—¿Exactamente cómo, se salió de sus manos?, ¿No querían escapar? —La verdad no— dijo él— Repito; conozco a Di Luca, y no quería arriesgar nuestras vidas. —En el fondo puedo entender un poco al diablo — dijo Iker, mirándo a Miranda— debe ser horrible que te arrebaten lo que más amas— Miranda, tomó la mano de su amado y la colocó contra su mejilla. —No era amor precisamente lo que demostraba— dijo Angelo— cuándo amas, no lastimas, no hieres, das todo cuanto esté a tu alcance por verla sonreir, eso no era lo que demostraba Di Luca. aquel día encontré a Lara, a poco de quitarse la vida. —¡NO!—gimieron las mujeres y Miranda, miró con dolor a su prima. —Asi es, no es algo que me enorgullezca— dijo Lara— aquel día estaba decidida a acabar con mi vida, sabía que no podría escapar de Giovanni, y. . . yo no podía soportar seguir viviendo así, estaba cansada del encierro, los malos tratos, las ofensas, los golpes, sobre todo los golpes, era algo que no quería seguir viviendo, sentía que
Dos semanas más tarde, Iker, Miranda, Angelo y Lara, fueron recibidos en la mansión de Annika Sokolova, con todo el afecto del mundo, la pareja que había acariciado las sombras de la muerte se encontraba ahora completamente recuperados y dispuestos más que nunca a disfrutar de su vida juntos. Lana, se había marchado de la mansión ya que no era solicitada más su presencia, y después del último chequeo médico, el galeno había determinado que estaban en perfecto estado. —¡AL FIN LLEGAN!—Irina, se mostraba muy emocionada por aquella cena juntos, Miranda y Lara, aseguraban que ella tenía el carácter más agradable de los rusos que hasta el momento habían conocido. —Estamos muy contentas de recibirles. Lara, que maravilloso se te ve ese vestido rojo, me gusta como resalta tus curvas. Qué hermosos, tus ojos hoy están llenos de un maravilloso brillo— sonrió. —Gracias, Annika — dijo Lara. —Y éste hermoso caballero— señaló a Angelo— luce muy gallardo. —Comenzaré a ponerme celoso— advirtió
Al llegar a la mansión de Iker, cada pareja se marchó a sus respectivas habitaciones después de despedirse, los hombres con un buenas noches, las mujeres con cálidos abrazos y par de besos en sus mejillas. Lara y Angelo, tomaron una rápida ducha en conjunto, se vistieron con sus pijamas y se metieron bajo las sábanas calientes, en cuánto hizo aquello Lara, dejó escapar un largos suspiró. Angelo, sonrió y se giró hacia ella, abrazándola con fuerza la acercó hacia él. —¿Estás cansada, cariño? —Lo estoy, adoro compartir con las Sokolova, pero tienen muchísimas energía— río— ¿Y tú?, ¿Te divertiste? —Si, la verdad es que son personas muy agradables. Annika con sus historias interminables, para cada situación tiene una anécdota. —Es una gran mujer. . . me dió mucha tristeza lo que dijo. —¿Que dijo?— preguntó burlón — dijo un millón de cosas. —Me refiero a eso de ser viudas tan. . . pronto, ví tanto terror en los ojos de mi hermana. —Son los gajes del oficio—sonrió triste—míralo
Giovanni, llegó hasta dónde Cadáver lo esperaba. —Cadáver, buenos días. —Buongiorno signore— respondió con una inclinación de su rostro. — todo listo— señaló el avión a lo lejos. —Me voy muy contento con tu trabajo, Cadáver, has resultado muy importante y tú ayuda muy valiosa— le presionó el hombro— confío en ti, así que no me decepciones.—Jamás, señor. Me encargaré de los policías, tal como me indicó, y a partir de hoy me embarco en el trabajo del nuevo cargamento. Todo saldrá bien, y mantendré el contacto.—Bien, bien— le palmeó la mejilla. —Buen viaje, diablo. —Gracias Cadáver, allí te encargo muchacho. Hazme sentir orgulloso. ********************************************—Esta noche seremos la envidia de la familia— dijo Iker, llegando a la sala con Miranda, de su brazo— miren nada más está belleza — el cabello de Miranda, estaba recogido en un alto moño, lucía un maravilloso vestido azul oscuro, ceñido a cada curva de su cuerpo, era largo y le llegaba hasta los tobillos, co
