AnabelaEstoy sentada en la enorme mesa. Me ponen el plato de comida. No me siento nada bien; mi estómago cruje.—Dante, puedo ir al baño —pido permiso.—Ve, pero que Sofía te acompañe y Álvaro ve con ellas —escucho lo que dice.Me levanto de la mesa y veo que Sofía se me acerca. Salimos de la habitación y entramos al baño Sofía y yo.Al entrar vomito en el lavado; sacando todo hasta lo que no tengo.Después de eso me siento mejor y me limpio la boca con agua. Volteo hacia Sofía que me mira con una expresión rara.—¿Qué pasa, Sofía? —Le pregunto.—Disculpe la pregunta; ¿pero desde cuándo siente náuseas? —me interroga Sofía. Su pregunta me saca de onda.—No lo sé como dos semanas después de que regresamos de Sicilia, ¿por qué? —le digo y la miro atentamente.—Otra pregunta, ¿cuándo tuvo su periodo?Comienzo a pensar cuando fue mi último periodo; hago cuentas.—No he tenido mi periodo —le respondo con asombro.—Señorita, ¿cuándo fue la última vez que estuvo con el señor Dante? —continúa
DanteDespués de presenciar todas las cosas que le hicieron, Anabela no se siento algo raro; si antes lo sentía un poco, ahora es mucho más.Mi mujer quiere que la lleve de compras al pueblo.Y debo de complacerla y hacerle sus gustos, aunque son cada vez más caros.El doctor que atendió a Anabela me ha informado que ella vivirá; no sé, pero eso me da una sensación de alivio.Llegamos al pueblo y Ava rápidamente entró a las tiendas. Entró con ella.Le muestran diferentes tipos de ropa. Me la muestra, pero me da igual lo que se ponga. A todo le digo que se mira muy bien, pero no me importa.—Mi amor, ¿qué te parece si nos quedamos unos días aquí? —propone Ava.—Si está bien —aceptó.Vamos llegando a una casa pequeña que tengo ahí. Mis guardaespaldas entran con todas las cosas de Ava que son demasiadas; no pueden ni cargarlas.—¿Era necesario comprar tantas cosas? —le preguntó a Ava.—Claro que sí —me dice y me abraza.—Tengo que hacer unas cosas; te veo en la noche —le menciono y salgo
AnabelaMe bajan del auto y entramos a ese lugar. Al entrar puedo ver a muchas mujeres, algunas casi desnudas y otras mostrando sus pechos.Me llevan hasta una habitación; entramos Álvaro y yo.Veo un hombre sentado junto a un escritorio. Está vestido de traje y veo que tiene una enorme espalda.—Señor Abdel, aquí está lo que mi señor Dante le manda —habló Álvaro.Veo que el hombre le da vuelta a su silla y lo veo a la cara.Es un hombre como de 30 años; es moreno, cabello negro, ojos oscuros, cara cuadrada, con barba un tanto arreglada y es delgado; se nota porque trae los primeros botones de la camisa abierta.Me mira muy atentamente; se toca la barbilla como pensando.—¿Es Virgen? —pregunta.—No, ya no lo es —niega Álvaro.—Es una lástima, una joven tan hermosa, y si hubiera estado Virgen, sería algo de donde sacar mucho dinero —menciona el hombre.Veo cómo se levanta de su asiento, toma un maletín del piso y se acerca a Álvaro y se lo entrega.—Pero vale la pena pagar ese dinero p
Anabela[Hoy es mi debut; no puede ser porque no me trago la tierra.]En dos días he tenido que aprender todo lo que ellas han aprendido en años.Pero para mí hacer esto solo es tener intimidad con un hombre y ser sumisa a sus acciones.Silvana me ha hecho la vida imposible; cada vez que puede me golpea, me humilla y además les dijo a las demás quién era mi padre, y pues todas me tratan muy mal.Fátima es la única que me ha enseñado todo de este nuevo mundo en el que estoy viviendo.Estoy sentada frente al espejo; no veo mi rostro ni me reconozco; estoy exageradamente maquillada.Me doy cuenta de que la ropa que traigo es un corset blanco muy ajustado que hace que mis pechos quieran salir y unas bragas muy pequeñas sexis, con unas pantimedias blancas y con unas alas de ángel; eso fue orden de Abdel. Y según Fátima traigo mucha ropa, pero yo sé que estoy desnuda.Veo a Fátima que solo trae una minifalda y unas mini bragas.No trae sostén, únicamente un simple adorno que cubre sus pezon
