Giovanni, abrió la puerta de la habitación, para que ella pasara, Emily le agradeció el gesto y entró a la elegante habitación. Era una de las mejores, de esas que sólo podía visitar cuando entraba con un cliente como Di Luca, claramente, el jefe pedía lo mejor para él.La elegancia y exquisitez del lugar era impresionante, las luces tenues, la enorme cama, el sofá destinado a facilitar diferentes posturas, la mesa con muchas cosas que podían implementar, además de un cajón que contenía una serie de juguetes , todo en aquella habitación exudaba sensualidad. Se giró hacia Di Luca con una ámplia sonrisa.—Ven aquí, traes mucha ropa— su voz, sus suaves movimientos, ella manejaba perfectamente el arte de la seducción. Pronto estuvieron uno frente al otro, mientras ella con cuidado se iba deshaciendo de las prendas y las arrojaba con cuidado hacía él sofá.Cuando Giovanni, tuvo el torso si nada que lo cubriese, Emily, se dedicó a acariciarlo, haciéndolo estremece Emily sonrió girándose, dá
Emily estaba adolorida pero infinitamente satisfecha de las horas junto a Gio. Terminó de acomodar su vestido, ya no tenía bragas gracias a él, pero poco le importaba.Él parecía no tener intenciones de salir de la cama, con las sábanas de seda cubriéndolo de la cintura para abajo, su pecho expuesto, las manos detrás de su cabeza y actitud serena.—¿No saldrás de la cama?— preguntó girándose hacia él.—De momento, no. Estoy muy cómodo— sonrió.—Bien, me la pasé increíble, fue una noche satisfactoria.—Hermosa Em, te devuelvo el cumplido. Ahora déjame descansar, toca y permite que Bernardo entre— ella obedeció tranquilamente, golpeando la puerta con los nudillos, la misma se abrió y ella observó a Bernardo que la miraba fijamente.—Di Luca, quiere que entres— él asintió tranquilamente, ingresando a la habitación.—Señor, estoy a su disposición.—Bernardo, hoy me siento generoso, Triplica el monto que habíamos acordado la ultima vez con ella, entregaselo a Emily.—Así lo haré, señor.— e
Después de haberlo besado le sonrió con ternura.—Quiero ir al mar— le sonrió.—Vamos, aprovecharé de pescar la langosta.—Mi amor, ¿Langosta, lo dices en serio?—Muy en serio, te prometí la cena de una Reina— besó su frente, para tomar una lanza que estaba junto a la puerta— quizás consiga también un par de peces, así completaríamos una cena maravillosa— entrelazó sus dedos y emprendieron el camino a la orilla de la playa— no es la primera vez que obtendré una langosta, de hecho, ya he sacado muchas en esta isla.—¿Cómo es eso posible?— frunció el ceño— ¿me dirás como llegaste aquí, cómo conoces ésta isla?, cuéntame su historia, quiero conocer más del lugar donde estamos— él sonrió.—Ésta isla tiene una historia muy particular, si la observas desde el aire y a distancia, puede apreciarse que tiene forma como de dos corazones unidos, Mi tío solía llamarla; La isla del amor.—Vaya, es un nombre hermoso y muy apropiado, sin lugar a dudas, tu tío era un hombre muy romántico— sonrió con t
Giovanni, observaba fijamente al hombre frente a él, el vaso que contenía su whisky quedó suspendido en el aire, Ricardo presionó la manos con fuerza para evitar moverse por el sobresalto cuando el jefe arrojó con todas sus fuerzas, el vaso que terminó por estrellarse contra la pared y volverse añicos.—¡CON UN DEMONIO, RICARDO!— explotó furioso— ¡NO SE LOS PUEDE HABER TRAGADO LA TIERRA!—Le ruego que comprenda, señor. Usted mismo sabe que Caruzzo es un hombre inteligente, no será fácil dar con él.—ME IMPORTA MUY POCO LO FÁCIL O DIFÍCIL QUE SEA—sus ojos centellaron con furia— LOS QUIERO FRENTE A MI, MALDICIÓN, LOS QUIERO PARA QUE PAGUEN LO QUE HAN HECHO. ¡NO SE SALDRÁN CON LA SUYA!—Por supuesto que no, señor. Los encontraremos, los traeremos frente a usted.—¡LÁRGATE DE MI VISTA, RICARDO!— le dijo mirándolo con ojos desorbitados y luego sorprendentemente sus gritos se volvieron un susurro— Si te quedas un minuto más, te arrancaré la piel con mi navaja— el hombre no estaba dispuesto
