Burak le cedió el paso a Jaqueline para que entrara al ático. Ella entró, él cerró la puerta detrás de sí, sin dejar de mirar a la mujer frente a él.
— ¿Tienes hambre? —preguntó Burak, ella se acercó al primer sillón que estaba cerca, dejó su bolso y se giró hacia a él.
—Un poco, pero puedo esperar para más tarde…—Jaqueline miró a Burak caminar hacia la cocina.
—Por qué esperar, ya ha dejado lista la comida mi ama de llaves—Burak se giró a hacia ella y le señaló el banco de la isla de granito para que tome asiento, ella sin rechistar se acercó y tomó lugar, miró detenidamente como el hombre de traje oscuro se movía con agilidad por toda la cocina.
—Puedo comer lo que sea, no soy quisquillosa. —Burak detuvo su mano e
Jaqueline estaba sentada en la barra de la cocina de Burak, dio un sorbo a su café turco que le había ofrecido el ama de llaves, sonrió la mujer al ver que le había gustado a la invitada.—Sabe delicioso—confesó Jaqueline a la mujer, ella sonrió, después volvió a dar otro sorbo, cerró los ojos y lo saboreó, sintió el líquido tibio deslizarse por su garganta, hasta creyó haber soltado un pequeño gemido, abrió sus ojos y dio un respingo en su lugar.—Buenos días—Burak estaba de pie frente a ella, vestido con un traje elegante, tenía la americana en su brazo, caminó hasta la entrada, la colgó en él, regresó hacia la cocina, —para eso, Jaqueline miró como ese pantalón se ajustó a su trasero descaradamente, regresó la mirada cuando Burak se iba a girar&
Burak se quedó quieto, parpadeó, luego su sonrisa se formó lentamente en sus labios, intentó llevarse aire a sus pulmones, acarició con su pulgar el labio inferior de Jaqueline, quién parecía esperar una respuesta.— ¿Yo te gusto? —Jaqueline asintió lentamente y luego presionó sus labios, haciendo que sus hoyuelos aparecieran, Burak le encantó tanto verlo, que con su otra mano acarició el hueco de la mejilla de ella. —Te gusto. —confirmó esas dos palabras, se inclinó para besarla, pero antes de tocar sus labios, la chicharra del elevador sonó, haciendo que después se pusiera en marcha, Jaqueline salió de su trance, Burak se ajustó su corbata al sentir mucho calor, se sintió como un adolescente, antes de siquiera decirse algo por lo que estaba a punto de pasar, las puertas del elevador se abrieron, haciendo q
Jodie apretó su mandíbula al escuchar a Burak decirle eso, Jaqueline se acercó a su asiento.—No te preocupes, Burak, ella suele hacer eso. ¿Necesita algo, Jodie? —Jodie lanzó una mirada de odio contenido a Jaqueline, quien parecía importarle una mierda decirle eso delante de aquel hombre. Jodie se aclaró la garganta, miró a Burak.—Mi esposo ha preguntado por usted, dijo que, si estaba aquí, pasara un momento a su oficina. —Burak arrugó su ceño.Burak asintió, luego miró a Jaqueline.—Regresaré en un momento, no te muevas de aquí, cariño. —Jaqueline apretó sus muslos con el calor que había provocado la cercanía de aquel hombre y más cuando le ha dicho “cariño”, Burak esquivó a Jodie y salió de la oficina de Jaqueline.Jodie se c
—Está todo listo, señora—dijo la asistente personal cuando colgó la llamada. La mujer vestida de un traje rojo elegante, con un peinado en ondas perfectas, estaba cruzada de brazos viendo el panorama de la ciudad, al escuchar a su asistente, se giró a ella e hizo un movimiento de barbilla.—Gracias, Sharon. ¿Y el agente de bienes raíces? —Sharon revisó la hora de su reloj de marca, luego miró a la mujer.—Estará en el restaurante que eligió para verse, —la asistente se quedó algo inquieta y la mujer lo notó.—Dilo. —pidió amablemente.—No creo que sea buena idea que sea en ese lugar.La mujer sonrió, caminó por la gran suite y se sentó en el brazo del sillón de la sala mirando hacia la rubia que tenía su tableta en mano.—Tranquila, no puedo seg
La puerta del servicio de mujeres se abrió, apareció una mujer pálida, cabello castaño oscuro en ondas perfectas y tenía ojos azules, lucía un traje elegante en color rojo de dos piezas, Burak notó algo familiar en ella. ¿Acaso la conocía?—Por favor. —suplicó Jaqueline, Burak no pensó más, la llevó por el pasillo, antes de salir, miró hacia a atrás y notó que la mujer los miraba, él le cedió el paso entre las mesas, llegaron a la suya, Jaqueline miró a Damián, este ajeno al momento, se levantó al ver a Jaqueline pálida como un papel.— ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? —Jaqueline no pudo decir más, su pecho subía y baja, Damián miró a Burak para que le diera una respuesta al semblante de su sobrina. —Burak, ¿Qué p
Burak ayudó a Jaqueline a bajar del auto, llegaron a un parque cerca de la empresa, ambos caminaron por el sendero de árboles, en total silencio. Ella estaba repasando una y otra vez la escena del servicio, la mirada pálida de su madre, se abrazó a si misma cuando sintió un escalofrío.— ¿Estás bien? —preguntó Burak, Jaqueline se detuvo, lo miró y se mordió el labio, negó con la mirada cristalina, se llevó una mano a su boca para callar el sollozo.—Yo…—su voz se quebró, Jaqueline se abrazó de él, tomando por sorpresa a Burak, alzó sus brazos para abrazarla. —Muchas veces, muchas, imaginé reencontrarme con mi madre, la abrazaría, la besaría, le susurraría que tiene mi perdón, que no preguntaría el motivo por el que nos dejó a mi padre y a mí
Burak saboreó las tres palabras de Jaqueline, miró sus ojos, el aro se hizo más delgado.—Quiero hacerlo—Jaqueline lo miró detenidamente. —Pero es tu primera vez, para ello, debe de ser especial…Jaqueline sonrió de manera tímida.—Ya lo es…—Burak se perdió por un momento en su mirada. —Estoy frente a ti, deseando que me hagas el amor.Burak sintió como su piel se erizó con sus palabras. Jaqueline sintió que en cualquier momento haría combustión espontánea de tanto que lo deseaba, Burak se mordió el labio, buscó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella, Jaqueline se estremeció cuando él besó sus nudillos, luego buscó la mirada de ella.Sin decir nada, con solo ver ese brillo, supo Jaqueline que sería así. Caminaron a la planta de
Dos cuerpos cálidos, abrazados por el deseo, las ansias crecieron como nunca pudieron imaginar, él se separó del beso, dejando aun con los ojos cerrados a Jaqueline, cuando los abrió, se miraron fijamente.—Me estás volviendo loco—susurró Burak contra sus labios, ella jadeó, su pelvis la elevó con ansiedad de contacto, él con una mano hizo un recorrido desde su pecho, por el abdomen, luego a su vientre, arrancando jadeos a Jaqueline. —Tranquila, esto es lento…—la mano de él se fue a la entrada de ella, con sus dedos acarició su clítoris, ella se mordió un labio, gimió por el placer que le estaba provocando esos dedos, él aceleró poco a poco, haciendo que el cuerpo de ella se empezara a remover debajo del suyo. —Vente, vente…dámelo…Jaqueline, —ella se dejó llevar por las sensaciones