Capítulo 42

A Leonardo le preocupó ver todas las luces del departamento apagadas cuando llegó a su departamento. Ya se había acostumbrado a que las luces lo esperaran encendidas, a Natalia le gustaba mantenerlas así, aunque no lo decía en voz alta ella tenía miedo a la oscuridad. No le sorprendía ahora que sabía dónde se había criado.

—Natalia —la llamó. El usual ruido de ella en la cocina estaba ausente. Lo único que obtuvo como respuesta fue un completo silencio.

Encendió las luces del recibidor y caminó hasta la sala, con el reflejo de las luces pudo ver un cuerpo recostado sobre el sillón. Natalia estaba dormida y no lo había escuchado llegar.  

Prendió las luces de la sala antes de acercarse hasta ella. Caminó con pasos suaves y una vez allí se puso de cuclillas para quedar a su altura. Pasó una de sus manos por su

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