El día que todos nos tenía pendientes de lo que podría suceder. La nueva cirugía para Tom. El doctor Lenner había vuelto a comunicarse con la familia, aunque los señores Milles y Darren no se cruzaron en el hospital ni de cerca ni siquiera desde lejos. Él compró la casa, sacando los quinientos mil dólares que tenía bajo su cuenta, antes había hablado con un agente bancario para hacerse tutor de sus ingresos, por supuesto sus padres se enteraron por los protocolos indicados del banco. Ambos dieron la aprobación. Las cosas no estaban bien, era obvio.La operación empezaba a las dos de la tarde, siendo programada en el quirófano dos. Siempre usábamos el primero, aunque esta vez estaba ocupado por Hyes. No le di importancia. Hace semanas que no cruzaba palabras con ese cirujano, estaba enfocada en mis equipos quirúrgicos. Y mi apodo, maga, seguía dando vueltas en el hospital Kennedy. Nadie iba a olvidarlo mientras mis comentarios y teorías seguían siendo bien recibidas, evaluadas y acepta
La sonrisa de Darren observando a su pequeño hermano despierto después de tanto tiempo con sedantes. Todos sus reflejos y reacciones a estímulos cognitivos eran perfectos. Su cerebro apenas había sufrido un daño por los calmantes. Sería evaluado en esta semana. Su madre, Lucy, estaba llorando por la felicidad de recuperar a su hijo. Yo estaba pendiente de la situación y el reencuentro de la familia Milles. Eso me hizo pensar en mi madre, su rechazo de mantenernos en contacto pero así era a veces, no podemos tenerlo todo. Suspiré, haciéndome hacia un lado y Darren estaba feliz, sus ojos brillaban al ver a su hermano sonreír en cuanto bromeaba que ahora no necesitaban a un príncipe para que lo despierte con un beso. Algo que Lucy le pareció desagradable y poco digno de la sexualidad de Tom. Me reí por dentro, sonriendo con ellos.—Ahora vuelvo—le avise a Darren, tocando su hombro. Él asintió mirándome por un momento.Sentí la mirada extrañada de Tom. Se perdió mucho, pero esperaba que e
Abrí los ojos, pestañee ante las tenues luces que caían sobre mí. Miré a mi alrededor. Era una habitación del hospital, esta vez yo estaba en la cama conectada a parches de electrodos y un vía de suero pasando por mi brazo derecho. Vi a una enfermera pasar delante de mí. Sujeté su muñeca reteniéndola con fuerza. Ella se asustó, mirándome con sorpresa y alivio. Me tranquilizó, diciéndome que había tenido un desmayo y el doctor Hyes estaba revisando los resultados de una tomografía, estando en contacto con la doctora Hilton.—Tranquila, ellos van a cuidarte ahora—dijo la enfermera.—¿Dónde está Darren?—El chico Milles—respondió con una sonrisa—. Se fue.—¿Se fue del hospital o se fue de mi habitación?—Es que se terminaron las horas de visitas. Quiso quedarse contigo, pero los doctores le pidieron que regrese mañana—contestó, liberándose de mi mano.—Llamaré a Hyes y Hilton.La mujer con su uniforme naranja salió. Me quedé a solas, con la tormenta que invadía mi mente en estos momentos
Había pasado dos días desde el incidente de un fuerte ataque de migraña, los resultados clínicos mostraban una hemorragia en mi cefalea. La doctora Hilton me pidió que me quede en reposo tomando unos calmantes preventivos hasta que encuentre un nuevo tratamiento adecuado a mi afección neurológica. Papá vino a la mañana por un rato, estuvimos hablando trivialidades. Prometió que no me daría más problemas, dijo que iba a cuidarse de verdad y me amaba más que a nada en el mundo. Por poco se largó a llorar viéndome en una bata diferente a mi uniforme y con cables conectados a los aparatos. Papá me amaba, lo sé.Al mediodía, llegó mi almuerzo y Cath también. Ella se quedó conversando conmigo, decidió darse una oportunidad con Kurt, viéndome totalmente enamorada de Darren y ella sentía ese miedo de derrota en el amor por un viejo novio que la dañó demasiado. Lo entendía.—¿Qué te dieron de comida?—me preguntó.—Un pollo con crema y unas verduras.—Nada mal. Excepto el pollo.Me reí, ella de
