—Hola, no me invitas un trago —me dice esa mujer. Me siento muy incómodo y a la vez molesto. —No y quítese o no, respondo —le contestó molesto. —Mmm, me encantan los hombres rudos y misteriosos —me vuelve a decir y se lanza a mi cuello. Siento como me chupa algo fuerte. La separo de mí y veo que se lame los labios—. ¿No te gustaría estar conmigo a solas? Intento fingir una sonrisa y me levanto con ella en brazos. Camino unos pasos alejándome de la mesa y vuelvo a poner mi mala cara y la dejo caer al piso. —Eso es lo único que te mereces de mí —le expresó a esa mujer. Observo que me mira molesta con esos ojos azules. Se levanta y se pone enfrente de mí. —¿No me digas que no soy atractiva para ti? —me pregunta y veo como recorre sus manos en su mini vestido ajustado. —Mmm, la verdad —me acercó a ella a su oído—. No, ni un poco. Francisco me hace una señal con la cara para marcharnos de ese lugar; veo como se va por la puerta y me voy tras él. Escucho detrás de mí el sonido de los
Francisco Después de la salida de negocios con Vladímir regresamos a casa y debo de decir que no me gusto ver cómo esa mujer se acercó a Vladímir de esa forma. Me hace recordar lo que pasó mi hermana. Hoy iré a Oporto; debo de encontrarme con Laura. Con ver y recordar lo que pasó a mi hermana, esas ganas por verla se intensificaron; no quiero hacerle daño; peor, la voz en mí que me dice que lo haga se apodera de la otra. Intentaré regresar rápido, no quiero estar lejos viendo que mi hermana dé a luz a mi sobrina, quiero estar aquí y saber que ellas están bien. Tengo mi mini maleta lista, tomos mis cosas y mi arma y salgo de la habitación. Llego a la entrada principal. —¿Hermano, a donde vas? —escucho la voz de mi hermana a mis espaldas y volteo a verla. Se ve tan hermosa como su enorme pancita. —¿Por qué estás despierta tan temprano? —Me sorprende verla despierta; no quiero que sepa que iré a ver a Laura. —Desde que estoy embarazada siempre me levanto muy temprano al baño —me c
—Hola, Laura, qué alegría volver a verte —le saludó animado. Ella voltea hacia mí y veo sus hermosos ojos, y pone una sonrisa.—Hola, Francisco, digo lo mismo, qué alegría verte —me responde y toma la flor si la mano roza con la mía.Me separo de ella y me siento en una silla enfrente de ella. No apartó la mirada de ella; veo como se sonroja.Después de un rato pedimos algo de tomar; tengo que saber las intenciones de ella; estoy segura de que sabe todo lo que mi hermano le hizo a mi hermana.—¿Qué edad tienes, Laura? —Le pregunto; quiero saber.—Y eso importa, solo te digo que no soy lo suficientemente grande, ¿pero te importa la edad?—No me interesa la edad; espero que la mía no te importe —le digo y le doy un trago a mi vaso.—No me importa, siempre me han llamado la atención los hombres mayores —menciono. Es algo aventada.—Así, ¿entonces qué buscas en mí? —la interrogó mirándola fijamente.—Creo que los dos queremos lo mismo —me dice y comienzo a sentir como su pie sube por pier
AvaDespués de rogarle a Vladímir y poner todos mis encantos en la mesa, simplemente me rechaza; estoy totalmente enojada.—Ja, ja, ja, perdiste tu toque, Ava —escucho la voz de Fabio burlándose de mí porque él vio todo—, pero me causó más risa cuando te arrojo al piso como costal de papas.—Ya cierra tu puta boca, Fabio, que no es para nada gracioso; necesito tener más información sobre ese hombre, así que dame todo el informe que tienes de la investigación —lo regaño en todo de exigir.Veo que se acerca a su computadora y la enciende.—Bueno, ahí algo que se me hizo raro durante la investigación —me dice dejándome en suspenso.—¿Dime qué es? —Le preguntó molesta; este hombre me desespera.—Verás, Vladímir hace unos meses se casó con la chica que me contaste y a lo que investigue ella casi va a tener a ese bebé —me cuenta, eso me confunde.—Y eso que tiene que ver, eso ya lo sé —le digo regañándolo.—Lo raro es que según los meses de embarazo que tiene y para la fecha que me diste de
