— ¿Sigues preocupada, amor mío?—No puedo evitarlo, Iker— suspiró— la angustia me calcome, deseo que esto pase pronto y que vuelvan sanos y salvos.—Ten paz, te prometo que si se complica, viajaremos de inmediato a Italia y le apoyaremos.—Pero Angelo dice que eso las cosas— dijo preocupada.—Me tiene muy sin cuidado, Miranda. Lo único que deseo es que estés tranquila, me angustía verte en ese grado de ansiedad.—Te prometo que intentaré calmarme— le regaló una dulce sonrisa— estás a mi lado, sé que cuento contigo, estará bien, tendré fe de que todo estará bien.—Así está mucho mejor— le dió un rápido beso en los labios— ahora, ¿Que te parece si nos alistamos para una noche romantica?, tengo una sorpresa para ti— dijo con dulzura. —Sabes que me encantan tus sorpresas— lo acercó a ella— ¿No es mejor una dosis de amor, ante la sorpresiva noche?—Esperaba una dosis de amor, despues de la sorpresiva noche— ronroneó contra la femenina boca.—¿Quién dijo que no podrías obtener ambas?— fue
Lara, estaba en el balcón del segundo piso, de la elegante villa siciliana, con la vista fija en las cristalinas aguas de la piscina, sostenía en su mano derecha una copa de vino tinto, estaba allí, solo observando el lugar, Angelo había salido, quizás no tardaría en volver, estaba afinando los últimos detalles para la tarde siguiente, cada vez más cerca de volver a ver el rostro de Giovanni Di Luca... en su propio territorio, estaba intentando no preocuparse, sabiendo que estaban al borde de lanzarse al abismo, de revelar sus vidas ante su verdugo, estaba por comenzar un nuevo roun, y quizas el último... En el primero, habían logrado salir airosos de aquella casa en la isla,huir para vivir un tiempo idílico. En el segundo roun, Giovanni habría asestado un golpe mortal, de no haber sido por los isleños que le ayudaron, ahora... comenzaba el definitivo. ¿Quién sería el ganador? ¿Matarían a Giovanni? ¿Los mataría él? ¿Serían víctimas o verdugos? Llevó la copa a sus labios, d
El camino al Duomo di Cefalù, resultaba un poco largo, pero tenían más que tiempo suficiente para llegar a la hora pautada, Sacó su celular, con la intensión de llamar a Mateo, quién había quedado al resguardo de la mansion en Estados Unidos, después de dos repiques, la voz del hombre se escuho alta y firme.—Buen día, señor.—Buenas tardes, Mateo, ya sabes la diferencia horaria.—Si claro, señor.—¿Y bien?, ¿Cómo está todo por allá?— preguntó con tranquilidad.—Todo en orden, señor, los club bien, en la casa, no ha habido ninguna novedad, anoche estuve en el Piacere, hubo buen flujo de personas, esta mañana he pasado por su oficina, le informé a su secretaria que cancelara las citas hasta nuevo aviso.—Pudiste hacer eso por telefono, Mateo.—Lo sé, señor, pero quería cerciorarme de que no hubiese margen de error, la mujer me ha informado que un par de socion, han intentado solicitar una que otra reunión, pero ella ha sido clara en que se encuentra de viaje de negocios y que, en cuant
Lara sonrió ante la expresión de asombro de Giovanni, era obvio que estaba incrédulo ante o que veían sus ojos, ella lo estaba disfutando, realmente disfrutaba esa expresión en su rostro.—Lara...— le escuchó decir, e intentar avanzar hacia ella.—Detente— le advirtió— mis hombres tienen ordenes especificas, si te acercas a menos de un metro de mi, van a dispararte.—¿Tus hombres?— tensó la mandíbula.—¿ Desde cuándo tienes hombres?, ¿Desde cuándo te interesa la mafia?, si bien recuerdo, querías mantenerte muy lejos de todo lo que implicara este oscuro mundo.—Me interesa— sonrió— me interesa todo lo que arruine tu vida.—¿Ahora se supone que quieres venganza?—¿Esperabas menos?— volvió a sonreir.—Me engañaste—tensó la mandíbula— escapaste con ese traidor, ¿Qué querías?, ¿burlarte eternamente de mi?—Al parecer eso es lo que querías tú— le acusó— después de todo lo que me hiciste vivir... Yo misma hubiese acabado con mi vida, aquel día, no soportaba un minuto más a tu lado— lo miró co
