Alexei Voronin Estaba en mi habitación leyendo “El Principito” un libro que habia pasado generación en generación en mi familia, mi abuelo se lo leyó a mi padre y mi padre me lo leyó a mí, ahora lo hacía yo solo. “Solo el corazón ve muy bien… Lo esencial es invisible a los ojos” Era una frase que siempre llamaba mi atención, tenía un fuerte significado pero no comprendía muy bien cual. La puerta de la habitación se abre dándole paso a Ana, era una niña interesante, cuando la vi en ese parque me llamo la atención lo sola que se encontraba ¿Quién no querría pasar tiempo con ella? Bueno descubrí la respuesta cuando la conocí. Hablaba demasiado, tenía una respuesta para todo y era una listilla, pero a pesar de todo eso su compañía era agradable, me sentía como un niño normal cuando estaba con ella, no como la mayor parte del tiempo que la pasaba con mi padre, ser hijo del mejor amigo del líder de la mafia rusa dejaba mucho que esperar, si Smirnov llegaba a faltar el imperio pasaría a
Alina Klara Me había dolido lo aceptaba, quizás porque lo veía como un amigo a pesar de todo. Alexei era una persona cerrada que solo dejaba entrar a quien creyera digno, Anastasia había sido una de esas personas, pero aunque me dolía un poco estaba feliz porque había encontrado a su alma gemela. Posiblemente la mitad de la población en este mundo creían ridículo pensar que teníamos un alma gemela, pero por más que yo no encontraba la mía creía fervientemente en ellas. Todos fuimos enviados a este mundo a luchar, a sobrevivir y a sufrir, pero la vida o el universo por lo menos tuvo la decencia de no enviarnos a esta batalla solos. Después de nuestra conversación Alexei cayo dormido, en cambio yo no pude pegar ojo el resto de la noche por los pensamientos que no me dejaban y la preocupación de que alguna otra pesadilla decidiera hacerse paso por su mente, pero no hubieron mas interrupciones y durmió como un bebé. En cuento salieron los primeros rayos del sol Alexei se levanto de la
Alina Klara Todos los vestidos eran hermosos, pero al final me había decido por uno rojo de tirantes finos con una abertura en el muslo y de calzado opte por unos tacones blancos que se sostenían en lo alto de la pierna. El cabello me lo alise y lo deje caer sobre mis hombros, me aplique sombra en los ojos y labial. Me sentía como una diosa, el vestido acentuaba mi figura y el escote realzaba mis pechos, no era por exagerar pero a Alexei se le haría agua la boca. Escucho unos suaves golpes en la puerta, así que la abro dejando a Harry frente a mí. — Señorita… — se detiene cuando me recorre con la mirada — Esta hermosa Alina. — Gracias ¿Pasa algo? — pregunto. — No, discúlpeme. El señor Voronin dejo esto para usted — me tiende un tulipán azul junto a una nota. ¿Cómo lo había conseguido? ¿Y como sabia que eran mis favoritas? — Muchas gracias Harry. — Un placer señorita. Cierra la puerta dejándome sola con mis pensamientos y una sonrisa idiota en el rostro. Alexei estaba ganando p
Alexei Voronin Me había quedado sin palabras al verla con ese vestido, se veía como la reina que estaba destinada hacer, la reina que quería a mi lado por el resto de mi vida. Me había arriesgado hacer rechazado por ella cuando le pedí que me dejara pintarla y aunque no había dicho que si, tenía la esperanza de que algún día me dejara. Sentir su cálido cuerpo contra el mío mientras bailábamos me reconfortaba y me preocupaba un poco que fuera tan evidente lo que me hacía sentir, la miraba con todo el amor que me daba miedo expresar, aunque ella decidira alejarse de mi después de que todo se arreglara yo la observaría desde las sombras y la cuidaría. Nunca la dejaría ir, al menos no de mis recuerdos de nuevo, porque si ella quería irse la dejaría hacerlo, nunca la retendría contra su voluntad, nunca haría algo para dañarla. Dejarla ir de nuevo sería lo más doloroso que podría hacer en mi vida, pero si ella era feliz entonces yo podría vivir con eso. El amor no era egoísta, el amor n
