Natalia no podía dejar de jugar con sus manos mientras viajaban de regreso. Ver a Maurizio en la fiesta había sido todo un impacto. Ni por un instante había pasado por su mente la idea de que podía verlo en el evento. Saber que era conocido en su círculo social era una sorpresa para ella. Habían estado un año juntos y no sabía nada de él más allá de las mentiras que le había contado.
Tenía que reconocer que era doloroso darse cuenta de que en realidad nunca lo había conocido. Estaba molesta, pero con ella misma por haberse permitido confiar en Maurizio.
Si pensaba en el pasado se daba cuenta de que las señales de que él no era honesto habían estado allí. No sabía si no las había visto porque no quería o simplemente fingió no hacerlo.
Miró a Leonardo y lo vio concentrado en la pista. No ten&ia
Leonardo había visto marcharse a Natalia sin poder hacer nada para detenerla. La fragilidad que había visto en sus ojos fue lo que le impidieron hacerlo. En su lugar se había quedado en la sala dándole vueltas a sus pensamientos, preguntándose qué había pasado para que todo resultara tan mal. La noche había sido un éxito hasta que se habían cruzado con Arietta y Maurizio.En lo que a él respectaba podían no volverlos a ver nunca más. Entendía que Maurizio era el donante de esperma del hijo de Natalia, pero no quería pensar más en ello. Se había sentido inseguro cuando pensó que ella todavía podía amarlo, pero ella le había dicho con honestidad que no era así. Pero ahora era ella la que se sentía insegura. No quería pensar en las ideas que estaban pasando por la mente de Natalia.En el momento en que ella se había ido a su habitación dejándolo solo, no necesitó ser un genio para saber que ella no le daría una oportunidad después de lo que le había confesado.—¡Al
Natalia despertó cuando ya había amanecido. A través de las cortinas podía notar la luz del sol iluminando la ciudad. Estaba a punto de cambiar de posición cuando sintió un cuerpo pegado a ella y poco a poco fue recordando la maravillosa noche que Leonardo le había regalado. Permaneció en el mismo lugar disfrutando del calor de su cuerpo.Entonces las inseguridades volvieron. Se había entregado a Leonardo conscientemente, pero aún no sabía lo que significaba para él. Quería creer que era más que algo pasajero, pero no podía hacerse muchas ilusiones.Se deslizó de entre los brazos de Leonardo con mucho esfuerzo. Cuando estuvo levantada vio como Leonardo se movía como si la buscara. Permaneció petrificada hasta que él no dio indicios de despertarse.Solo cuando estuvo segura de que él seguía durmiendo se alejó en dirección al baño. Lo primero que hizo fue lavarse el rostro para espabilarse.En el reflejo del espejo pudo ver algunas marcas en su cuerpo y los
Leonardo miró a Natalia. Ella parecía perdida en sus propios pensamientos mientras se llevaba un pedazo de fruta a la boca. Estaba hermosa como siempre.Sonrió como un niño en el día de navidad. Le era imposible ocultar la felicidad que sentía. Las cosas habían resultado mejor de lo que había esperado, aunque habían estado a nada de terminar en un completo desastre.Esa mañana cuando se despertó su primer instinto había sido acercarse a Natalia, pero al no sentirla abrió los ojos preocupado. No lo había pensado mucho antes de salir en su búsqueda. Al encontrarla en la cocina, no le pasó desapercibido el miedo que ella sentía. Fue cuando tomó la decisión de que no podía seguir postergando la conversación.Confesarle sus sentimientos no fue tan fácil como lo dejó ver. Nunca se había sentido tan nerv
Natalia miró las puertas de las habitaciones sin saber a cuál dirigirse. Regresó su mirada Leonardo antes de hablar.—¿Cuál de las dos es mía? —preguntó.—¿A qué te refieres? —Leonardo alzó una ceja interrogante.—¿Cuál será mi habitación?—No, tu pregunta me quedó clara. Lo que no entiendo es porque lo preguntas.—Hay dos habitaciones —dijo como si estuviera hablando con un niño.—Y no hay ninguna regla que prohíba que una quede vacía. Entonces respóndeme ¿quieres tener tu propia habitación?Lo pensó por solo un segundo y la respuesta era clara. No, no quería dormir lejos de él. Después de apenas una noche durmiendo con él, sentía que se sentía correcto compartir habitación.
