QUERIDO LECTOR, ESTA ES UNA ADVERTENCIA, ÉSTE CAPÍTULO TIENE CONTENIDO SENSIBLE, DE VIOLENCIA, TORTURA Y MALTRATOS TANTO FÍSICOS COMO PSICOLÓGICOS, DE MANERA QUE, SI ERES SENSIBLE A ESTOS TEMAS, TE DESAGRADAN O NO TE GUSTA LEERLOS, TE SUGIERO Y TE PIDO, QUE POR FAVOR LO SALTES Y NO LO LEAS, YA QUE NO SERÁ NADA AGRADABLE. RECORDEMOS QUE ÉSTA ES UNA HISTORIA DE MAFIAS Y QUE GIOVANNI ES UN PERSONAJE PSICOLÓGICAMENTE PERTURBADO, EMOCIONALMENTE DESEQUILIBRADO, NARCISISTA Y PARA NADA EMPÁTICO.
Este CAPITULO CONTIENE ESCENAS DE TORTURA, SE RECOMIENDA DISCRECIÓN. *****†*****Ricardo se mantuvo de pie y en absoluto silencio, sabía quién era Giovanni Di Luca, pero, nunca terminaba de sorprenderse de su crueldad, el hombre atado no paraba de llorar, su pierna colgaba de forma antinatural y él hacía un esfuerzo sobre humano por solo mantenerse sobre la pierna buena, no había que ser un sabio, ni un médico para saber que le había roto la pierna, seguramente todos los huesos implicados en la articulación de la rodilla estaban comprometidos y eso debería estarle doliendo de manera infernal, estamos hablando del fémur, la tibia, el peroné y la rotula, rotos al mismo tiempo, la barra de hierro le había golpeado con fuerza era imposible que no le hubiese roto todo, además tenía muy mal aspecto, y Ricardo comenzaba a dudar de que durara mucho más, quizás terminaría muriendo antes de poder darle a Giovanni, algo con lo que sentirse satisfecho. Realmente sintió pena por aquel hombre, para
Giovanni, llegó a su mansión sintiéndose relajado, tomó una larga ducha que lo ayudara a librarse de la suciedad del almacén donde había estado, el olor a sangre, a orina, a excremento, y a sudor, todo era completamente asqueroso. Cerró los ojos mientras el agua caía como una reconfortante lluvia sobre su rostro y allí, una vez más, extraño a Lara, su Lara, y las muchas veces en las que habían hecho el amor en la ducha, con el agua de aliado, y la intimidad del lugar como único testigo, la manera en la que ella se entregaba a él, la manera tan especial en la que él, podía disfrutar de aquel dulce cuerpo que nada le negaba, aquella boca que tanto placer le daba, la misma boca que se abría para emitir quejidos expresando sin pudor el placer que sentía. —Lara. . . maldita sea, Lara. . . — susurró y abrió los ojos, cerró la llave de agua y tragó el nudo en su garganta. Nunca había tenido el deseo de visitar una tumba, se supone que eran lugares santos o sagrados para algunos, un lugar d
Miranda, observó fijamente a Iker, maldijo internamente al italiano que había llegado a destilar su veneno y arruinar su tranquila mañana. —No deberías poner gran cuidado en lo que ese desgraciado dice— se giró dándole la espalda y arrojando el teléfono a la cama, cerró los ojos con fuerza intentando tranquilizarse un poco. —Sé quién es Giovanni. . . —Si sabes quién es, deberías saber que sólo quiere generar conflictos entre nosotros— lo interrumpió, girándose nuevamente para ver sus hermosos ojos. —Si, eso es cierto, a Di Luca, le encanta generar conflictos — la miró a través de una mirada perspicaz — pero no es un hombre que da puntada sin dedal— su rostro era sombrío, lleno de preocupación — me estás ocultando algo Miranda, y no me agrada, me hace sentir. . . — la ternura había abandonado su voz— si intenta generar molestias es porque sabe que puede hacerlo. Vamos, dilo de una vez. —No es necesario, mi amor. . . por favor. —Miranda. . . dime, ¿de qué habla Di Luca?, ¿Me lo
—¿Exactamente cómo, se salió de sus manos?, ¿No querían escapar? —La verdad no— dijo él— Repito; conozco a Di Luca, y no quería arriesgar nuestras vidas. —En el fondo puedo entender un poco al diablo — dijo Iker, mirándo a Miranda— debe ser horrible que te arrebaten lo que más amas— Miranda, tomó la mano de su amado y la colocó contra su mejilla. —No era amor precisamente lo que demostraba— dijo Angelo— cuándo amas, no lastimas, no hieres, das todo cuanto esté a tu alcance por verla sonreir, eso no era lo que demostraba Di Luca. aquel día encontré a Lara, a poco de quitarse la vida. —¡NO!—gimieron las mujeres y Miranda, miró con dolor a su prima. —Asi es, no es algo que me enorgullezca— dijo Lara— aquel día estaba decidida a acabar con mi vida, sabía que no podría escapar de Giovanni, y. . . yo no podía soportar seguir viviendo así, estaba cansada del encierro, los malos tratos, las ofensas, los golpes, sobre todo los golpes, era algo que no quería seguir viviendo, sentía que
