Probé la leche del biberón que había puesto en mi mano y me aseguré de que la temperatura estuviese acorde. Luego mire a mi hermosa nena de ocho meses y la acurruque para dárselo. Sin mentir, los fines de semana en que me permitían cuidarla eran los mejores.
—Aquí están los pañales —Manuela llego a mi lado y beso su frentecita —. Hola hermosa —Llamo su atención con una voz aguda —. Te gusta que papi te alimente. ¿A que sí?
—Claro —respondí moviendo los bracitos de Thalia —. Súper papá es el mejor.
Manuela me alboroto el cabello y luego siguió su camino.
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—No, Cristóbal. No puedo casarme contigo, no ahora.Borre mi sonrisa y baje la cajita de terciopelo que tenía en mi mano. Así como el diamante del anillo brillaba, sus ojos también lo hicieron y me confundí. Era esa clase de brillo que demuestra felicidad y sus palabras demostraban lo contrario.—¿Por qué? ¿Ya no me amas?Mis palabras se escucharon tan quebradas que ella se arrodillo frente a mí y tomo mi rostro en sus manos. Con sus rodillas aplastó el camino de pétalos de rosas que había hecho. Las luces de las velas parpadearon y ella examino mis ojos.—Ciertamente, te amo.
—Y por el poder que me confiere la ley, los declaró marido y mujer. Puede besar a la novia.Santiago seco sus lágrimas y beso a su esposa. Thalia a mi lado ahogo un sollozo y me abrazo. Envolviendo a mi princesa de 20 años, di las gracias a Dios por permitirme vivir este momento.Todos los presentes llenaron el silencio de la iglesia con sus aplausos y los buenos deseos no se hicieron esperar cuando ellos de la mano, como un solo cuerpo, salían hacia la calle.Manuela no tardo ni un segundo en alcanzarlos.—Mi bebé, has crecido tan rápido. —La escuche decir cuando lo envolvió en sus brazos.
—Y por el poder que me confiere la ley, los declaró marido y mujer. Puede besar a la novia.Santiago seco sus lágrimas y beso a su esposa. Thalia a mi lado ahogo un sollozo y me abrazo. Envolviendo a mi princesa de 20 años, di las gracias a Dios por permitirme vivir este momento.Todos los presentes llenaron el silencio de la iglesia con sus aplausos y los buenos deseos no se hicieron esperar cuando ellos de la mano, como un solo cuerpo, salían hacia la calle.Manuela no tardo ni un segundo en alcanzarlos.—Mi bebé, has crecido tan rápido. —La escuche decir cuando lo envolvió en sus brazos.
Muchísimas gracias por todo su apoyo durante este trayecto de aventuras. Fue un honor para mí haber escrito esta historia. Aún estoy llorando, sinceramente no quería que terminase esta primera historia. Cristóbal y Manuela han sido unos personajes muy especiales para mí y es que cada uno con sus defectos y virtudes han encontrado su forma de amar. Lo que quiero dar a entender con la historia es que no importa la clase social a la que pertenezcas, ni las situaciones difíciles que has vivido, siempre y lo digo de verdad, siempre vas a poder encontrar una forma de amar.El amor es un sentimiento universal que nos invita a unirnos más allá de las diferencias impuestas por el hombre. Como se explicó a través de la historia no se trata de elegir a fulanito y ponerse en sus zapatos para ver
Han pasado cinco años desde que me case con Santiago, sin lugar a dudas el matrimonio no es como lo pintan, sino como uno lo colorea. Indiscutiblemente es una de esas cosas que marca un antes y un después en nuestras vidas. Dios me concedió el regalo más hermoso que puede florecer dentro del matrimonio, el privilegio de disfrutar un precioso embarazo y la oportunidad de vivir el placer de ser madre.—Kiara, cariño, ya estoy en casa ¿dónde está mi pequeña Tifany? le he traído un regalo que le encantará.— Hola mi amor, ¿Cómo te fue en el trabajo? — Dije mientras me dirigía a recibirlo con un efusivo beso y tierno abrazo— ¿A qué no a divinas a dónde se fue nuestra pequeña princesa?— No me digas que mis padres volvieron a llevársela a su casa. — Comento mientras miraba con nostalgia el
―¿Papa ya vamos a llegar? ― Pregunto Tifany desde el asiento trasero ansiosa de estrenar el tricilo que santiago le habia regalado.― ¿Cariño te encuentras bien? ―Deslice mi mano izquierda por su brazo derecho en gesto de caricia.Podía leer en su rostro una mirada helada y sin norte desde que salimos de la casa, no me atrevi a preguntarle si la carta que me entrego su padre era el motivo de la preocupación y angustia que se habia apoderado de él. Nunca me ha ocultado nada menos si se trata de un asunto importante o delicado, me extrañó muchisimo que despues de leerla no me hizo ningun comentario y pese a que tenia el telefono cerca no hizo el esfuerzo por llamar a su padre.― ¿Papi te pregunte que si ya vamos a llegar?― Princesa, por favor has silencio. Estoy concentrado en el camino, cuando estoy manejando debo tener cuidado de que algún conductor loco o una persona no se atraviese i
Santiago inicio la búsqueda como si no existiera mañana, se desesperó tanto que un pésimo sentimiento de culpa lo invadió al haberse distraído conversando con una mujer de la tercera edad que le contaba los secretos para ser feliz que había aprendido de una raza indígena llamada los Wayúu situados en la península de la guajira al norte de Colombia y al noreste de Venezuela en el estado Zulia. Me acerque a los niños que estuvieron jugando con Tifany para interrogarlos y obtener alguna pista e indicio que fueran de utilidad para dar con su ubicación. Una de las madres que se hallaba sentada en uno de los bancos cerca de la peletería noto mi angustia y se aproximó a mí para ofrecerme su ayuda. Santiago me entrego el teléfono en caso tal alguno de los dos la localizaba poder comunicarnos al instante, explore la galería de mi móvil para mostrarle una foto de Tifan
― Las ruedas del auto girando van, girando van, girando van, las ruedas del auto girando van por toda la ciudad ― Cantábamos los tres como un impecable coro de regreso a casa luego del terrible susto que Tifany nos había hecho vivir.― ¿Tifany, cómo dices que se llama tu nuevo amigo? ― La interrogó Santiago.― Se llama, Alejandro es hijo único, su papá es dueño de una ferretería y su mamá una linda repostera. Les voy a contar un secreto ― Susurro Tifany en voz baja.―. Me prometió que para mi cumpleaños le dirá a su mamá que me preparare un pastel de fresa con chocolate ―Dejando escapar una tierna sonrisa―.― ¿De verdad? ― Dijo Santiago con cara de sorpresa.― Sí, papito, no olvides escribirle al número de teléfono de su papá para que me llame.No estaba de acuerdo con la idea que el tal Alejando, ahora nuevo mejor ami