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6- Embarazada de mi ex

La Joven permaneció en silencio mientras que Eduardo la acribillaba a punta de preguntas,Isabella no sabía qué responder,ni ella misma estaba al tanto de su  embarazo,pensaba que era un retraso de su menstruación a consecuencia del estrés generado en los últimos días,jamás se le hubiese pasado por la cabeza,quedar embarazada de Victor Bustamante.

–¿Cuándo me lo pensabas decir?

–No lo sabía.

El rostro de Eduardo se tornó enojado y sus ojos lanzaban chispas de la ira contenida.

—¡Mentirosa!,pensabas seducirme y luego hacer pasar a tu bastardo por hijo mío.

—¡No le digas así a mi bebe!

Los gritos se oyeron en toda la mansión,Arteaga no se encontraba en ese momento.

—Viste la oportunidad y la tomaste,¡claro!,luego te divorcias y me demandas,¿Quién es el padre de ese niño?,no me digas que es un vago de la calle.

Isabella apretó los labios y lloró de impotencia no pudo dejar de pensar–Si supieras que eres el hermano de éste bebé.

La discusión se vio interrumpida por los toques en la puerta.Era Clemencia para avisar que el abogado llegaba en ese momento.

–Dile que ya bajo.--Gruñó Eduardo al tiempo que le advirtió–Ni se te ocurra dañar mis planes.Ni una palabra de ésto al abogado.

—Yo me iré de tú mansión,no puedo vivir de las migajas de un extraño.

—No soy un extraño,eres mi esposa.Aunque sea de conveniencia debemos cubrir las apariencias,no lo arruines.

Ella asintió con la cabeza y bajaron tomados de la mano por la amplia escalera,la sonrisa de ella era tensa y Eduardo lucía desconcertado.

El abogado los miró y sus sospechas se volvieron a activar.

—Cómo tu albacea hoy mismo me mudaré con ustedes.

—Para cuidar para hacer cumplir la última voluntad de mi padre no es necesario mudarse a mi casa,aunque si usted quiere,también le hago un espacio en nuestra cama.

A Isabella no le gustaron los chistes malos de Eduardo,ella había visto la reacción de desagrado en el rostro del abogado y consideraba que ese señor nada más cumplía órdenes,si alguien tenía la culpa de las decisiones de Víctor era su mismo hijo que a pulso se había ganado la desconfianza de su papá,por lo que se apresuró a decir algo.

—Mi esposo tiene chistes pesados abogado,no le haga caso,usted es bienvenido en la mansión y se puede quedar todo el tiempo que desee.¿Verdad mi amor?-Preguntó a Eduardo mientras lo abrazaba y le pellizcó la espalda de forma disimulada.

¡Auch!,joder que me dio un calambre,yo sólo bromeaba abogado.

Esa noche fue incómoda para la joven,él se le acercó con ojos de picardía y seducción.

Le robó un beso,el contactó de sus labios no le desagradó para nada,pronto las suaves caricias no se dejaron esperar y ella lo apartó de su lado.

—No soy una chica fácil.

¿Pero qué dices?

Isabella le dedicó una mirada asesina y se acomodó en un diván que el joven tenía en su habitación,al amanecer ella salió  del baño envuelta en una toalla y se le cayó.Los ojos de Eduardo acariciaron esa imagen tan perfecta-Parece tallada por los mismos dioses.-Fue lo que pensó.

—Disculpa no fue mi intención.

Ella no perdió tiempo para hacerlo sentir estúpido,sabía bien que él la codiciaba y en tono de burla le hizo un comentario.

—No te preocupes,en fin es tu casa,aquí la arrimada soy yo,más bien cierra la boca que se te sale la baba.

—Mirar no es malo y no   digas eso de que eres arrimada ,eres mi esposa de mentira,claro que sí tu quieres podemos consumar el matrimonio.

Su pícara mirada le causó rabia y de forma abrupta marcó su raya.

—Aunque me conociste en la calle no soy una vagabunda.

—No he dicho eso.

—Pero lo insinúa esa frase que me dijiste no me gustó para nada.

—¡Qué sensible eres!

Eduardo le había propuesto dividir la alcoba con una gran cortina para su privacidad y comodidad,pero la joven aseguró que no había necesidad de desfigurar la habitación y que ella estaría cómoda en el sofá.

Ellos bajaron a la sala  y saludaron al abogado,que tenía grandes ojeras verdes a causa del insomnio.

—Hola Arteaga, te ves trasnochado.

El hombre tomó un sorbo de café y ojeó el diario,sin apartar la vista de su lectura le preguntó —¿Puedo hablar con tu mujer a solas? 

—¿Qué quieres hablar con ella?

Eduardo se mostraba un poco aprensivo —Sólo deseo saber un poco más de su vida, es un requisito  de Victor.

—Mi padre ni en el más allá deja la intensidad.

Isabella interrumpió la tertulia de ellos dos,sabía que debia impedir que Eduardo arruinara sus planes,cuanto antes tuviera la casa podía irse lejos y olvidar que una vez amó  a Víctor y estuvo casada con su hijo,lo consideraba un capítulo negro en su vida y deseaba salir rápido de esa situación.

-No le haga caso a mi marido,abogado.

Ella lo tomó del brazo para conducirlo al jardín de la mansión.

—Te la presto por un momento,no me la vayas a bajar.

El abogado lo miró serio y no dijo nada nada a su comentario mordaz,él sabía que el hijo de Víctor Bustamante era algo ácido y engreído.

Ella admiraba las rosas rojas para evadir la mirada del abogado.

¿Cómo te trata ese granuja?,¿o cómo no te trata?

--No entiendo. 

