—¿Sokolov?— preguntó Katerina mirando a Miranda con desconcierto— ¿Iker Sokolov?— Su tono mostraba una evidente sorpresa. —Si— afirmó — Iker Sokolov, el dueño de éste club. —¿Intentas decirme que Sokolov, es tu acompañante?— abrió mucho los ojos. —Soy su mujer— responde con autosuficiencia. —Vaya, eso sí es una sorpresa para mí — aseguró Katerina. —¿No lo sabías?— preguntó Anouska, ceñuda. —No, es primera vez que vengo, como mencioné antes. Mi amiga me dijo que si corría con mucha suerte, quizás podría interactuar con Sokolov, además aseguró que estaba muy guapo. —Lo está — afirmó Miranda— es un hombre delicioso. —No tanto, desde mi punto de vista— Iván intercaló riendo— pero logra enloquecerlas a todas. Hasta a mi querida Anouska, está embelesada con él. —¿Han interactuando?— preguntó Katerina, mirándo a Miranda y luego a la pareja. —Si— respondió Anouska— ha sido una experiencia. . . maravillosa. —Lo fue— Agregó Miranda sonriendo— fue algo nuevo y cre
Dos días más tarde, Miranda caminó en dirección al jardín, dónde su hermana estaba sentada junto a Lana, la enfermera. —Buenos días — saludó sonriente.—Buenos dias— respondieron ambas.—¿Cómo te sientes hoy, cariño?— preguntó Miranda, besando la cabeza de Lara. —Bastante bien, me ha costado una larga y lenta caminata llegar aquí, pero con ayuda de Lana lo he conseguido. —Increíble, ya lo verás como pronto, terminarás de recuperarte— le regaló una enorme sonrisa— ¿Dónde está, Angelo?—En el despacho con Iker— sonrió ella— conversación de hombres, supongo. —Eso es perfecto, así podremos tener conversación de mujeres— dijo y ella asintió, era claro que aquel momento llegaría, no tenía secretos para con Miranda y haberle ocultado su ubicación durante todo ese tiempo la había hecho sentir muy mal, había llegado el momento de contarle todo. —Yo iré a preparar el medicamento de hoy y asegurarme de la dieta de mis tranquilos pacientes— dijo Lana sonriente poniéndose de pie— así podrán c
—¡NO, POR FAVOR!— gimió la mayor de las hermanas llorando con desconsuelo, se puso en pie y caminó hasta sentarse cuidadosamente junto a su pequeña hermana, y así, con el mismo cuidado la estrechó brindándole consuelo— Oh no, Lara— Sollozó. —Fue horrible— se abrazó a ella— me golpeó de forma muy salvaje, fue muy violeto antes y durante el acto, le supliqué, le dije que no quería que no estaba preparada, pero esa fue su manera de castigarme, es obvio que no estaba preparada para recibirlo, fue muy doloroso. Lloré toda la noche, porque ese hombre había muerto y yo me sentía culpable, porque no conocía al hombre que amaba, porque estaba durmiendo con el enemigo. Al día siguiente mi imagen daba pena, tenía el rostro inflamado, labio partido, moretones. Fue allí mi primer acercamiento con Angelo. Él estaba encargado de cuidarme, y sintió mucha pena al verme así, me confirmó que el hombre estaba muerto y me aconsejó que para preservar mi vida, debí jugar con inteligencia y cabeza fría, a
—Oh Lara, has pasado por tantas cosas horribles y yo aquí pensando que estabas muy bien, que estabas disfrutando de tu amor, que Giovanni, estaba cuidando de tí — le tomó ambas manos y la miró a través de lágrimas. —Fue horrible Miranda, ni siquiera cuando viví con nuestros padres, sufrí tanto. No me faltó alimento jamás, pero tuve golpes, malos tratos, abusos, era un ave atrapada en una jaula de oro, mientras un ser despiadado me vigilaba. —Lo siento, tanto, perdóname por no darme cuenta que me necesitabas. —¿Cómo podrías saberlo?, ahora estamos bien. —Lara. . . hay algo que no entiendo, si Angelo, se negaba a provocar la ira de Di Luca, entonces, ¿Cómo decidieron escapar al fin? —Esa no fue una decisión que tomaramos, fue una consecuencia, no hubo otra opción así que tuvimos que huir. Era escapar o morir. —¿De qué hablas, Lara? —Todo comenzó con una infidelidad de Di Luca, desperté una noche y no estaba en la cama, así que como tenía sed fui por un vaso con agua, cuando vol