Anabela [Estoy sentada en el piso; traigo una bata blanca de baño y con mi cabello mojado.] Después de que uno de esos me violó en frente de todas las personas, los dos me trajeron aquí a recepción. Toco mi vientre; sé que lo que me inyectaron era droga. "Perdón, mi bebé, resiste, no quiero que te separes de mí". Debo de decir que mi cuerpo se siente muy acelerado. Esa cosa provoca horribles reacciones. Aunque ayuda un poco, porque no quiero recordar nada de lo que pasó en esta habitación. [Veo mis muñecas y mis tobillos que tienen hematomas y recuerdo algunas cosas.] Al hombre moreno le encanta hacer sufrir a las mujeres; él fue el que me amarró a la cama y me daba latigazos con una cinta de cuero. Pero el hombre blanco era muy bueno, aunque también hizo cosas que no debía, pero él me trató mejor. Cuando terminaron, el hombre moreno se fue de la habitación dejándome amarrada a la cama y el hombre blanco me soltó y me arrojó dinero. —Ten disculpa por las acciones de mi amig
Silvana Desde que llegó Anabela veo a Abdel muy diferente conmigo; yo soy su favorita. Me encanta humillar a Anabela; hacerla sentir mal me encanta.Cuando hizo su debut, observé que todos la observaban. Me encantó ver cómo uno de ellos la violaba enfrente de todos. Aunque es algo extraño que Dante Ferrara estuviera aquí y no con mi amiga Ava. Debo de vigilar más a esa niña; si pasa algo más, debo de decirle Ava. Aunque debo de decir que desde el día que me la encontré en la cocina y salió corriendo al baño, se me hizo muy raro. Desde entonces no me alejo de ella; observo todos sus movimientos. "Podría ser que esté embarazada" La observo que está en el balcón con Abdel; sé que hablan de algo, pero no sé qué es. Veo como Anabela lo toca de la barbilla. (A mí Abdel no me deja hacer eso; no permite que nadie lo toque). Era niña; me las pagará Abdel. Después noto como se marcha. Veo que se esconde; después veo cómo un hombre muy guapo se acerca a ella. Busco a Abdel y lo veo
Vladímir Estoy muy estresado, necesito relajarme, necesito una presencia femenina en mi vida. Siempre me enfoco muchísimo en mi trabajo y me olvido por completo de que necesito una vida propia. Llego al club de las Diosas, me escondo en las sombras, veo diferentes tipos de hombres y algunos los conozco. Noto a muchas mujeres mostrando sus pechos; debo de decir que me tienta, pero no del todo. No soy un hombre que le encante estar con mujeres que han sido tocadas por muchos hombres. Vengo a estos lugares para recordar cómo es ver a una mujer desnuda. Sí, he tenido mis mujeres, pero las que llegan a estar conmigo deben de tener algo especial, no sé qué es, pero algo que me llame la atención. Observó bien el lugar, y mi mirada se detuvo en una linda mujer muy pequeña. Noto que se esconde, pero debo de admitir que eso me intriga. "¿Por qué una mujer de este tipo de lugares se esconde"? Tiene un buen cuerpo, es muy pequeña de estatura, pero es muy linda. Siento que algo despierta
Anabela Comienzo a abrir mis ojos; hay demasiada luz. Mis ojos se comienzan a acostumbrar a la luz. Miro a todos lados y me comienzo a asustar porque no sé dónde estoy. Noto a un hombre alto, piel blanca, cabello oscuro; tiene barba, tiene una linda cara y creo que tiene los ojos verdes. Yo conozco a ese hombre, es el hombre del club. Me siento en la cama y veo que tengo muchas cosas conectadas a mí. —No te los quites; eso te ayuda —habla el hombre extraño. —¿Dónde estoy? —Le pregunto. —En un hospital —me responde. —Eso ya lo sé, ¿pero cómo llegue hasta aquí? —le indagó enojada. —Cálmate, yo te traje aquí; te encontré en un contenedor de basura casi sin vida —me cuenta. —Piensan que morí, esos hijos de perra —susurró algo despacio. —¿Quién piensa que moriste? —me cuestiona el hombre que escuchó. —Eso no te interesa —le digo. —¿Dime quién eres? Yo no te haré daño, te lo prometo —me dice en un tono gentil. —¿Quién eres tú primero? ¿Y cómo sé que puedo confiar en ti? Mucho