Leonardo abrió los ojos y lo primero que vio fue a un niño inquieto que sentado en su hombro le tiraba del cabello para luego soltar risotadas que lo hicieron arrugar la cara. Sintió como el pequeño Anthony lo tomó del mentón y a modo de juego se pegó en ese lugar. __ ¿Acaso tienes un despertador que te haga estar así antes que yo? - lo elevó para ponerlo lo suficientemente alto, evitando de ese modo que siguiera tomando su pelo como si no sintiera dolor. - ¿Quieres volar? __ ¡Si! - gritó el niño sin ningún temor, contrario a lo que su padre pensó. - ¡Vuela!Sacudió los brazos en el aire y su padre terminó negado al ver que era muy valiente y atrevido para asustarlo con algo que solo lo divertía. __ Se supone que debes decir no. - le hizo ver.__ ¡No! - gritó riendo con la misma intensidad. __ No hay remedio contigo. - negó y lo devolvió a al cama para revolver el cabello, recibiendo la misma atención segundos después. Su hijo copió cada gesto y entonces, a Leonardo no le quedó
Mientras para Leonardo, la vigilancia comenzaba a dar frutos, para Sara tanto esfuerzo también fue recompensado al entrar a un lugar donde el olor a lavanda predominaba. Se retiró la bata para ser atendida por una chica que le realizó un masaje para desestresarse de muchas semanas que usó para mejorar y perfeccionar sus habilidades. Pero en ese instante, solo era Sara, la chica que solo deseó olvidarse de todo y relajarse junto a su amiga que estaba en la camilla a lado de la suya. Conversaron de lo que pasaba con sus vidas, una en la universidad y otra que ya no sentía esa presión que por mucho tiempo creyó iba a aplastarla, pero como la tranquilidad no podía ser preservada para siempre, al salir de esa sala para acompañar a su amiga en un perfilado de cejas, vió cara a cara a quién menos imaginó.__ Ahora si te alcanza para un lugar como este... Ah no, espera, solo es porque te casaste con alguien con dinero. - Victoria soltó ese comentario con veneno y ni siquiera lo disimuló._
Cada palabra dicha por Victoria no dejó de repetirse una y otra vez en la cabeza de Sara, como un martillo golpeando hasta el punto romperla. Leonardo quería decirle todo, pero para eso necesitaba que ella estuviera bien y eso no era posible si la chica no salía del shock que le causó el oír la confesión cizañosa de su hermana...o prima.__ ¿Que ocurre? - preguntó Luisa al verla con la mirada fija en algún punto de la camisa de su esposo. Su nuera no respondió, por lo que solo pidió que una mujer de servicio les llevara un té. Los siguió, alborotando hasta a Braulio, quien no tenía quien respondiera que era lo que a Sara le había pasado, preocupado tomó a su nieto, en tanto Keyla no tenía forma de saber que fue lo que a su amiga la puso de esa forma. Pero en la mente de Sara aún se reprodujeron un montón de imágenes que la tenían inmersa en lo que trataba con todas sus fuerzas para regresar a la realidad.__ Te pondré en la cama, no me iré. - le aseguró Leonardo al llegar a su dorm
Podría ser injusto, no ser visto de la misma forma, pero para Sara ese instante solo se repitió que debía salir de esa casa. Le envió un mensaje a su amiga y Keyla al leer lo que decía, supo que la necesitaba. No le fallaría, no podía verla mal, por lo que aún llena de dudas la ayudó a prepararse y a medio día abandonó lo casa. Leonardo solo vio como Sara subió al auto, enviando a su gente con ella, porque sabía que necesitaba un tiempo sola, pero tampoco sería tan imbécil de dejarla partir sin ningún tipo de seguro de que se mantendría con bien.Quiso consolarla, solo que Sara no lo quería cerca y respetaba esa decisión. Despues de todo, no la convertiría en su prisionera. Si lo que quería era un tiempo sola, se lo daría, pero a su modo. Todos sus hombres recibieron la orden de cuidarla y estar pendientes de ella, desde la distancia o cerca, como mejor cómoda de sintiera ella, pero siempre con varios ojos siguiendo sus pasos. __ ¿Hijo, que pasó? - quiso saber Luisa. - Vi que Sara
