Despertar juntos

No era doloroso, hasta que poco a poco había entrado en ella, y se quedó quieto para que su cuerpo pudiera adaptarse a él, dentro de su ser. El dolor había sido muy rápido, luego quiso más. Por lo tanto comenzó a mover las caderas haciendo presión en la ingle de Antoni, el percibió su urgencia y la complació.

—Debes ir más despacio.

—¡Oh por todos cielos, no me pidas eso! Le dijo casi gritándola ya que estaba a punto de alcanzar el orgasmo.

Él tampoco es que estaba lleno de mucha paciencia, pero tampoco podía embestirla como un salvaje, era su primera vez y no quería lastimarla o hacer de ella una mala experiencia. Pero es que ella estaba demasiado desatada, le clavaba las unas en los brazos y gemía con énfasis, decidió darle lo que pedía, no podía negarse a una mujer así. Al instante ella se puso co

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