Lara, mantuvo los ojos fijos en los ojos de Giovanni, que estaban oscurecidos de ira contenida y frustraciòn, seguramente queriendo atacarlos y acabar con sus vidas, pero conciente de la amenaza que ella le habìa hecho, un movimiento en falso y todo se vendrìa abajo.—Seguramente es lo que quieres creer, pero yo que tú, no estaría tan seguro.—¿Qué quieres realmente?, ¿Para qué me citaste aquí?— miró fijamente a Angelo, quién permanecía en silencio, atento a sus movimientos.— Esto no tiene sentido. —Quería ver tu cara, quería verte a los ojos para asegurarte que perderás todo por lo que tanto has luchado, eso que es lo único que quieres en el mundo; tus negocios. Y para decirte personalmente que— sonrió— tu mercancía con destino a España... ahora está en mi poder— Giovanni la miró con odio, y presionó con fuerza sus labios para contener la cantidad de inproperio que quería decirle— veinte toneladas de mercacía de primera.—Me las vas a pagar...— intentó acercarse, pero en un rápido m
—¡Tus hijos!—lo miró con desprecio—resulta que solo son tus hijos cuando te conviene, de lo contrario solo son tus gemelos bastardos. —No digas estupideces, hoy no es buen día para tentar a tu suerte. Además, esta vez es diferente, también les conviene a ellos, Alessia. —Dudo que puedas hacer algo a favor de Dante y Donato. Eso no tiene sentido, ni te preocupan, ni sientes el mínimo afecto por ellos. —Aún así, llevan mi sangre. He traído los documentos de reconocimiento de paternidad y un documento donde dejas constancia de que son mis hijos y en las circunstancias que fueron concebidos, es una manera de asegurar la veracidad de que mi sangre corre en sus venas. —¡Sólo necesitas verlos y te darás cuenta de que son tus hijos!- dijo enojada— para mi desgracia son tu vivo retrato. ¿Qué te salió mal?, ¿Por qué quieres reconocer a mis hijos ahora?, Ha pasado demasiado tiempo, ¿No crees?, ¿Qué quieres hacerles? —Lo único que quiero es que sean hijos reconocidos, que porten el apellido
Iker, llegaba a casa, después de un largo déa de trabajo, para su fortuna, sus negocios marchaban muy bien, los legales y los no legales también, así que llegó decidido a pasar un buen rato con Miranda, salir a un bonito restaurante para luego volver a casa y hacer el amor hasta que sus cuerpos gritaran de agotamientos y al fin, exhaustos, cayeran en la profunda entrega del más placentero sueño.—Bienvenido a casa, señor.—Muchas gracias, Ágatha. ¿Dónde está la señora?—En su récamara, se retiro a descansar a media tarde y ha estado allí, dio ordenes de avisarle en cuánto usted llegase. Si me lo permite, ahora mismo voy.—No hace falta— negó levemente— yo mismo me encargaré— la mujer asintió para verlo marcharse en dirección a las escaleras que le guiarían al segundo piso, afuera hacia frío, así que agradecía poder llegar al calor de su hogar, el calor de los brazos de su amada Miranda. Sus ojos se abrieron enormes y se detuvo en seco, en cuánto hubo entrado a la habitación. Miranda
El sonido del celular, alertó a Angelo, quien lo miró y antes de responder, fijó la vista en Lara. —Es Loretti. Bueno— dijo descolgando la llamada. —Caruzzo, las cosas marchan bien, Di Luca se dirigió a una villa al norte, al parecer no tiene planeado salir de allí, no lleva hombres, solo a Brenardo, me parece muy extraño el hecho de que no esté escoltado. —Si... es extraño, recuerdo que cuando venía a Sicilia, en ocasiones se marchaba solo con Bernardo, algún secreto tendrán, algo que sólo Bernardo conoce. —Lo mismo pensé— aseguró el hombre. —En todo caso, quedense alerta, mantenme informado y a mi órden, entonces le echamos manos. —¿Y Bernardo? —No se atrevan a lastimarlo— dijo firme, le guardaba aprecio a aquel hombre, muy a pesar de qué fue de su mano que casi atraviesa el umbral de la muerte, entendía que se debía a una orden de Di Luca y desobedecerlo, le hubiese costado su propia vida— solo mantenganme informado. —De acuerdo, buenas noches— y así cortó la comunicación,