Las olas se rompían en las rocas, el sol en su punto más alto daba un aspecto mucho más hermoso a ese lugar donde Sara veía a su esposo llevar a su hijo en su hombro, mientras caminaba dentro del agua. Bajó la revista que leía, solo para verlos juntos, su hijo sonrió y sacudió sus cortos piececitos en los hombros de su padre la sentir el agua, en tanto este le mostraba el paisaje frente a ellos. Nunca pensó escuchar reír a su esposo por algo tan sencillo, solo que en eso se equivocó. Para Leonardo esos instantes no eran sencillos, no tenían nada de simple y no pretendía que lo fueran para ellos tampoco, por eso desde la noche anterior que llegaron solo se dedicó a disfrutar de tener a su hijo con sus tambaleantes pasos y a Sara, con esa mirada de enamorada que tuvo miedo de perder. No era habitual en él, tener esos pensamientos trágicos, despues de todo era magnifica la forma en que ella cambió todo desde la entrada a su vida, por lo que sentir que se alejaría, resultó más desgasta
En cuanto Sara puso un pie en la mansión Crown, lo que había ignorado regresó, como un viento suave que se llevó su seguridad al punto de pasar saliva, creyendo que alguien saldría a gritarle en la cara el porqué de su regreso. __ No pienses cosas que no son, Sara. - dijo Leonardo pidiendo que las cosas que su esposa fueran puestas en su dormitorio, como siempre. - Que tus temores no se adueñen de tí.__ Lo sé, es solo que...__ ¡Que bueno que llegaron! - salió Luisa con una sonrisa enorme por verlos. - Esta casa no se siente igual sin ustedes. Sin mi nieto. Todos lo extrañamos. Anthony no se resistió al ser abrazado por una abuela feliz de tenerlo con ella nuevamente, se acostumbró a ellos muy rápido y no era nada difícil cuando estos intentaban hacerlo reír. __ ¿Van a desayunar con nosotros? - consultó.Sara creyó que ella no sabía nada y que posiblemente la trataba con esa amabilidad porque en realidad sólo ignoraba el hecho de quién era. En cambio, Luisa, solo pensó en cuanto a
__ ¿Quien es? - se apresuró a preguntar el coronel Santorini. - ¿Quien...Un cabezazo repentino lo aturdió. El tener las manos metidas entre las del tipo, le dió a Sara la posibilidad de lanzarse hacia abajo en un rápido movimiento, se impulsó y no tuvo tiempo para ver qué pasaba hasta que era él quien estaba contra la mesa y su brazo torcido en su espalda __ ¿En serio creíste que sería tan ingenua de venir sola a una reunión con alguien que me entregó una vez? - se burló la chica de él. - Dijeron que eras más fuerte. Creo que mintieron. __ Hija de...__ ¡Sara, la mató! - gritó Victoria con el rostro mojado por todas las lágrimas que bajaron unas tras otras de su rostro. __ La mataste tú. - le hizo ver ella. - Tu Trajiste a esta gente. - un tiro más, un hombre muerto. El coronel la empujó, pero fue Sara quien lo soltó. - Trajiste a este tipo a tu casa y murió por tí. __ ¡Mentira! - se exaltó furiosa. Levantándose para ir por quien creyó era la culpable de todo. - ¡Vienen por tí!
Una sensación que Sara no pudo comprender recayó sobre ella cuando se vio abrazadno a su hijo. El golpe en su frente ya no tenía importancia, mientras Leonardo la limpiaba con gentileza, él lo notó y por ello dejó los algodones a un lado para detallar su rostro. __ No sé que siento. - admitió la chica cuando le preguntó el motivo. - Tengo algo...no sabría describirlo, Leo. Pero hoy vi mucho...Mi ma...Eva murió, Emily mi verdadera madre también. - suspiró, en lugar de percibir alivio solo fue extraño. - Me quedé sola.__ No estás sola. - señaló un poco ofendido por no ser considerado.__ Eso lo sé. Pero me refiero a qué todo pasó tan rápido, no pude ni asimilar algunas cosas, un cambio de padres, saber que mi hermana siempre me odió. - dijo colocando la barbilla en la espalda de su hijo. - No soy de piedra. De alguna forma, duele. __ Sería extraño que no te duela. - mencionó Leonardo. - Es inevitable que lo sientas. Es mucha información para muy poco tiempo, pero eso no lo puedo reso