿En mi departamento hoy? —susurró, ella negó lentamente hacia a él, desde ahí miró a Jaqueline a través del vidrio que estaba entretenida en la computadora.—Tengo algo mejor, te veo a la salida dónde siempre—Jaqueline miró hacia el exterior de su oficina y, alcanzó a ver el cabello rubio de algui
Kerem al terminar de hacerle el amor a su novia, ella durmió entre sus brazos, la miró dormir por un momento, vio como el mechón rubio cubrió un poco parte de su rostro, al verlo por completo, suspiró. Realmente estaba enamorado y, aunque la gente se opusiera, lucharía por su amor, no importaba que él no tuviera el dinero suficiente para mantenerla, sabía dentro de sí que su plan de hacer de su futuro restaurante una famosa cadena, le dejaría dinero para darle los lujos a los cuales ella estaba acostumbrada, sería su mete ese negocio, adoraba la comida de su país, la comida con la que creció y más aquel platillo que su madre que con tanto amor hacía para ellos, la receta de aquella comida picante, sería adoración de muchos y se haría importante.Puso la mirada en el techo de la nueva habitación. Repasó cada momento de su rel
Burak llegó a la ciudad de New York por la mañana, estaba emocionado, miró una y otra vez el anillo de la abuela, en el interior miró las dos letras K&J, sonrió al ver que su pequeño hermano daría un paso muy importante, tenía una mujer que amaba y ella igual, ¿Y tú, Burak? Se preguntó a sí mismo, las mujeres abundaban en Estambul, tenía noches llenas de pasión con muchas experimentadas, incluso, sin decirles, cumplían su misión en la cama.—Es este edificio, señor. —dijo el hombre de seguridad. —Me han informado que el agente bienes raíces está esperando.—Gracias. —Burak subió en el elevador privado, hasta el ático, al abrirse las puertas, un hombre elegante se acercó a él a toda prisa, ofreció su mano inmediatamente.—Bienvenido, seño