—En serio, Alessia, no conoces a mi padre cuando se enoja.—En serio, Celine, no me conoces cuando me enojo y estás así —La aludida casi unió el dedo índice y el pulgar de su mano derecha— de lograrlo.Celine suspiró hondo y bajó del taxi. Alessia pagó al chofer y la siguió al interior del hotel del lujo en el que se hospedaba Renata.Alessia no tenía idea de cómo funcionaba la vida de los «influencers», no sabía si era normal que los alojaran en hoteles que por una noche cobraban lo que muchos ganaban en el año completo, supuso que no o al menos no todos. Celine, camino al hotel, le enseñó las redes sociales de Renata; era popular, mas no tanto, sólo lo normal.Consideró que tal vez Renata pensó que era una oportunidad de oro porque, por lo que explicó Celine, la habían contactado por medio de su representante para una campaña publicitaria de una marca deportiva.Si Renata hubiera indagado un poquito más habría descubierto que la marca pertenecía a los Lambert. Alessia tenía el est
—Tomen asiento —pidió Renata de nuevo en inglés.Celine cerró la puerta y se recargó en la pared, pero Alessia y Renata sí se sentaron en la pequeña sala de la elegante habitación.—¿Planeabas irte sin verlos? —preguntó Alessia también en ese idioma para no dejar fuera a Celine.Renata desvió la mirada hacia su maleta verde que resaltaba en medio de los tonos sobrios del lugar.—Sí.—¿Por qué?La española negó.—Supongo que porque soy una mala madre.Alessia miró un momento la imagen de Emery en el celular y luego habló:—Creo que no existen madres perfectas, pero definitivamente cometiste muchos errores que tus hijos siguen pagando.—Ellos están bien con su padre…—Sí, es verdad, Matthew es un excelente papá —confirmó Alessia—, pero necesitan a su madre.Renata volvió a mirarla, esta vez con recelo.—¿Y no piensas que puedas ser una buena madre para ellos?—No —contestó Ale con firmeza—. Ellos ya tienen una madre, yo sólo soy la pareja de su padre.—Me pareció que Joanne te quiere mu
Celine contuvo la respiración. La Renata que recordaba era muy diferente a la mujer que ahora tenía frente a ella. Sí, era verdad que abandonó a sus hijos, pero Celine consideró que quizá el tiempo había ablandado su corazón, ya no estaba tan segura.Alessia imaginó algo así, sólo asintió y dijo:—Creo que pasaste por una depresión posparto que no fue atendida y que puede tener consecuencias muy graves… Y también creo que, con atención profesional, tus hijos y tú podrían intentar sanar las heridas porque ellos merecen tener a una madre, nunca dejaron de amarte.Renata negó.—No lo sé, yo…—O puedes seguir viajando por el mundo y fingir que tus hijos no existen —interrumpió Alessia—. Es tu decisión, puedes hacer lo correcto o lo fácil, pero tampoco te voy a obligar…»Si decides marcharte, intentaré que mi amor sea suficiente, aunque sé que no lo lograré; sin embargo, sabes que cuidaré de ellos como si fueran de mi propia carne y que nunca los dejaré sin importar si mi relación con Matt
Lisa las recibió con una sonrisa triste. Agradeció el capuchino que le entregó Celine y ni se paró a preguntar a Alessia si era seguro beberlo, sólo lo hizo.—Matthew ya sabe —suspiró Lisa—. No creo que encontremos algo más para antes del fin de año y eso significará…—Entiendo —musitó Alessia—. ¿Sabes si Matthew está en su oficina? No responde los mensajes ni las llamadas.—No, lo lamento.Alessia asintió.—Intentaré buscar algo más —dijo Celine y tomó asiento en si diminuto escritorio del rincón—. Encontraremos algo y…Una terrible idea atravesó la mente de Alessia.—Celine, ¿por casualidad comentaste algo de la autora con tu padre?Celine palideció. Era todo lo que necesitaban como respuesta.—¿Es en serio, Celine? —se quejó Lisa—. No lo puedo creer…—Mi padre apenas sabe hacer videollamadas, dudo mucho que pudiera conseguir el manuscrito y…—Los hombres como tu padre siempre tienen las manos limpias, hay alguien para hacerse cargo de esas cosas —interrumpió Alessia—. Necesito habl
