Caminé lo más rápido que pude de aquel corredor, en realidad no sé porque estaba molesta que a mí amiga le gustara mi hermano, mí único hermano, si por mi fuera lo cambiaría por un paquete de cigarrillos, pero quizá era el hecho que me lo contara como si nada, como si no tuviera importancia. Además, tenía miedo de que mi hermano le rompiera el corazón. Él era el capitán de waterpolo, algo como un capitán de quinta o de pacotilla, pero aun así tenía mucho existo con las chicas. Sí, en absoluto era el tío más popular porque técnicamente era deportista, atlético, guapo y súper superduper simpático. Lo único que tenía mi hermano de desagradable, era su mal humor por las mañanas, sería capaz de darte una patada en el culo con tal de seguir durmiendo, y que no le rompan los huevos, pero después de eso, es bastante agradable.
Al llegar al comedor me di cuenta que se me había ido el apetito, aparentemente enterarte que tu amiga quiere con tu hermano es suficiente como para no querer comer. Di media vuelta para ir al baño, trate de escabullirme entre los demás para que Lori no pudiera verme. Estaba muy molesta.
Al llegar, mire hacía todos lados para ver si no había moros en la costa, pero efectivamente estaba sola. Saqué mi paquete de cigarrillos para prenderme uno, cada tanto cuando agarraba un ataque de nervios viene bien un cigarrillo encontrar algo de calma. Le di una pitada mientras observaba el baño, las puertas, los azulejos llenos de escritos obscenos, groserías, e infinitas burlas a todas las chicas/chicos del instituto. Algo que me intrigo bastante fue leer algo muy interesante:
«Marco, me gustas muchísimo, estoy coladisima por ti… te quiere: Mey»
Comencé a reír tanto que por un momento casi me ahogo con el humo de mi cigarrillo. Sí, me parecía completamente gracioso que una chica escribiera algo de un chico en el baño de mujeres. Claramente, él no entraría aquí jamás, lo cual no podría saberlo a menos que se lo dijeran. Pero, supongo que lo hizo para sacarlo de su sistema, porque no le encuentro lógica.
—¡Qué estupidez! –Dije riendo mientras le daba otra calada–, ¿Quién podría hacer semejante cosa? Sí te gusta alguien debes decírselo.
Me recargué en el lava manos, mientras seguía admirando los miles de grafitis que se encontraban desparramados a los largo del baño de chicas, era increíble lo divertido que puede ser leer algo en un baño público, las personas se alocan cada vez que ven algo con su nombre, en cambió a mí me da lo mismo, total la reputación es algo que no tiene importancia.
En un momento, vi unos pies que se asomaban de bajo de una de las puertas de los baños, para saciar me curiosidad me acerque para observar más de cerca, a decir verdad me gustaban mucho sus mocasines de cuero, y pude notar parte de sus calcetines a rayas. Sin ánimos, golpee la puerta un par de veces para que saliera, pero no hizo caso alguno.
—Ya sé que estás ahí, sal –grité al otro lado de la puerta–, puedes delatarme si quieres…
Lo único que tuve como respuesta fue una risa, que para mi sorpresa era una risa algo grave para ser la de una chica. Al abrir la puerta de un empujoncito, pude ver quien se escondía detrás de ella. Me encontré con un chico sentado en el retrete de manera casual, como si no le importará una m****a, mientras una mota de rulos, color castaño, se asomaban por su rostro tapando la mitad de su cara. Sin ánimos, sopló la mota de rulos, para retirarlas de su cara, tenía una mirada irónica mientras me sonreía de lado, y yo solo me limité a verlo de arriba abajo, para descubrir que no solo me gustaban sus mocasines de cuero, sino también su chaqueta y su jersey a juego. Al verme, sin cambiar demasiado de posición, me ofreció su mano y me quedé pensando un buen rato sí debía o no tomarla.
—Soy Bastían, es un placer…– me dijo mientras me sonreía, tenía una sonrisa increíble, casi como la de los comerciales de pasta dental.
–Soy Alice –estreché su mano, y volví a darle una pitada larga a lo poco que quedaba–, ¿Qué haces en el baño de chicas?
–Soy un pervertido ¿Qué no se nota? –bromeo a la vez que salía del cubículo–, vengo aquí porque es más tranquilo que estar a fuera.
—No crees que es un poco extraño que te encuentren aquí– le pregunté intentando hacerle ver que era una pésima idea.
–Sí, pero no me importa lo que piensen de mí los demás.
Se situó a mi lado, para pedirme un cigarrillo, lo cual me pareció un trato justo para que no me delatara. La observe un poco, mientras encendía su cigarrillo. Tenía un aspecto lúgubre, misterioso, como si no pudieras ver a través de él, y todo fuera un misterio, como encontrarlo mientras fumas en el baño de mujeres. Al sentir mi mirada, nuestras miradas se cruzaron, por un momento me sentí avergonzada por estar viendo a alguien de esa manera tan inquisidora, lo cual lo hizo reír.