—Tengo sueño —musitó Natalia soltando un bostezo.Después de unos días idílicos Leonardo y ella habían regresado al departamento ese día por la tarde. Fue un poco difícil regresar al mundo real. Había disfrutado tanto de estar en una burbuja de pasión y diversión junto a Leonardo. Al día siguiente él tenía que volver al trabajo y ella continuaría con sus deberes, pero eso no la desalentaba. Un vínculo se había establecido entre ellos y estaba segura que eso no se rompería al regresar a la cotidianidad. —Entonces será mejor que descanses, belleza.En ese momento los dos estaban recostados sobre la cama de Leonardo, él había insistido con ímpetu en que debía compartirla. No había presentado demasiadas quejas al respecto.—Me gusta eso —confes&o
Natalia fue hasta la habitación de Leonardo apresurada y se encerró dentro antes de llamarlo. Lo menos que quería era que sus padres escucharan su conversación. El teléfono timbró unas cuantas veces antes de que Leonardo por fin contestará. —¿Qué pasa, belleza? ¿Todo bien? —preguntó él. Tan solo su voz logró calmarla un poco. —Define bien —musitó. —No me asustes. ¿Algo pasó contigo o con el bebé? —Pese a su actual nerviosismo, sonrió por la auténtica preocupación de Leonardo. Había tenido tanta suerte al conocerlo. —No, nosotros estamos bien —lo tranquilizó. Él soltó un suspiro audible. —¿Entonces qué es? —Tus padres están aquí. —¡Rayos! La visita sorpresa. —¿Sabías de esto? —Sí. Bueno, no. Algo así. —Se enredó él—. Siempre vienen sin avisar, aunque nunca sé cuándo será con exactitud. Usualmente tardan un mes entre visita y visita o un poco más cuando yo voy a verlos. Debería llamar a Adriano par
—El bebé nacerá estresado si sigues preocupándote por cada cosa —bromeó Leonardo. Él estaba con la vista fija en la pista. Natalia ni siquiera se dignó en lanzarle una mirada molesta, de todas formas no tenía sentido cuando él solo se reiría despreocupado. —¿No crees que es muy pronto para que me presentes a tu familia? —Belleza, ya conoces a toda mi familia, incluido a mis padres. —Eso es diferente, no fue en un evento familiar. En cambio esto es otra cosa. Apenas llevaban más de una semana saliendo y ya estaba en camino a una reunión familiar. —Esto no es diferente. Los conoces y te conocen. Todo saldrá bien y al final del día ni siquiera recordarás porque estabas tan preocupada. Como siempre Leonardo parecía confiado y tranquilo. Dejó que un poco de su calma se le contagiara. Él tenía razón no era bueno que se estresara demasiado. Cuando llegaron a la casa de Matteo y Lia, no pudo evitar maravillarse con lo hermosa y
Eran las seis de la tarde cuando empezaron las despedidas, los niños se habían quedado dormidos hace poco y Natalia no parecía ser la única de los adultos que se sentía cansada en extremo.Los abrazos no faltaron y tampoco los deseos de que Natalia se uniera a ellos en la próxima reunión. Aunque no dio ninguna respuesta en específico, estaba deseando volver a reunirse con ellos. Después de despedirse de todos, subió al auto de Leonardo y los demás también subieron a sus propios vehículos. Uno a uno los carros se dirigieron a la salida.—Te dije que todo estaría bien —le dijo Leonardo con una sonrisa de suficiencia mientras se alejaban de la gran casa.—No tienes que ser tan arrogante al respecto —dijo sentándose de costado y levantando sus piernas. Podía sentir el cansancio adormeciendo su cuerpo.Leonardo s