—Buenos días, Matthew —saludó la madre—. ¿Cómo estás?—¿Cómo podría estar si mi hermano trajo de regreso a mi ex esposa sin previo aviso y con mis hijos presentes? —soltó Matthew y tomó asiento en una de las cómodas sillas empresariales—. No te creí capaz de algo así, Renaud.—Vamos, Matthew, somos adultos… —sonrió el aludido—. Necesitaba a una joven aventurera para la marca deportiva y…—Renata no levanta una pesa ni para moverla de lugar, por favor —interrumpió Nathan—. Todos sabemos eso.—Oh, veo que ya has aliado a nuestro hermano —se quejó Renaud—. Son estas las cosas que te digo, padre, desde que Matthew empezó a salir con la divorciada se ha vuelto bastante irrespon…—Se llama Alessia —espetó Matthew—. Y es divorciada, como yo, ¿tiene eso algo de malo?—Bueno, hijo, podrías conseguirte a una jovencita sin cargas —sugirió su madre—. Además será muy guapa y todo, pero está un poquito pasada de peso y…—Por favor, madre, Alessia es perfecta como está —defendió Matthew—. ¿Qué te mo
Alessia ya no sabía cuál era su hogar, si aquel departamento que guardaba sus recuerdos de los primeros años de vida de Lea o el lujoso piso de Matthew donde pasaba ya más tiempo.Era natural sentirse en calma cuando llegaba con Matthew, luego del trabajo, y encontraban a Nathan trabajando en la computadora; era un experto en informática, mas estaba contactando con otros «colegas» para intentar ubicar la fuente del hackeo con la que consiguieron la novela inédita.Esa noche llegaron acompañados de Lisa, quien se había mantenido como apoyo incondicional y… porque, según las sospechas de Alessia, tenía un capricho con el menor de los hermanos Lambert.Lea y Emery se sentaban en la alfombra con sus computadoras de juguete e imitan a Nathan mientras tecleaba a toda velocidad.—Hola, niños —saludó Ale.Lea y Emery sonrieron, mas no hablaron porque fingían la misma concentración que el ingeniero informático.—¿Algún avance? —quiso saber Matthew y tomó asiento al lado de su hermanito—. No es
—¿Cómo sabe que la fingió?—Tengo años en esto, sé cuando fingen una lesión —suspiró Katrina—. Hoy, casualmente, no vino su reemplazo o Joanne ya podría olvidarse del protagónico. Las demás chicas no le dirán porque esperan que el reemplazo no regrese a los ensayos y entregue el protagónico a alguien más.—¿Hacen esas cosas a esta edad?—¿En el ballet? Oh, sí, es el deporte más despiadado que existe.Alessia miró alrededor, las niñas se veían tan dulces y amables con sus ropas rosas y mallas del mismo color; pero supuso que su ambición era como las cicatrices que tenían en los pies, no visibles a simple vista.—Joanne no es una niña a la que se pueda obligar a hacer las cosas —recordó Alessia—. Si ella no quiere…—Es que sí quiere —insistió la profesora—. Sólo necesita hablar con alguien…Alessia asintió. La profesora se despidió, debía empezar su siguiente clase, y entró al salón.—¿Nos vamos? —preguntó Joanne cuando Ale llegó a su lado.—Andando.Alessia ayudó a Joanne con su bolso
—¡Lo tengo! —gritó Nathan a mitad de la madrugada cuando Alessia estaba por caer dormida arriba de su taza de café. —¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Matthew al tiempo en que se sentó en el sofá donde llevaba un rato durmiendo—. ¿Están todos bien?Alessia bostezó y dijo:—Sí, creo… ¿Qué pasa, Nathan?Nathan no habló, sino que sus dedos se movían a toda velocidad sobre el teclado de la computadora.Alessia y Matthew intercambiaron una mirada, lucían agotados, pero era la última noche antes de la junta donde enfrentarían a Renaud… o lo intentarían, porque no tenían nada en su contra más que simples conjeturas.—Prepararé más café —comentó Matthew y se incorporó—. ¿Quieren?—Sí, por favor —respondió Alessia.Nathan siguió mudo.Alessia espabiló y revisó sus mensajes; Celine y Lisa se encontraban en la oficina trabajando en el informe donde incluirían los avances de su nueva autora. No sólo se habían conformado con eso, sino que eligieron más novelas que encontraron interesantes de diferentes