—No hay que dudar, pero también no hay que confiarnos: esa familia es capaz de todo. Solo hay que confirmar si es verdad —le digo a ambos.—También le crees tú. Pensé que estabas conmigo —me habla Any molesta. Quita su mano de un jalón y veo que se va. Sale por la puerta dando un portazo. —Tienes que contarme todo y también quién es Laura.Le digo y salgo por la puerta. Persigo a Any, la veo que va por el corredor hasta la habitación. La tomó de la cintura y pegó su espalda a mi pecho. Ella se detiene en seco.—Suéltame, Vladímir —me dice algo molesta.—Amor, no te enojes, no es bueno eso para nuestra hija —le recuerdo de una manera muy cariñosa.—Pensé que me apoyabas —me reprocha totalmente enojada.—Claro que lo hago.—Entonces, ¿por qué crees que lo que dijo mi hermano es verdad? —se da la vuelta y veo su lindo rostro molesto; me encanta verla enojada.—Porque tú, más que nadie sabes lo que es capaz esa familia, no digo que le crea, simplemente hay que estar alertas —agrego y la t
AnabelaDespierto repentinamente, siento un leve dolor en mi vientre, siento algo húmedo en mis piernas.Bajo mi mano hasta mi entrepierna, siento como agua. Comienzo a sentir como ese dolor pasa hacia mi espalda baja.Intento levantarme de la cama, pongo mis pies en el piso y me levanto. Volteo hacia la cama, veo La Mancha de humedad en la cama.Eso me comienza a preocupar, tomo mi teléfono y marco a Vladímir, pero no me contesta, vuelvo a marcar y no me contesta.No sé cuantas veces le marqué, pero no me contestó. Marco el número de mi hermano; él me contesta.—Hermano, ¿dónde está Vladímir? —le preguntó algo irritada.—No sé, ahorita lo busco. ¿Pasa algo?—Acabó de despertar con un líquido entre mis piernas y con dolor —le cuento.—Está bien, lo buscaré de inmediato —me dijo y terminó la llamada. Salgo de la habitación despacio, llego a la habitación de la señora Irisha y toco a la puerta.Escucho pasos del otro lado de la puerta. La puerta se abre y es la madre de Vladímir; veo qu
Enora (Sahara) Han pasado semanas desde que Mateo me hizo recordar todo lo que fue mi pasado. Quería mantenerme lejos de ellos, pero la verdad es que saber que seré abuela, eso me causa mucha emoción, y más con ver la fotografía de Anabela. Está muy grande y muy hermosa. Le tuve que mentir a Darius que tenía que ir a España con unas amigas de shopping. Lo bueno es que me cree y confía en mí. Estoy en Andorra. Llego hasta donde es la ubicación de mi antigua casa. Detengo mi auto afuera y veo todo muy abandonado. Salgo de mi auto, me aproximo a la entrada y espero que no me disparen si es que están escondidos. Agarro la perilla de la puerta, la giro y se abre. Entro a la casa y veo que la casa echa un completo desastre. Caminando por los escombros de la casa, los recuerdos vienen a mí, cuando jugaba con Francisco, mi pequeño niño hermoso. Sigo caminando, voy por el corredor, veo las fotografías que están en la pared. Observo las fotos de nuestra boda. Están Lauro y yo. Continuo
Laura Estoy tirada en el piso de mi habitación llorando por lo que mi madre me hizo. Pensé que mi madre era buena por ver cómo había tratado a Anabela, pero ahora entiendo que mi madre es una moneda de doble cara que se comporta bien para obtener lo que quiere Pero en parte estoy feliz porque mi madre piensa que tuve intimidad con Francisco. Porque yo no quiero casarme y menos con un hombre que no conozco. Pero ahora que lo pienso, Francisco no sabe nada de lo que está pasando. Debo de decirle. Me levanto del piso y busco mi teléfono en mi bolso. Lo tomo y marco su número. Escucho como la llamada entra. —Diga, —escucho la voz de Francisco. —Hola, necesito decirte algo muy importante —le digo algo rápido. —¿Qué pasa, Laura? —me preguntó y me encanta escuchar cuando me dice por mi nombre. —Verás, mi madre se enteró de que nos miramos en Oporto y que fuimos al hotel; ella piensa que tú y yo tuvimos intimidad. Me lo preguntó y le dije que sí. —Escucho un terrible silencio, pasan l