—Acaso… -hizo una pequeña pausa para pensar–, ¿Te gusta algo de lo que ves?
—Qué engreído –sentí como mi cara comenzaba a arder–, claro que no, solo pensaba algo. No estaba mirándote.
—¿En qué piensas?
—En qué diablos tienes en la cabeza para venir aquí.
—No lo sé… –dijo meditabundo–, descubrámoslo juntos.
Me respondió, mientras inhalaba una gran cantidad del humo de mi cigarrillo
***
Seguía pensativa por lo que acaba de pasarme, estar tranquila fumando como de costumbre, de repente encontrarme con alguien que al igual que yo quería estar solo, escondiéndose de alguien, tal vez solo para pasar el rato, pensar sin que nadie lo moleste. Su actitud misteriosa me intrigo un poco lejos de asustarme, era algo intrigante su manera de hablar, moverse, hasta su vestimenta, ¿Se vestiría así siempre? Como si fuera a un funeral, de aspecto algo dark pero sin todo ese maquillaje, ni esmalte de uñas.
Mientras aquellas cosas revoloteaban por mi mente, a la vez que jugaba con mi comida, Alexander apareció de sorpresa quitando mi sándwich de la mano para llevárselo a la boca.—¡Eh, eso es mío! –le dije molesta–, ¿No tienes comida acaso?—Sí, pero es más divertido quitártela a ti –me contesto sacándome la lengua–, ¿Dónde mierda te habías metido? Te estuve buscando por todo el instituto como un maldito perro.Por un momento se lo iba a decir, pero sabía lo que pasaría si lo hacía… Se pondría muy celoso, y lo que menos quería era empezar el día peleando con mi novio.—Nada, lo mismo de siempre… me escondí a fumar por ahí –dije sin importancia mientras le daba un gran mordisco a mi manzana.No sé por qué le mentí, tal vez debería haberle contado mi encuentro con ese chico, pero me pareció un detalle irrelevante que sencillamente no tenía importancia. Además, Adam podía ser un poco fastidioso cuando se trataba de otros chicos, era un poco irritante.Se sentó cerca de mi asiento, para esta
Comencé a reír sin razón aparente, pensando en lo ridículo que sonaba que alguien que apenas conocía se preocupara tanto. Me paré en seco y lo observe como esta mañana, a pesar de su aspecto misterioso, seguía sorprendiéndome. Su cara tan angelical me desconcertaba, porque en sí no combinaba en nada con su actitud. Hablamos un poco mientras seguíamos caminando hasta la entrada de mi casa, a pesar de ello no hablamos mucho, a decir verdad le conté un poco porque estaba molesta, pero no del todo, me limite a detallar cosas de mi vida privada. A pesar de ello, él solamente se limitó a escuchar, no me dio ningún consejo en concreto, ni hizo preguntas al respecto, u objeciones sobre el asunto, sólo se limitó a escuchar. Fue de gran ayuda. Había algo en él que me colmaba de tranquilidad, quizá porque recién lo conocía o porque me hacía sentir que sí le importaba a alguien después de todo, que no todo es tan complicado o rebuscado como estoy acostumbrada. Aunque, aún tenía algunos cabos su
Al morir mamá, mi padre decidió dedicarse a tiempo completo a estudiar algunos casos complejos, ya que no éramos una familia adinerada, y tener que mantener a dos hijos solo era difícil para él. No es por presumir pero era el mejor en su área, a veces me dejaba ayudarlo con el papeleo, o a resolver un par de casos. Me sentía como harriet la espía, o Nancy Drue. Al dedicarle tanto tiempo al trabajo, lo veíamos muy poco por las noches, el único momento que teníamos para compartir un momento juntos era la cena, por eso él siempre se esmera por cocinar platillos deliciosos, detesta que peleemos porque es el único momento que tenemos como familia.A veces extraño esos momentos, donde comíamos todos juntos, con la abuela, algunos de mis tíos, mamá. Extraño mucho a mamá, la extraño demasiado. En ocasiones, sacó los cuadros que están esparcidos por la casa, la observo por un buen rato, admirando su belleza, su larga cabellera, las pecas que salpican su rosto, sus ojos esmeralda «qué heredé»,
Tome aquel papel de la mesa de noche, comencé a teclear uno a uno los dígitos en mi teléfono mientras escribía su nombre, para terminar de agendarlo. A penas eran las 11:00 p.m, lo cual no era tan tarde para intentar mandarle un texto. Pero… ¿Qué le diría? No sabía que escribirle, nos habíamos visto a penas esta tarde, no tenía nada nuevo que decirle, tal vez el hecho de mi reciente tristeza por parte del puerco de mi novio, y… quizá podría mencionar a mi madre. ¿Pero, de verdad debería contárselo? Tal vez no, es pronto revelar datos de mi vida privada. No podía llamar a Lori, ya que su papá le quitaba su teléfono después de las diez p.m, así que estaba entre la espada y la pared. Estaba mal, y a la vez necesitaba hablar con alguien. Era una decisión difícil de tomar, aun así lo hice. Tome mi teléfono, y comencé a teclear nerviosa, y luego le di a enviar. Sin esperar respuesta, deje el celular en la mesita de noche, para intentar dormir. Cuando creí que me quedaría dormida, mi celu