¡Vamos mujer!,a leguas se ve que ya tienen problemas,en caso de un divorcio tengo que velar por ese niño que llevas en tu vientre,es un Bustamante y tiene que llevar la vida que merece,siendo nieto de Víctor.

--No,diga eso.Me casé muy enamorada y Eduardo me corresponde,no sé de dónde saca usted esas ideas.

El abogado la miró a los ojos y ella hizo un esfuerzo supremo por sostener la mirada.

–Tienes cara de ser una buena persona,rara vez me equivoco,yo más que nadie quiero que ese   papanatas se compongan.Si logras ese milagro alguien te estará muy agradecido.

¿Quién me lo agradecerá?

–¿Hablaban  de mí?

Eduardo salió al jardín y la joven subió a darse un baño.

El chico subió las escaleras con rapidez y entró a su  habitación.

—¡Isabella!,la llamó  a voces.

Escuchó el sonido de la regadera y se asomó a través de la puerta transparente la miró enjabonar su cuerpo.

—¡Cuantas curvas!

Admiraba  su larga cabellera y grandes atributos.

Ella lavaba  su cabello.Ni siquiera se imaginaba  que la estaba viendo.

--Tiene lo suyo bien guardado en definitiva,es hermosa-Razona el muchacho.

La joven siente una extraña sensación y preocupación,la mirada de Eduardo es tan fuerte que a ella le pareció que alguien la miraba.

¿Quién anda allí? 

Se apuró a preguntar.

Eduardo se retiró  en silencio y diez minutos después volvió a tocar la puerta. 

—El notario preguntó  por tí, baja rápido.

—¿Para qué?

Él se encogió de hombros y salió de la habitación,ella lo siguió con la mirada,se arregló un poco el cabello y bajó sin prisa,no era partidaria de estar mucho tiempo cerca de Eduardo,lo consideraba odioso,prepotente y ofensivo,el hombre no tenía filtro.No perdía oportunidad de recordarle que la había sacado de la calle y que por compasión a su estado la toleraba.

—Está es mi casa y tenemos un contrato.No través nada en mi contra.

Delante del abogado lucían muy acaramelados más la realidad era otra,aparte de guapo,ella lo consideraba narcisista.

—Señora Bustamante hablemos.

—Disculpe la tardanza, ¿espero mucho?

—En compañía de Clemencia y tomando mi segunda taza de café no siento el pasar del tiempo.

El abogado era muy caballeroso y considerado con Isabella a veces hablaban por horas y sus temas de conversaciones eran interesantes,el que se incomodaba era Eduardo,que le tenía cierto resquemor a ese señor.

–¡Rico café!- se saboreo y luego volvió a decir–me  agrada hablar contigo.

Tomó una carpeta de la mesa y le hizo firmar unos documentos a la joven.

—¿Qué es esto?

—No te asustes.Tu suegro dejó dispuesto que abra una cuenta bancaria a tu nombre,eres la esposa de su único hijo y es justo que tengas liquidez financiera.

—¡Oh no por favor!,yo no deseo nada, lo único es que quiero que mi esposo reciba su herencia con prontitud.

Arteaga le hizo saber que era la voluntad del difunto y nadie podía negar su cumplimiento.

Eduardo la  abrazó  por cintura y besó su cuello.

—¡Acepta mi amor!

Sin que el abogado se diera cuenta ella le pisó el pie al joven.

¡Auch!

El notario le tomó los datos personales a la chica.-La voy a gestionar hoy mismo, para que tengas tus tarjetas de crédito.

—Como usted diga, pero no le veo la necesidad,para mí  lo importante es estar con Eduardo aunque no tenga un centavo partido por la mitad.

Eduardo aprovechó  y le besó en  la boca,ella le mordió el labio.

—Ay ,me dolió.

¿Otro calambre Bustamante?

—Sí abogado.

—Me retiro para que su esposa lo consienta.

Apenas Arteaga cerró la puerta ella corrió a su habitación él la atrapó a media escaleras y le dió un beso que la dejó sin aliento.

¡Suéltame ya!

Lo empujó  sin lograr zafarse de su abrazo.

—¿De verdad quieres que te suelte?,te veo muy cómoda en mis brazos.

—No soy una prostituta,¡respeta!

Eduardo no soportaba que ninguna mujer lo despreciara y estalló en cólera.

—Sabes que no me hace falta rogarle amor a una andrajosa como tú,deberías de estar feliz porque deseo meterte en mi cama,así embarazada de quién sabe que adefesio.

Ella subió a su cuarto y se encerró, Eduardo fue a darse un baño.Encendió  el televisor y cambió  de canal muchas veces,su mente divagaba  y su conciencia lo atormentaba.

—Creo que fui grosero con ella,iré a disculparme.

—Isa abre la puerta hablemos,se me pasó la mano contigo.

Un silencio se deja sentir en la atmósfera.El ama de llaves le notificó que Isabella había salido de la mansión con una maleta.

¡Rayos! tengo que alcanzar a esa mujer o adiós herencia.

Se subió  al auto y recorrió la cuadra.Llovía a cántaros y ella estaba y estaba temblando de frío.

–Sube,no quiero que te enfermes.

–No soy una galleta que se deshace con el agua,las andrajosas disfrutamos la lluvia.

—Entonces me mojaré contigo.

—Subamos  al auto y hablamos que nos vamos a resfriar.

—¿Acaso te importa si me enfermo?

—Perdona la forma en  que te hable,soy un imbécil que no sabe tratar con las mujeres ahora entiendo porqué mi novia  me dejó.

Ella lo vio triste, su expresión cambió,se veía abatido.

—Está bien volveré,pero no me vuelvas a molestar.

¿Amigos?

Isabella asintió con la cabeza y entró  al auto,Eduardo  temblaba con su ropa mojada.

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