Esa mañana cuando Leonardo se levantó lo que menos esperaba era tener que encontrarse con Maurizio.
Había pasado un poco más de un mes desde la primea consulta de control de Natalia. Todo estaba marchando más que bien, ambos estaban fortaleciendo su relación y ella confiaba más y más en él.
En lo que respectaba a su familia ellos la querían, algo para nada sorprendente. Lia, Bianca, Ava y Natalia se habían vuelto más cercanas y solían reunirse una vez a la semana para tomar un café y conversar. Natalia era más segura y fuerte que cuando la conoció.
No le habría molestado que las cosas siguieran tranquilas, pero sabía que Maurizio aparecería en cualquier momento. Las personas de su calaña siempre aparecían queriendo arruinar la vida de los demás. Tener a Maurizio allí solo podía ser un indicio de q
Natalia observó cómo un niño corría detrás de otro. Los dos se reían a carcajadas y era casi un milagro que ninguno se hubiera tropezado con algo aún. Ambos estaban más concentrados en divertirse que en tomar precauciones por donde ponían los pies. Había visto a los que creían sus padres, sentados al otro lado del parque observándolos con atención mientras mantenían una conversación. Estaba segura que si uno de los niños caía, ellos los alentarían a levantarse y continuar. Cada tarde que acudía le gustaba tomarse un tiempo para observar a las personas que iban. Conocía a muchos de vista y en alguna ocasión había hablado con algunas madres. Natalia consideraba informativo escuchar sobre la crianza de niños.Sonrió, era algo que hacía con demasiada frecuencia durante las últimas semana
A Leonardo le preocupó ver todas las luces del departamento apagadas cuando llegó a su departamento. Ya se había acostumbrado a que las luces lo esperaran encendidas, a Natalia le gustaba mantenerlas así, aunque no lo decía en voz alta ella tenía miedo a la oscuridad. No le sorprendía ahora que sabía dónde se había criado.—Natalia —la llamó. El usual ruido de ella en la cocina estaba ausente. Lo único que obtuvo como respuesta fue un completo silencio.Encendió las luces del recibidor y caminó hasta la sala, con el reflejo de las luces pudo ver un cuerpo recostado sobre el sillón. Natalia estaba dormida y no lo había escuchado llegar. Prendió las luces de la sala antes de acercarse hasta ella. Caminó con pasos suaves y una vez allí se puso de cuclillas para quedar a su altura. Pasó una de sus manos por su
Leonardo podría observar dormir a Natalia durante horas sin llegar a aburrirse. La encontraba fascinante en todo momento y cada vez encontraba algo nuevo al verla. Era fácil olvidarse del resto del mundo cuando estaba con ella. Pero en ese momento el asunto de Maurizio seguía regresando a su mente una y otra vez.Tenía que encargarse de él cuanto antes. Maurizio había hecho su elección al ir a ver a Natalia pese a su advertencia, e iba pagar por ello. No lo conocía demasiado, pero le bastaba para saber que él no pensaba dejarlos en paz.—Natalia —llamó solo para asegurarse de que ella estaba por completo dormida, aunque una vez que Natalia cerraba los ojos, rara vez se despertaba pronto.Como esperaba, Leonardo no recibió ninguna respuesta y con precaución se levantó de la cama. Era casi la media noche y Natalia necesitaba cada minuto de descanso que podr&iacut
—¿Un parque de diversiones? —preguntó Natalia al ver el segundo lugar al que Leonardo la había llevado.Por la mañana habían ido a un zoológico. No le costaba reconocer que había sido la primera vez que había ido a uno. Casi se había sentido como si volviera a ser una niña.—¿No te gusta? —dijo Leonardo en tono juguetón.Era obvio que él veía en su rostro la emoción.—Esta es la mejor cita que nunca me hubiera imaginado.Ni siquiera había terminado de hablar cuando Natalia jaló de la mano a Leonardo y lo arrastró por todo el parque. Subieron a casi todos los juegos, los que dejaron de lado fueron porque Leonardo los consideraba peligrosos en su estado. En un par de ocasiones le pidió que le dejara hacerlo, pero él no cambió de opinión.Su parte favorita fue cua
El celular de Leonardo vibró en su bolsillo. Alejó la vista de la pantalla de su computadora y tomó su celular, el identificador mostraba el nombre de su investigador. Habían pasado casi dos días desde que había hablado con él. Si le estaba llamando era porque tenía la información que le había pedido. Se levantó de su lugar y caminó hasta la ventana antes de contestar. —¿Qué encontraste? —preguntó luego de saludarlo. —No necesité cavar tan profundo para encontrar manchas en su historial. Estoy enviándole al correo una copia del informe en este momento. —Bien hecho, lo revisaré y cualquier cosa estaré en contacto. —Está bien, señor. Dio por terminada la llamada. Miró a través de la ventana perdido en sus pensamientos sobre Natalia, luego soltó un suspiro y caminó de regresó a su escritorio. Tal y como le dijo el investigador, él le había enviado el informe. Antes de poder abrirlo su teléfono sonó y lo contestó en altavoz.
Natalia se miró en el espejo de cuerpo entero. Tenía puesto un vestido casual de color blanco con detalles en lila que caía en vuelo por debajo del busto. Llevaba además unos zapatos de tacón bajo.Se puso de perfil y se tocó el vientre. Su embarazo aun no era tan notorio, en especial si utilizaba ropas holgadas, pero ella ya había notado los cambios en su cuerpo.Por un rato se entretuvo acariciándose la barriga y sonrió con amor. Después de un rato sacudió la cabeza y se enfocó en lo importante por ese momento. Regresó su atención a su vestuario, no estaba segura de que fuera el correcto. Lo había elegido porque le gustaba y además realzaba su color de piel, pero quizás debió elegir algo un poco más formal.La puerta abriéndose la sacó de su debate interno. Giró su cabeza su cabeza en dirección a
Una mujer dejó las tazas encima de la mesa mientras los señores Palmieri no dejaban de ver a Natalia con atención. Giulio tenía abrazado por los hombros a su esposa por la cintura y ella estaba recostada sobre su hombro. Después del extraño recibimiento, ellos los habían invitado a entrar. Leonardo ya no se había sentido tan seguro como al principio; pero había visto la curiosidad en los ojos de Natalia, así que no tuvo más remedio que seguirlos adentro. Leonardo estaba confundido y lo único que estaba esperando era que estuvieran a solas para preguntar qué demonios estaba pasando. No era así como había esperado que todo resultara. Un almuerzo, algunas conversaciones de negocios, una tarde divertida; todo eso había estado en su mente y nada de eso estaba sucediendo. —Gracias, Inés —dijo Caterina con voz débil. Era la primera vez que la escuchaba hablar después de mucho tiempo. A Leonardo no le pasó desapercibido que la mujer también miró
Las cosas en la vida podían cambiar en un segundo. Eso Natalia lo había aprendido más de una vez y no siempre de buena manera. Podía nombrar una lista de ocasiones en las que la vida no le había sonreído precisamente. Aún estaba deliberando si todo lo que estaba pasando formaba parte de esa lista.Cualquiera se habría alegrado de haber descubierto que tenía una familia que al parecer no solo la estaban buscando, sino también la quería. El problema es que había tantas cosas que estaban muy arraigadas dentro de ella, una era la desconfianza. En los últimos meses se había arriesgado más de lo que había hecho en los últimos años, pero aún tenía un camino que superar por delante.Entonces, cuando menos lo esperaba, aparecían estas personas y le decían que eran su familia y que la habían estado buscando durante a&nti