Después de regresar muy tarde del club. Entramos Vladímir y yo a la habitación. Rápidamente, voy al baño y me quito la ropa y toda la sangre de Abdel.Salgo del baño y me encuentro con Vladímir completamente desnudo.Me encanta observar esa vista; es espectacular ver a mi hombre como Dios lo trajo al mundo. Me acerco a la cama y me acuesto en ella; Vladímir me sigue y se acuesta al lado. Los dos quedamos cara a cara.—No pensé que fueran así de frías y de sanguinarias —me dice mientras con una de sus manos juega con mi pecho.—Tú sabes bien que debía de hacerlo; ese hombre me debía demasiado. Con su vida pagará la vida de mi hijo —le respondo y mi mano comienza a bajar hasta llegar a su amiguito.—Entonces tendré en mente no hacerte enojar nunca —añade en tono de burla.—Eso espero —le advierto y me doy un beso.—Me encantan tus besos —menciona en un tono bien sexy. Me vuelve a besar; sus besos son tan posesivos y ardientes. Me encanta todo de él. En un movimiento rápido me pone encim
Dante Llevo algunos días pensando cómo exactamente es que voy a traer a mi niña de regreso a mi lado. Necesito mostrarle a mi niña todos los regalos que le tengo preparados. Ella también querrá venganza de todos los que mataron a nuestro hijo. También espero que me permita ver a mi hija. Pero eso lo dudo mucho, o quizá si pueda verla de lejos. Estoy realmente estresado. Me levanto de mi silla, tomo mi arma y salgo de mi despacho. Salgo por la puerta, subo a mi auto; necesito salir de aquí. Si paso más tiempo, iré de inmediato a matar a Ava y a su amiga. Comienzo a manejar; otro auto viene detrás de mí sin mis hombres. Voy directo al club de Abdel; tengo meses que no voy a ese lugar. Llego hasta la entrada del club, dejo mi auto estacionado afuera. Llego a la entrada y veo un papel pegado en ella. “El club estará cerrado algunos días por remodelaciones por parte de su nuevo dueño. Regrese en una semana para su nueva reapertura”. No sabía que Abdel había vendido el club; bueno,
VladímirEsto no está bien, mi reina; ya tiene rato que salió y no regresa. No está bien esto.Comienzo a caminar hacia donde salió mi reina. Busco por todos lados, pero no la encuentro. Llego hasta donde está el laberinto que ella me había dicho.Veo en el piso que la tierra está movida y observo que algo brilla. Me agacho para tomarlo y es uno de los aretes de mi reina.—No, esto no está bien —me digo a mí mismo y comienzo a correr.Salgo a la entrada y veo el auto de Dante. Irse rápidamente. Sé muy bien que él se la llevó.Entro de nuevo adentro y busco a Francisco de inmediato. Lo veo a lo lejos hablando con Laura.—Francisco, el plan salió mal; Dante se acaba de llevar a Any —le comunico y los dos se quedan sorprendidos.—¡Qué! Tenemos que seguirlos —me responde Francisco. Nos vamos los tres hacia la entrada y entramos todos en un auto; salimos de inmediato de ahí.—¿Sabes dónde está la casa de Dante? —le preguntó a Francisco, totalmente desesperado.—No. —Los dos miramos a Laura
P.O.V. Anabela Comienzo a abrir mis ojos. Sé que estoy en la casa de Dante; el plan salió algo diferente, no pensé que este demente me secuestraría. Pero supe fingir muy bien mi desmayo. Usa su intento de secuestro a mi favor. Sé que Vladímir vendrá a buscarme, así que debo de actuar rápido. Me levanto de la cama y rápidamente me acerco a la puerta. La abro y salgo de ahí. Veo por todas partes; no estoy en la casa de Dante. Me acerco a una ventana y observo que no hay nada alrededor. Sigo viendo en dónde estoy. Creo que estoy en una bodega porque entre más camino veo basura y muchas cosas tiradas. Llego hasta donde veo las escaleras, bajo rápidamente y me encuentro en la enorme sala. Veo a lo lejos la enorme puerta y me acerco a ella. —¿A dónde vas, mi niña? —Escuchó la voz de Dante. Doy un fuerte respiro e intento actuar como tímidamente. Me volteo con cara de asustada. —Déjame salir, Dante —le exigí completamente enojada. —No me digas que tienes prisa, si apenas llegamos —me