Iker, observó fijamente a Angelo, quién sostuvo la mirada. El ruso pensaba en quién era realmente el hombre que tenía frente a él. Lo conoció como el hombre de confianza del italiano, no podía decir que lo conocía más allá de un saludo, era un hombre parco, reservado, y quizás algo meditabundo, parecía estar siempre al pendiente de todo lo que sucedía a su alrededor, como sis iempre estuiese alerta, sus ojos aunque fríos, evaluaban siempre el entorno. —Me alegra saber que estás recuperado— dijo con sinceridad.—Casi al ciento por ciento. Ha sido un proceso más lento del que me hubiese gustado. —Lo entiendo, no soy médico, pero considero que te has recuperado bastante pronto, tomando en cuenta lo cerca que estuviste de morir. Tengo algunas dudas Angelo, y comprendo si no quieres aclararlas, estás en todo tu derecho— él lo miró fijamente y frunció un poco su ceño. —Seguramente podré aclararlas. ¿A qué se refiere?—Primero quisiera que me llamaras por mi nombre, yo te llamo Angelo, q
—Por que Iker, al igual que Giovanni, es de la mafia, al menos tú lo supiste desde el inicio, sabemos que ellos tienen negocios juntos, y debo admitir que en el fondo siempre tenía miedo que al igual que yo, tu estuvieses obligada a mentir para preservar tu vida, me daba miedo que él, estuviese dándote una vida, como la que yo vivía junto a Giovanni, eso me aterraba Miranda, temía por ti, cada día pensaba en que si era cierto que estabas viviendo bien, si era cierto que Iker cuidaba de ti, o si te estaba maltratando, estabas sola, lejos de tu país, a su completa disposición. Giovanni me insultaba, me golpeaba, me violaba— dijo con dolor— yo tenía miedo de que tu estuvieses viviendo lo mismo— la miró con ojos cargados de lágrimas. —No Lara, no, nada más lejano a mi realidad, mi vida junto a éste ruso ha sido maravillosa, han sido los mejores años que he tenido, lo juro— tomó la mano de su hermana con cariño— Me ama, me comprende, me consiente, me protege, me cuida, junto a Iker lo ten
Giovanni, tuvo un viaje largo y agotador, quería ir a ver a sus hombres de inmediato, pero prefirió pasar por su casa y tomar una ducha, descansar un poco antes del encuentro, ya habían esperado lo suficiente, no creía que un poco más de espera le haría daño. Fue recibido por su frío y distante personal, tomó una larga ducha y durmió un par de horas. Al despertar tomó una rápida comida y luego llamó a su hombre. —Jefe, bienvenido a casa— dijo con su voz ronca y profunda. —Siempre es bueno poder venir, ya sabes que me gusta supervisar todo de cerca. —Asi es, señor.—Quince minutos y estoy en la guarida, Cadáver. —Por supuesto, será un placer recibirle, diablo.—Bien— respondió y sin más, cortó la comunicación. Seguido de Bernardo y Ricardo, se dispusieron a ir al lugar de encuentro. Para él, viajar a Italia siempre le dejaba un sabor agridulce en la boca. Era bueno volver a casa, por supuesto que sí, sin embargo, aquel ambiente le recordaba a su padre. . . a su madre misma y resul
Angelo y Lara, llegaron a la habitación en la cual entraron cuidadosamente, encontrándose con Lana sobre la cómoda, mientras organizaba algunos medicamentos. —Oh— dijo mirándolos — pude haber ido por la señora. —Estoy bien, realmente estoy muy recuperada, puedo caminar sola, que estén tan cuidadosamente pendiente de mí, me hace sentir un poco. . . inútil. —No digas eso, amor mío — le acarició la mejilla— me encanta cuidar de ti. —Si bien es cierto que casi está completamente recuperada, no es menos cierto que ningún cuidado está de más, estuvo usted acariciando las sombras de la muerte. —Pero ahora estoy más viva que nunca— sonrió amablemente. —Es testaruda— dijo con expresión sería Angelo, pero sus ojos brillantes de emoción— descansaremos un poco, Lana. Puedes retirarte. —Por supuesto — dijo seria— cualquier solicitud, no olviden llamarme. —Gracias— dijeron ambos al mismo tiempo. Con cuidado, Angelo la ayudó a acomodarse en la ámplia cama, luego tomo lugar junto a ell