Darren se quedó toda la tarde a mi lado, recostado en mi cama, abrazándome con sus fuertes brazos. Su perfume y su calor eran la medicina más pura de todas. Dormimos un rato luego de ver un programa de cocina. El susurro que me adoraba mucho. Quería verme bien. Suspiré entre sueños. Su presencia era todo lo que estaba bien en mi vida, nunca había sentido este calor y este amor como ningún otro. Era sumamente hermoso y la paz interna que sentía entre sus brazos como temiendo que mi corazón se detuviera, que sus brazos fueran el poder de hacerme respirar nuevamente. Estaba preocupado por su hermano, por mí, por todo. Era un chico muy fuerte emocionalmente, todo su esfuerzo y su voluntad de seguir adelante. Vender la casa había resultado muy bien, tras convencerlo con varios motivos de porqué sería bueno. La libertad de no depender de sus padres, conseguir un trabajo y tener un techo propio. Sé que estaba la situación de los señores Milles observando que Darren no cometiera estupideces c
—Tenemos que hablar.—Está bien—dije. Ese atuendo de abogada dura y reacia a la justicia ilegal se había metido en mi dormitorio. Me senté sobre la cama, ella se movió de la entrada para sentarse sobre el sofá cerca de mí— ¿Está todo bien?—Estoy bien, gracias por el interés—respondió con una sonrisa. Dejó su maletín a un lado, acomodó su saco y se echó hacia atrás— ¿Qué sucedió?—Tuve una crisis. Me atendieron luego del operación de su hijo—respondí sin dar mucho contexto, es que no sabía qué pasaba con ella— ¿Hice algo mal?La mujer me miró fijamente, repasando mi imagen con sus profundos y penetrantes ojos negros como un cuervo estudiando cuando lanzarse a la caza. Tragué saliva, acomodando las sábanas sobre mí.—Lamento que te hayas enfermado—dijo. Creo que intentaba ser amable por primera vez.—Está bien, Lucy. Estoy mejor—le dije sonrojada—. Llevo un tratamiento neurológico, tengo ataques de migrañas y estuve expuesta a muchas cosas en estos meses—le expliqué, de todos modos. Lu
Mi alta clínica fue un viernes. Llamé a papá explicándole que estaría viendo en nuestra anterior casa con Darren, no hizo comentarios solamente prometió visitarme en mis días de descanso y conocer un poco más a este chico que estaba saliendo conmigo. Cath aceptó coger ropa, zapatillas y demás cosas de mi departamento, me dijo que Kurt iría con ella. Me advirtió que podría demorarse, a lo que seguramente estarían teniendo sexo en mi cama. No haría un reclamo, nada más le pedí que no rompan nada y que cierre las llaves maestras del departamento para no tener que pagar de más los impuestos. Darren vino a recogerme con un ramo de flores y una caja de donas dulces, sabiendo que estaría contenta y agradecida de ese gesto tan romántico, sobre todo por las donas rellenas de chocolate y crema de fresa. Ahora estaba en el baño. La doctora Hilton había recibido los últimos estudios. Un análisis de sangre y una tomografía, cual no arrojaba hemorragia ni siquiera otra afección en mi cerebro, fue q
—Anne, llegamos—dijo él, estaba entre despierta. Había intentado dormir durante el viaje, no pude hacer pensando y pensando en todo.—Sí… ¿Vino Cath?—Aún no.Abrí los ojos, puse una mano frente a ellos acostumbrándome a la claridad del día. Hoy había un sol resplandeciente. Todo el barrio tenía espacios verdes, me acomodé sin dejar de sentirme observada por Darren, detenidamente observaba mis movimientos lentos y perezosos. Alcé una ceja, levantando mi cabeza hacia él encontrándome con su hermosa sonrisa y esos ojos llenos de admiración. Sonreí tímida.—Eres lo mejor que pude encontrarme en esta vida—dijo.—¿Soy lo mejor para ti? Imagino que has tenido muchas novias.—Un par. Solo tuve tres novias pero no puedo compararte con ellas porque no vale la pena sacar cosas que ellas no tenían y tú eres todo para mí—contestó. Noté algo diferente en su forma de mirarme incluso de hablar enfrente de mí.—¿Estás enamorado de mí?—Yo creo que sí.Me sonrojé. Darren se acercó, tomando mi rostro c