Le quita el costal de la cara y veo a una mujer un poco mayor. Que se parece a mí y recuerdo la fotografía de mis padres cuando se casaron. Pero puede ser un error. —No te creo, esta mujer puede ser una impostora —añadió enojada. —Sabía que pensarías en eso y aquí está una persona que sabe la verdad. ¡Mateo, entra! —grita y veo que de las sombras sale Mateo—. Dile, Mateo, esta mujer, ¿quién es? —Es verdad lo que dice esta mujer, es tu madre —confirma, pero no sé si confiar en ellos. —¿Cómo te creo? Mi madre murió intentando escapar con otro hombre. —Le gritó a Mateo y se acercó a él. —Esta mujer fingió su muerte. —Si me dice eso, me confunde aún más. —¿Qué mierdas me estás diciendo? ¿Por qué haría eso? —Necesito toda la verdad. —Porque el hombre con el que se quería escapar es mi padre; ella es mi madrastra. Yo no sabía que era tu madre hasta ver una fotografía de ella en la casa de tu padre —me dice. —Esto no puede ser. —Me volteó hacia esa mujer—. Tú estás muerta. Tú estás e
Estoy encerrada con esta mujer, tengo tantas preguntas, pero a la vez tengo tanto odio.Veo que me mira atentamente. Pienso en todas las cosas que pasé por culpa de esta mujer.—Anabela —me dice la mujer, volteó a verla—. Eres muy hermosa, te pareces a mí.—Por desgracia —¿por qué tuvo que decir eso? Solo hace falta que me enoje más y más.—Sé que estás muy enojada conmigo —continúa hablando y la interrumpo antes de que siga.—Lo que me sigue de enojada. Tengo ganas de matarla —le gritó enojada.—Déjame explicarte todo —continúa. Y sé que aunque me diga que no lo haga, lo va a hacer.—Piense bien sus palabras y no se le ocurra ocultarme nada o la mataré aquí mismo —le digo amenazándola.—¿Qué es lo primero que quieres saber? —Eso me hace enojar más.—Por mí no quiero saber nada, todo está más que claro: abandono a sus hijos por estar con el padre de Mateo y uso a otro hombre para fingir con mi padre que su amante era el padre de Dante. Por usted es que sufrí todo esto. —Le enseño las
AnabelaLos hombres de Dante me traen de nuevo a la habitación en la que desperté. Me empujan y caigo al piso.—Portante bien, perra —me insulta uno de los hombres. Saco uno de mis cuchillos de mi pierna y lo lanzo contra él. Y me doy en la cabeza.—Descansa en paz, perro —le digo y veo cómo el otro cierra la puerta de inmediato—. Ja, ja, ja, ¡no corras!Me levanto del piso y pongo mis manos alrededor de mi vientre.—Estás bien, bebé, ya te dije que te voy a proteger y así será, no dejaré que nadie te haga daño —murmuro a mi vientre acariciándolo.Llego a la cama, me levanto el vestido y veo que solo me queda un cuchillo. Tengo que ser cuidadosa y usarlo en un momento adecuado.Ha pasado un rato y no escucho nada de ruido. Escucho pasos acercándose a la puerta. En eso veo entrar a Dante cojeando y a otra persona con un maletín.—Qué buena puntería —me dice Dante, volteando a ver el cuerpo de uno de sus hombres. En eso entran como seis hombres con él—. Agárrenla.Los hombres se abalanz
—No tienes que ser tan malo conmigo, quizá tengas razón y podamos estar juntos —declara. —Sí, yo sé que podemos estar juntos y podemos llevarnos a nuestra hija lejos. —Veo que por fin ha recapacitado y ha mirado que solo puede estar conmigo. —Sí, tienes razón, nos iremos y seremos una linda familia feliz —me contesta y se comienza a acercar cada vez más a mí. Pensar en eso me vuelve el hombre más feliz; por fin tendré a mi niña y a mi hija. Siento su mano pasándose sobre la mía; se comienza a acercar cada vez más a mí que hasta puedo sentir tu aroma de nuevo, ese aroma que me vuelve loco. Veo sus lindos ojos azules tan hermosos. Comienzo a bajar mi arma; no aparto la mirada de sus hermosos labios. Veo cómo hace una pequeña abertura donde puedo ver sus pequeños dientes. Rápidamente, sin pensarlo, la beso y vuelvo a sentir su dulce sabor, ese sabor que tanto me enloquece. Me distraigo completamente en ella, contemplando ese hermoso momento, un momento anhelado desde que supe que e