Dos semanas más tarde, Iker, Miranda, Angelo y Lara, fueron recibidos en la mansión de Annika Sokolova, con todo el afecto del mundo, la pareja que había acariciado las sombras de la muerte se encontraba ahora completamente recuperados y dispuestos más que nunca a disfrutar de su vida juntos. Lana, se había marchado de la mansión ya que no era solicitada más su presencia, y después del último chequeo médico, el galeno había determinado que estaban en perfecto estado. —¡AL FIN LLEGAN!—Irina, se mostraba muy emocionada por aquella cena juntos, Miranda y Lara, aseguraban que ella tenía el carácter más agradable de los rusos que hasta el momento habían conocido. —Estamos muy contentas de recibirles. Lara, que maravilloso se te ve ese vestido rojo, me gusta como resalta tus curvas. Qué hermosos, tus ojos hoy están llenos de un maravilloso brillo— sonrió. —Gracias, Annika — dijo Lara. —Y éste hermoso caballero— señaló a Angelo— luce muy gallardo. —Comenzaré a ponerme celoso— advirtió
Al llegar a la mansión de Iker, cada pareja se marchó a sus respectivas habitaciones después de despedirse, los hombres con un buenas noches, las mujeres con cálidos abrazos y par de besos en sus mejillas. Lara y Angelo, tomaron una rápida ducha en conjunto, se vistieron con sus pijamas y se metieron bajo las sábanas calientes, en cuánto hizo aquello Lara, dejó escapar un largos suspiró. Angelo, sonrió y se giró hacia ella, abrazándola con fuerza la acercó hacia él. —¿Estás cansada, cariño? —Lo estoy, adoro compartir con las Sokolova, pero tienen muchísimas energía— río— ¿Y tú?, ¿Te divertiste? —Si, la verdad es que son personas muy agradables. Annika con sus historias interminables, para cada situación tiene una anécdota. —Es una gran mujer. . . me dió mucha tristeza lo que dijo. —¿Que dijo?— preguntó burlón — dijo un millón de cosas. —Me refiero a eso de ser viudas tan. . . pronto, ví tanto terror en los ojos de mi hermana. —Son los gajes del oficio—sonrió triste—míralo
Giovanni, llegó hasta dónde Cadáver lo esperaba. —Cadáver, buenos días. —Buongiorno signore— respondió con una inclinación de su rostro. — todo listo— señaló el avión a lo lejos. —Me voy muy contento con tu trabajo, Cadáver, has resultado muy importante y tú ayuda muy valiosa— le presionó el hombro— confío en ti, así que no me decepciones.—Jamás, señor. Me encargaré de los policías, tal como me indicó, y a partir de hoy me embarco en el trabajo del nuevo cargamento. Todo saldrá bien, y mantendré el contacto.—Bien, bien— le palmeó la mejilla. —Buen viaje, diablo. —Gracias Cadáver, allí te encargo muchacho. Hazme sentir orgulloso. ********************************************—Esta noche seremos la envidia de la familia— dijo Iker, llegando a la sala con Miranda, de su brazo— miren nada más está belleza — el cabello de Miranda, estaba recogido en un alto moño, lucía un maravilloso vestido azul oscuro, ceñido a cada curva de su cuerpo, era largo y le llegaba hasta los tobillos, co
Poco después apareció una nueva pareja. que resultaron ser Malanki Ivanova, la hermana menor de Vladimir y Nikolai, esposa de Zinov. La chica les recordó mucho a Irina, sonreía mucho y parecía disfrutar plenamente del momento que estaba viviendo en aquella fiesta.Sergei Petrov, era un hombre delgado de mediana estatura, profundos ojos azules y mirada divertida, se veía que era un jóven alegre al cual le gustaba disfrutar mucho del momento. Las presentaciones fueron seguidas por las invitaciones de Melanki.—Deberiamos salir muy pronto— Lara y Miranda, sonrieron— a pasar un día de chicas, comer, ir de compras, seguramente Irina, querrá ir con nosotras, si tenemos un poco más de suerte, alguna de las Petrova se nos unirá. —Es una gran idea— dijo Rashel— sería algo así como un día de chicas familiar. —¡Exactamente!— dijo Melanki feliz. —Por supuesto que sí, deberíamos hacerlo. — aseguró Miranda.—Seguramente nos la pasaríamos increíble — reafirmó la idea una sonriente Lara. —¿Ya