Alina Klara Me sentía en las nubes, la noche había sido más que perfecta, simplemente no quería que el día terminara. Alexei había ido a ducharse, yo en cambio me había quedado en su estudio, podía ver su personalidad en cada una de las pinturas desde la mas sanguinaria hasta la más inocente, era ridículo lo sé ¿como un mafioso podía conservar una parte de su alma inocente? Por más de que no conocía mucho de la mafia sabia que muchos niños eran lanzados a este mundo desde temprana edad, eran obligados a matar, aprender a usar armas y cuchillos en vez de jugar con legos y muñecos, lo veía como un acto cruel pero era de cierta forma necesario si querían que fueran alguien fuerte y no un cervatillo a quien devorarían los lobos fácilmente. Aunque si yo tuviera un hijo le daría la opción de decidir, mi destino ya estaba escrito yo sería quien dirigiera la mafia rusa después de matar a Lucas y lo aceptaba, pero un niño que era un ser inocente tenía que crecer, disfrutar de su infancia y cu
Alina Klara Hoy era el día que había esperado por ocho largos años, al principio había sido difícil pero me levante y continúe con el recuerdo de mis padres alentándome. Luego apareció Alexei en mi vida dándole un giro de trescientos ochenta grados, había descubierto cosas de mi vida que solo creí posible en los libros que leía y aun faltaba mucho recorrido, pero ahora no estaba sola. Luna había estado igual de ansiosa que yo durante la noche, la habían estado cuidando por mí y había extrañado su compañía, estaba sentada en el suelo del balcón con ella a mi lado, los primeros rayos del sol ya eran visibles lo que significaba que solo faltaban unas horas para mi graduación. No había hablado demasiado con Alexei desde nuestra cena, entre la reunión con Lucas y preparar todo para hoy lo habían tenido muy ocupado, pero sabía que entraba todas las noches a mi habitación y se acostaba a mi lado, dormía mucho mejor entre sus brazos y el también lo hacía, no había tenido pesadillas desde aq
Alexei Voronin Nos habíamos ido de la ceremonia, solo faltaban unos minutos para llegar a la mansión y podría encerrarme con Alina durante toda la noche en la habitación. — ¿Cuánto falta? — era la quita vez que preguntaba desde que nos habíamos ido, estaba acostada en mis piernas y yo jugaba con las hebras de su cabello suelto. — Menos desde la última vez que preguntaste, te lo aseguro — éramos escoltados por seis camionetas, le había avisado a su padre que nos habíamos ido, lo cual no le había causado ninguna gracia. — Estoy cansada de estar en este auto — hace un puchero lo que la hace parecer aun más tierna, dios quien escuchara mis pensamientos sobre esta mujer tendría una sobredosis de azúcar. — Ya veo las luces de la casa — se levanta como un resorte y comienza a dar saltitos — No sabía que te entusiasmaba tanto que te comiera las tetas y de haberlo sabido antes hubiera hecho el sacrificio — susurro en su oído, tomo su lóbulo entre mis dientes y tiro de él. — Alexei… — Sh
Alina Klara: 30 de Julio Un fuerte dolor de cabeza me impide abrir los ojos, no recordaba mucho después de haber sido inmovilizada, antes de salir de los túneles ya había perdido la conciencia, me habían drogado o me noquearon. La humedad en el lugar era asfixiante, mi cuello dolía por permanecer tanto tiempo en la misma posición, mis manos estaban atadas por detrás de la silla donde me encontraba al igual que mis piernas. El irritante sonido de una puerta siendo abierta me pone a pitar los oídos, hago una mueca al saber que si me habían drogado. Varias pisadas comienzan a escucharse en la habitación. Había visto las suficientes películas para saber lo que vendría. — Si van a torturarme háganlo de una puta vez — digo, mi voz se escuchaba rasposa y no se parecía nada a la mía. — Así que su alteza ya esta despierta — un par de manos callosas me toman del cuello obligándome abrir los ojos a pesar del dolor. Lucas Moretti me miraba con una sonrisa triunfante en su asqueroso rostro. —