Poco después apareció una nueva pareja. que resultaron ser Malanki Ivanova, la hermana menor de Vladimir y Nikolai, esposa de Zinov. La chica les recordó mucho a Irina, sonreía mucho y parecía disfrutar plenamente del momento que estaba viviendo en aquella fiesta.Sergei Petrov, era un hombre delgado de mediana estatura, profundos ojos azules y mirada divertida, se veía que era un jóven alegre al cual le gustaba disfrutar mucho del momento. Las presentaciones fueron seguidas por las invitaciones de Melanki.—Deberiamos salir muy pronto— Lara y Miranda, sonrieron— a pasar un día de chicas, comer, ir de compras, seguramente Irina, querrá ir con nosotras, si tenemos un poco más de suerte, alguna de las Petrova se nos unirá. —Es una gran idea— dijo Rashel— sería algo así como un día de chicas familiar. —¡Exactamente!— dijo Melanki feliz. —Por supuesto que sí, deberíamos hacerlo. — aseguró Miranda.—Seguramente nos la pasaríamos increíble — reafirmó la idea una sonriente Lara. —¿Ya
Los siguientes tres días, los hombres estuvieron ocupados en algunos asuntos de negocios, habían salido muy temprano de la mansión y volvían ya caída la tarde, lo cual dejaba mucho tiempo solas a las chicas, tiempo que fue bien invertido. Miranda y Lara, habían aprovechado el tiempo para salir de compras, salir al cine, a comer, a divertirse con las integrantes de la familia, resultó que todas juntas eran una bomba de diversión, y se ajustaron perfectamente entre las rusas. Malanki, era divertidísima, junto a Irina, siempre le ponían la chispa de diversión a las salidas, eran tan vivaces y llenas de energía que resultaba imposible no contagiarse de aquella emoción que irradiaban. Inessa también colaboraba con la diversión.Iker Sokolov, tenía cinco días sin visitar el club, por lo cual le dijo a Miranda, que al día siguiente iría, y le preguntó si quería asistir con él. —Sé que también disfrutas ir, en ocasiones— le dijo besando su mejilla. —Deberiamos invitar a Lara y a Angelo—
Giovanni, sonrió.—Sé que no es algo que disfrutes tanto como yo, hermanito, de hecho, no lo disfrutas ni tan si quiera un poco — caminó hasta tomar la silla y elevarla para colocarla justo en frente de la hermosa urna de cristal, Giusseppe, inexpresivo como siempre, con sus ojos cerrados, su hermoso traje— estamos trayendo muy buena mercancía Giusseppe, es de muy buena calidad, las armas se distribuyen y aunque la policía ha querido echar mano en nuestros negocios, todo ha sido controlado, tenemos jóvenes nuevas en los prostíbulos, algunas por voluntad propia, ya sabes que el hambre puede ser muy mal consejero, otras que están allí sin su consentimiento, algunos secuestros aquí y allá, lo mejor de todo es que contamos con al menos dos pares de extranjeras en el club principal, lo cual genera más variedad a los clientes. Sé lo que te debes estar preguntando, si, me siento bien, el negocio que me heredó nuestro padre no ha hecho más que crecer en mis manos. Estoy buscando nuevas posibi
Lara, se metió bajo las sábanas para una noche de sueños, Angelo la abrazó acercándola más a él. —¿Mi amor?— inició ella. —¿Si?— respondió besando su frente. —¿Te gustó el club?— quiso saber. —No me sorprendió, es la clase de lugares que se ofrecen, parecido al Piacere, al Principessa, a la Bella Donna, lugares destinados al placer. —Pero, ¿Te gustó? —Me da exactamente lo mismo, ¿por qué?—ella elevó el rostro para mirarlo— ¿ A ti te gustó? —No lo sé, o sea, la primera noche que asistí para trabajar al Piacere, fue cuando conocí a Giovanni, no soy tonta, me imaginaba que esas cosas pasaban en estos lugares, pero... nunca tuve la oportunidad de verlo de forma directa. —La primera vez, puede resultar sorprendente saber lo que allí sucede. Pero, el mundo es movido por grandes intereses y el placer es uno de ellos, en éste tipo de lugares solo importa el placer, no hay emociones, no importa de dónde venga, lo importante es sentirlo. —¿Participaste en algo así alguna vez? —