Giovanni, no lo soportó más, tomó su celular y marcó para hacer una llamada de larga distancia, mientras repicaba, él suspiraba y se tranquilizaba.—¡Hola Gio, qué gusto recibir tu llamada!—Hola Miranda. ¿cómo estás?— preguntó empequeñeciendo los ojos.—Oh, muy bien, gracias por preguntar, afortunadamente todo marcha bien. Iker, no se encuentra.—De hecho, llamaba para hablar contigo, no con Sokolov— dijo tranquilamente.—Bien— su tono era alegre— ¿Cómo está Lara?—No lo sé, dímelo tú— le contestó lentamente. Hubo un pequeño silencio.—No lo entiendo, Gio. . . Vanni.—Lara. . .¿Está contigo?— demandó saber.—Se supone que está contigo— dijo en tono obvio— no me dijo que vendría, de hecho tengo varios días sin saber de ella. ¿Cuándo tomó el vuelo?—No lo sé— luchó por mantenerse sereno. ¿Miranda, estaba diciendo la verdad, o estaba ocultando a su hermana?—Detente Giovanni, no estoy entendiendo nada. ¿Qué ocurre?— preguntó angustiada— ¿Discutieron?, ¿Dónde está, Lara?—Es eso lo que q
Miranda, arrojó el celular a la mesa, y se enfocó en intentar respirar con naturalidad.—¡¿Lara, que hiciste?!— le preguntó a la nada, mientras se cubría el rostro sintiéndose terriblemente angustiada, no dudaba ni por un instante que Giovanni, cumpliría sus promesas— No puedo perderte Lara, no puedo— sintió las lágrimas inundar sus ojos— prometí protegerte, yo te puse en manos de Di Luca— contuvo el gemido— si te pierdo, no podría soportarlo.—Señora, ¿Está todo bien?— le preguntó una de las chicas del servicio— ¿quiere que llame al señor a la oficina?—No— respondió rápidamente— no hace falta preocuparlo, estoy bien— sonrió débilmente a la mujer— puedo esperar a que él llegué para hablar.—Pero, usted. . .—Tranquila, no sucede nada, al menos nada de lo que debas angustiarte—¿Está segura, señora?—Muy segura, todo estará bien— le dijo, aunque realmente intentaba convencerse a sí misma con sus palabras.****************************************Giovanni, decidió que las palabras de M
Después de la cena, habían permanecido en el pequeño recibidor de la casa, abrazados en una vieja tumbona, mientras la oscuridad se apoderaba de la isla. Cuándo los zancudos comenzaban a hacerse presente, Angelo comenzó a exparcir un poco de su mezcla secreta para ahuyentar a los fastidiosos insectos, entraron a la casa dándo algo de luz con una lámpara casera, que llevaron directamente a la habitación.Angelo, se despidió de sus pantalones playeros y sólo en boxer entró a la cama. Lara, por su parte se deshizo de su ropa, sólo vistiendo unas bragas, se colocó una camisa deportiva de él y se metió a la cama también, para luego llevar el mosquitero a su lugar con la finalidad de evitar a algunos insectos osados que evitaban la mezcla de él. Él se acostó suspirando y Lara también se acostó, abrazándose a él.—Fue un día pesado— dijo él.—Pero satisfactorio, con esfuerzo, mañana podremos terminar la chimenea, eso nos asegurará calor en las noches frías.—Asi es, mi amor, trabajaste muy d
—Hola, Giusseppe. . .Giovanni, se sorprendía de que no sintiera nada hacía aquel hombre, no había dolor, no había amargura, no había llanto o arrepentimiento; nada, simplemente no sentía nada, hacía mucho había dejado de sentir algo por su gemelo.—Quisiera decir que es un placer verte, hermanito, pero lo cierto es que. . . No, no me genera placer, de hecho, no me haces sentir nada. — Supuso que un ser normal sentiría arrepentimiento por sus malas acciones, un ser normal lloraría y le suplicaría perdón pero, él no era un ser normal, no funcionaba como lo hacía el resto del mundo, y la imágen de su hermano frente a él tampoco lo hacía sentir ese natural amor fratenal, dicen que los gemelos son una sola alma dividida en dos cuerpos, que el dolor de uno puede afectar a otro, que pueden compartir angustia, pesares, y hasta personalidades, pero él no había tenido esa suerte, no había tenido un gemelo igual a él, dispuesto a todo, como él. Giusseppe era débil, y después un traidor con much