Jackson caminó suavemente hacia la salida, escuchó atentamente los gritos de Olivia llamando a Marta.

Sintió una pequeña opresión en su pecho, algo le estaba pasando a Darwin, él había visto la mirada de él, por ello terminó de desistir, y no por ella. Jackson estaba seguro que si Darwin no hubiera demostrado su cara de dolor, él hubiera arrancado el arma de las manos de Olivia y la hubiera traído con él.

Pablo y Armando estaban esperando por él, tan pronto lo vieron hicieron un ademán a los demás hombres para que subieran a los autos.

—¿Señor qué hacemos con él? —habló Pablo señalando al hombre que tenían maniatado en el piso.

—¡No le hagan nada!. Dile a mi primito que muy pronto iré por él, que se cuide las espaldas, por qué estaré acechando cada uno de sus pasos hasta que me dé lo que me pertenece —exclamó Jackson al hombre que estaba en el piso.

Quien maldijo internamente por no poder haber hecho nada. Se suponía que él era el mejor hombre a disposición de Liam, un soldado entren