Puse los ojos en blanco, extenuada de hablar siempre de lo mismo con mi amiga, a la vez que ponía mi cerebro en modo apagado para dejar de hablar de mi novio, para entrar al salón de clases, pero al entrar me percaté que había olvidado en mi casillero mi libro de ciencias. Camine por los pasillos lentamente, mientras cantaba una canción de Radiohead, era tan pegadiza que no podía sacármela de la cabeza. Let down and hanging around Crushed like a bug in the ground Let down and hanging around Shell smashed, juices flowing Wings twitch, legs are going Don't get sentimental It always ends up drivel Tarareaba cada estrofa tan sentida, vibrando con la música mientras seguía mi camino en el corredor. Ya no quedaba nadie, todos estaba en sus salones, algunos daban vueltas, otros intentaban huir, algunos se la daban de vagos, y yo sólo intentaba volver a clases sin que Rita me viera otra vez fuera del salón de clases deambulando por todo el instituto. Estaba por sacar mi libro de mi cas
Al salir, noté para mi sorpresa que aquel joven raro estaba cerca de una de las escaleras de emergencia, escondido fumándose un cigarrito. Sonreí al verle, como si ello me hiciera menos miserable, y al verme levanto la cabeza y me contesto con una sonrisa amistosa. Pero al verme a los ojos, notó que algo andaba mal conmigo. Se acercó lentamente a nosotras, mientras sostenía su cigarrillo entre sus labios. Podía notar como el montón de rulos se caían como cascadas rulientas de su cabeza. Se veía tan adorable, pero con un aspecto tan misterioso, con sus mocasines de cuero, su chaqueta a juego y su increíble sonrisa de lado.Al verlo venir mi amiga comprendió rápidamente lo que sucedía y se limitó a mirarme de forma cómplice, sin arruinar el momento con su parloteo de siempre, ni revelando la información que le había contado hace unas horas. Solo se limitó a observar.—Así qué, la tía sobresaliente se escapa a hurtadillas del instituto –le dio una pitada a su cigarrillo mientras ladeab
Aparte la mirada por un momento, nerviosa y avergonzada mientras intentaba buscar mi cajetilla de cigarrillos, como si fuera adivino me tendió uno colocándolo suavemente en mis labios sin dejar de mirarme, para después encenderlo. Inhalé el humor sin dejar de mirarlo ni por un segundo, siguiendo cada uno de sus movimientos a cámara lenta. Me sonrió de lado, dejando ver aquella sonrisa que se escondía detrás de la puesta de un baño, esa que me hacía pensar que la vida es impredecible. Fumamos juntos en silencio, como si no hiciera falta nada más, ni siquiera los centímetros que nos separaban el uno al otro. Nos mirábamos de reojo para ver si el otro se encontraba bien. Ninguno se atrevía a romper el silencio que llenaba el vació del momento. Bastian se colocó delante de mí, mirándome a los ojos con su mirada penetrante y misteriosa que me dejaba pensando ¿Qué era lo que ocultaban aquellos ojos?, detrás de esa sonrisa burlona. La distancia entre nosotros se hacía más corta, mi corazón
Ahora, no le temía al coco le temía a las personas; al rechazo social, a la constante humillación pública tras haber sido ridiculizada por mi Ex novio, digámosle “EL CACAS”. Digamos, que no quería ser la típica chica que se indigna y toma serías represalias sobre el asunto, haciendo un tremendo alboroto al respecto, quedando aún más en ridículo. Tampoco, me considero una buena partidaria de no hacer nada, mientras lloras en silencio, y al verte al espejo ves a una tú totalmente demacrada y con el rímel corrido. ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! Y ¡NO! Yo quería, quiero (TIEMPO PRESENTE), ser una guerrera, un ave fénix resurgiendo del azufre, el fuego ardiente, las brasas que terminan por ser cenizas. Salir del barro pero cómo toda una lady, sin contaminarme con la m****a de los demás. No quiero sufrir, pero cómo toda tormenta tiene algo de caos, para luego desatar el hermoso arcoíris, yo no esperaría menos de ello.