Nathan
Tomé a Eli de la mano y caminé con ella hasta mi piso. El camino fue lento, ella estaba temblado del miedo y quería que se tranquilizara un poco antes de llegar a mi departamento. Sabía que Derek y Marco me apoyarían en la decisión que tomé, pero apuesto a que me verían raro cuando notasen mis moretones. Era gracioso porque, me recuperaba de un moretón y ya tenía otro nuevo al rato.
—¿Estás seguro de que quieres que me quede en tu casa? No sé, puedo ir a un hotel —sugirió.
—No habrá problema.
—Pero tus amigos… —empezó a decir. Eli tenía la voz rota.
—No les importará que te quedes. Entenderán. También odian a los tipos abusivos que golpean a las mujeres.
—Quisiera encontrar hombres como ustedes, que tengan ese pensamiento, porque he salido con puros machistas abusivos.
—¿Hace cuánto tiempo es que salías con Joseph?
—Tres años —respondí.
—¿Cómo has hecho para soportar estar tanto tie
NathanLlevé a Eli al aeropuerto temprano.—Estoy un poco nerviosa por ver a mi madre. Hace mucho que no la veo —confesó, jugueteando con sus dedos—. Pero, ¿sabes? Estoy feliz. Lo que pasó ayer con Joseph me asustó demasiado, pensé que te mataría, pero supongo que es algo que pasó para darme el empujón que necesitaba. Me estás ayudando muchísimo con el pasaje, siento que es un nuevo comienzo para mí… Se siente raro sentir que estoy libre.—Tienes que tener mucho cuidado siempre, Eli. No confíes en cualquier persona, por más que te guste mucho. Quienes más queremos pueden ser quienes más nos lastimen.—Lo sé. Con todo lo que me ha pasado desde los diecisiete, tendré mucha precaución. Estoy segura de que salir con personas me llevará mucho tiempo, apenas he salido de
DaniDespués de mis mensajes calientes con Nathan que provocaron que tuviera ganas de ir a mi habitación a tocarme, mi madre tocó la puerta de mi habitación y luego la abrió, sin esperar a que le dijera que podía pasar. Al menos me dio unos segundos para hacer de cuenta que nada había pasado y de ponerme el short otra vez.—Dani, ¿me acompañas al cementerio? Quiero ir a dejarle flores a la tía Marian —explicó, a lo cual asentí.La tía Marian era una mujer bastante… ¿cómo decirlo? Complicada. No era muy amable con las personas, ni siquiera con la familia, tenía esas actitudes molestas de criticarte por todo, de juzgarte, de estar inconforme con todo lo que le contaras. Jamás estaba feliz, y cuando le gustaba mucho algo, hacía de cuenta como que no. Pero la queríamos. Era insoportable, pero la quer
DaniCuando llegamos a la casa, no había nadie. Papá y mis hermanos habían salido, así que mi madre y yo teníamos la casa sola. La ayudé a guardar lo que compramos mientras oímos un poco de música ochentera que le gustaba mucho.Recibí un mensaje de Nathan.N: He reservado una habitación para mañana. Es un cuarto lujoso, para que te la pases bien. Sonreí.D: Ya quiero ver eso. D: Recién llego del cementerio. Visité a mi tía y a él. N: ¿A él? ¿Te refieres a tu ex?D: Sí. N: Él no se merece ni eso. D: Lo sé, pero quería hacerlo. N: ¿Estás bien?Me encantaba que tuviese la su
Nathan El asunto de mi madre se me olvidó con todo lo que pasó con Eli. Supongo que subir a la terraza fue bueno para ayudar a una persona en una crisis grande y para despejar mi mente ocupándome en proteger a una pobre adolescente que la había estado pasando muy mal durante un largo tiempo. Extrañamente, sentí la necesidad de contarle con orgullo a Dani que había podido ayudar a una persona que lo necesitaba, quería que viera que era una buena persona y que no me tuviese miedo como pareció tenerlo la otra noche que salió corriendo de mi auto. Creo que eso quedó atrás, porque hasta un rato, cuando aún seguía en el aeropuerto, Dani y yo tuvimos una conversación caliente y planeamos un encuentro en un hotel mañana por la tarde. Quería que viera que era un buen candidato para ella, quería agradarle, que viera lo bueno que también
Dani—No se preocupen, sé cuidarme sola —di un bocado a mi ensalada. Ya no tenía tanta hambre, pero algo tenía que hacer, estaba nerviosa.Siguieron hablando del mismo tema, yo solo asentía para que no me molestaran más. Supongo que el tema era lo suficientemente interesante para ellos porque estuvieron hablando como por casi media hora. Comenzaba a dolerme la cabeza.Mi teléfono empezó a sonar en la mesa y todos me miraron cuando lo tomé rápidamente para que no viesen que el nombre ni la foto de Nathan. De lo contrario, otro interrogatorio vendría.—¿Quién te llama?—Es mi amiga —le respondí a mi madre—. Ella está sola en el departamento en Seattle. Hablaré con ella y vuelvo. No me tardo —respondí.Me levanté de la mesa, con la mirada de todos encima de mí y
NathanQuería llamar a Dani para que me aconsejara. Mi madre otra vez reinaba mis pensamientos y no sabía qué hacer para liberarme de su nombre. Era como si el asunto me persiguiese y no quisiese dejarme en paz. Comenzaba a volverme loco. Marco y Derek no podían darme consejos porque ellos querían que le diese una oportunidad a mi madre, y ellos hablaban desde su deseo, no desde un punto más neutro, así que por eso la llamé. Ella era la única persona además de mis amigos en la que confiaba.Pero las cosas se transformaron un poco. En vez de hablar del motivo por el cual la llamé, terminamos teniendo sexo por llamada, como hoy en la mañana. Bueno, ella pudo tocarse hoy, pero yo no podía, pues estaba en el estacionamiento del aeropuerto a plena luz del día. Me quedé con las ganas, pero ahora ya había liberado un poco. Mañana tendrí
Nathan—¡Nathan! ¡Despierta! —Oí a lo lejos, pero no entendía a qué se debía ese sonido. Era una voz masculina, pero no encontraba al dueño. Mi visión estaba completamente oscurecida y sentía mucho calor en mi cuerpo.—¡Nathan! —Oí otra voz, una más gruesa y fuerte.Sentí que movían mi cuerpo, pero mi visión seguía negra. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué no podía despertar? Me desesperaba no saber quién me llamaba, y el calor tampoco me ayudaba. Pero, finalmente, fui capaz de abrir los ojos—Nathan —dijo Derek, mirándome con preocupación y confusión—. Hey, al fin despiertas —suspiró.—Nos diste un susto —confesó Marco, también suspirando aliviado.¿Susto?&mda
Nathan—¿Qué hace ella aquí? —fue lo primero que pregunté cuando sus ojos se cruzaron con los míos. Desvié la mirada hacia Derek, quería que me diera una explicación.¿Esto se trataba de alguna clase de intento para que me sentara a hablar con mi madre? ¿Ellos habían estado concordando este encuentro desde hace tiempo? Y si así era, ¿cómo pudo Derek hacerme esto? ¿Por qué tanta necesidad de presionarme? Lo miré mal, esperando la respuesta que no salía de su boca. No era momento para que se quedara callado, no ahora cuando le exigí una explicación.Marco no estaba en este momento en la casa, así que esperaba que él no hubiese tenido nada que ver en este asunto, o estaría enfadadísimo con él también.—¿Qué hace ella aquí? &